El triunfo del di¨¢logo en Oriente Medio
El 4 de mayo no ser¨¢ una fecha hist¨®rica. Tras habernos despertado sin que se haya anunciado un conflicto en Oriente Medio, sin que grandes noticias provenientes de esta regi¨®n nos hayan alarmado, muchos pensar¨¢n que se podr¨ªan haber ahorrado tantas horas de esfuerzo de la Uni¨®n Europea y de la comunidad internacional porque este d¨ªa la vida contin¨²e sin sobresaltos para palestinos e israel¨ªes. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad, porque la paz se construye con grandes tratados y tambi¨¦n con pasos menos dram¨¢ticos, pero igualmente valiosos. Por ello, todos daremos por buenos aquellos desvelos y desearemos que los que a¨²n debamos invertir en el Proceso de Paz produzcan resultados tan fruct¨ªferos como los que hoy culminan.El muy positivo Consejo Europeo de Berl¨ªn, con resultados tan satisfactorios para Europa como el acuerdo sobre la Agenda 2000 o el nombramiento del presidente de la Comisi¨®n, es tambi¨¦n motivo de orgullo por la menos comentada Declaraci¨®n de Berl¨ªn sobre Oriente Medio. As¨ª se percibe en toda Europa y en la regi¨®n. A¨²n es reciente el eco, que se escucha desde el pasado mes de agosto, de la voz del presidente Arafat recordando que ma?ana, 4 de mayo, podr¨ªa declararse el Estado palestino. Tambi¨¦n resuenan todav¨ªa las voces que desde Israel aseguraban que se adoptar¨ªan duras medidas ante tal decisi¨®n. Pero, afortunadamente, no ha sido as¨ª, y ambas partes se muestran hoy dispuestas a mantener la v¨ªa del di¨¢logo.
Cuando hace unos meses comenzamos a trabajar con la presidencia alemana y los Estados miembros para buscar una f¨®rmula que permitiera superar con ¨¦xito esta situaci¨®n, decidimos ser ambiciosos y mirar al futuro, estimamos que no deb¨ªamos ¨²nicamente concentrarnos en esta fecha, sino colaborar con las dos partes para que el proceso de paz no salga debilitado de esta prueba, hacer de nuestra contribuci¨®n una aportaci¨®n positiva para el mismo. Creo que entonces, como en toda compleja negociaci¨®n europea, aparecieron en diversas instancias y momentos todo tipo de actitudes: actuar o no actuar -y en ocasiones actuar como si no se actuara-, existir como europeos o no existir, asumir desaf¨ªos y transformarlos en compromisos o considerar que Europa a¨²n debe seguir otras referencias, y finalmente en todos los Estados encontr¨® eco la voluntad de hacer frente con valent¨ªa a una situaci¨®n en la que, si no se hubiera actuado en el oportuno momento, es posible que el Proceso de Paz y nuestra cohesi¨®n en pol¨ªtica exterior lo hubieran resentido en el futuro.
Claro que nuestros esfuerzos habr¨ªan resultado vanos si no hubi¨¦ramos encontrado respuesta en nuestros interlocutores. El presidente Arafat ha sabido escuchar a cuantos le pedimos desde fuera y desde su entorno que tomara la decisi¨®n que m¨¢s pudiera contribuir a la reactivaci¨®n del proceso tras el par¨¦ntesis electoral israel¨ª. Entretanto, las fuerzas pol¨ªticas y la sociedad israel¨ªes han reflexionado profundamente en los ¨²ltimos meses sobre la paz, y hemos visto c¨®mo los m¨¢s importantes partidos se comprometen a seguir trabajando en favor del relanzamiento de todo el proceso.
En la cumbre de Berl¨ªn les hemos brindado todo nuestro apoyo. Les hemos pedido que mantengan el di¨¢logo y no pierdan las referencias b¨¢sicas de este proceso. Les hemos reiterado nuestra comprensi¨®n para los problemas de seguridad de unos y las aspiraciones hist¨®ricas de otros. Y lo hemos hecho mediante una declaraci¨®n genuinamente europea que ha devenido referencia fundamental para el resto de la comunidad internacional, como el propio presidente Arafat me lo indic¨® tras la reuni¨®n del Comit¨¦ Central de la OLP en que se decidi¨® no declarar el Estado palestino el 4 de mayo. Una declaraci¨®n que demostr¨® que, cuando existe voluntad pol¨ªtica y determinaci¨®n, la UE mantiene un equilibrio que no se inclina hacia ninguna de las partes, pues est¨¢ en favor de la paz.
Hace varios meses dijimos que este ejercicio ser¨ªa un test para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n, para la complementariedad entre europeos y norteamericanos y para el papel pol¨ªtico de la UE en la regi¨®n. Asimismo, hemos comprobado recientemente que tambi¨¦n el futuro de nuestra pol¨ªtica mediterr¨¢nea est¨¢ estrechamente relacionado con la evoluci¨®n del proceso.
Para la pol¨ªtica exterior europea ha sido un incentivo muy importante. En pocas ocasiones en nuestra historia reciente se ha esperado una decisi¨®n espec¨ªficamente europea con tanto inter¨¦s, y en pocas ocasiones ha sido tan importante demostrar que somos capaces de utilizar la suma de los quince -de sus tradiciones y visi¨®n de futuro- para generar una din¨¢mica de paz ante un conflicto. Creo que se ha marcado un camino que debemos seguir, una acci¨®n exterior europea en que sentimos que nuestro papel tambi¨¦n sigue las exigencias de una sociedad con sus propios principios y sensibilidades, que estoy persuadido que se han visto satisfechas con el paso dado hacia Oriente Medio. Las reacciones que nos llegan son tanto un motivo de alegr¨ªa como una exigencia a seguir trabajando en el vasto empe?o que a¨²n se presenta ante nosotros.
La complementariedad con los EE UU tambi¨¦n se ve reforzada tras Berl¨ªn. Nuestros socios han sabido apreciar el papel asumido por la Uni¨®n en esta ocasi¨®n, y lo han sabido hacer con generosidad y visi¨®n. Si como europeos nunca hemos discutido el papel fundamental norteamericano respecto al proceso, guiado por unos objetivos de paz y estabilidad que compartimos plenamente, nuestra contribuci¨®n para con los mismos nos ha situado en una posici¨®n de especial responsabilidad que sabremos mantener, haciendo de nuestra cooperaci¨®n -de esta nueva cooperaci¨®n- una fuente de mayor esperanza. Tras las elecciones trabajaremos para encontrar nuevas f¨®rmulas de trabajo, pues ambos hemos coincidido en el horizonte que el Proceso de paz debe tener, y la tarea que se presenta es tan compleja que exigir¨¢ una especial disposici¨®n y coordinaci¨®n por ambas partes.
Tambi¨¦n debemos utilizar este papel de liderazgo pol¨ªtico en nuestra pol¨ªtica mediterr¨¢nea, que tendr¨¢ as¨ª mayores perspectivas de consolidaci¨®n. Debemos emplear aquellas lecciones positivas que se nos ofrecen dentro del Proceso de paz para permanecer en los objetivos de la Declaraci¨®n de Barcelona. La regi¨®n presenta focos de conflicto muy preocupantes en nuestras mismas fronteras, y todo esfuerzo de creatividad e imaginaci¨®n ser¨¢ poco ante tama?os desaf¨ªos, porque la transformaci¨®n estructural y de actitudes que propone Barcelona contin¨²a y continuar¨¢ siendo un complejo reto para los europeos, aunque todos pensemos que la cultura del di¨¢logo y el humanismo mediterr¨¢neo, con la profundidad de la Europa del norte, finalmente resistir¨¢n ante lo virtual, la cultura del fast food y lo light, es decir, lo superficial.
Pero tal vez el aspecto que m¨¢s importancia reviste para el proceso de paz sea el de sopesar nuestra contribuci¨®n pol¨ªtica. El 4 de mayo nos ha planteado un desaf¨ªo al que hemos sabido responder unidos. Ante nosotros se presentan meses de trascendental importancia para el futuro de la regi¨®n. Tanto la culminaci¨®n de lo acordado en Oslo como las negociaciones sobre el estatuto permanente requerir¨¢n todo el apoyo internacional y en especial de la UE y los EEUU. Las partes pueden contar con nosotros y con nuestra voluntad de mantener el nivel de responsabilidad y compromiso expresado en Berl¨ªn. Ese es el camino que Europa ha escogido para acompa?ar a los palestinos e israel¨ªes en el esfuerzo de la paz, un camino en que ahora debemos mantenernos con tanto entusiasmo como realismo, con tanta creatividad como generosidad, con tanto equilibrio como justicia.
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