La pena de un preso conflictivo

No resulta extra?o que Miguel Montes Neiro desee cambiar de vida. Ha pasado 23 de sus 49 a?os entre las paredes y los barrotes de una celda por haber cometido una treintena de delitos, aunque ninguno de ellos de sangre. Veinte a?os que dan para mucho: para incitar a otros reclusos a fugarse, para evadirse ¨¦l mismo en seis ocasiones y para concebir, en los cara a cara con su segunda pareja, dos ni?as que hoy apenas suman cinco a?os. Miguel no quiere que sus hijos crezcan sin padre. Por ellos ha mejorado su comportamiento y ha solicitado su puesta en libertad por razones humanitarias, ya que lleva encarcelado m¨¢s a?os de los que permite la ley. Una petici¨®n que ha desestimado la Audiencia Provincial de M¨¢laga y que ahora intenta elevar al Tribunal Supremo. El preso, recluido en la Prisi¨®n de Albolote (Granada), inici¨® el pasado s¨¢bado una huelga de hambre y sed para exigir que le sea aplicado el art¨ªculo 76 del nuevo C¨®digo Penal, que establece que ninguna persona puede permanecer m¨¢s de 20 a?os en la c¨¢rcel. "Lo ¨²nico que queremos es que se le aplique la ley", explica su familia, que hoy empieza tambi¨¦n una huelga de hambre en M¨¢laga. Acumulaci¨®n A trav¨¦s de su abogada, Marta Moreta, Miguel ha intentado que el juez aprobara la acumulaci¨®n de todas sus condenas cumplidas, con lo que superar¨ªa las dos d¨¦cadas entre rejas y obtendr¨ªa la libertad. Sin embargo, la Secci¨®n Tercera de la Audiencia de M¨¢laga -¨²ltima sala por la que fue juzgado y que decide sobre la acumulaci¨®n de condenas- ha rechazado su petici¨®n porque considera que en los delitos cometidos por el reo no existe la conexi¨®n en el tiempo y en los hechos necesaria para tal aglutinaci¨®n. La negativa de la Audiencia ha animado a Miguel a presentar un recurso ante el Tribunal Supremo. Este ¨®rgano judicial s¨ª ha dictado numerosas sentencias favorables a acumular penas por motivos humanitarios. Seg¨²n su abogada, "el objetivo es evitar condenas que se puedan convertir en inhumanas y casi perpetuas". El arrepentimiento de Miguel Montes llega tras una prol¨ªfica carrera delictiva. Ingres¨® por primera vez en prisi¨®n en 1976. Una vez encarcelado tuvo que hacer frente a una serie de juicios por delitos cometidos anteriormente, la mayor¨ªa de ellos por robo, falsificaci¨®n de documentos y alteraci¨®n del orden p¨²blico. Entre vista y vista, tuvo la habilidad de evadirse media docena de veces, algunas de ellas aprovechando los traslados a hospitales tras intentar ahorcarse en su celda. Ninguna de sus fugas lleg¨® a prosperar m¨¢s de unos meses. Fuentes de la Prisi¨®n de Albolote aseguran que Miguel tuvo "una magn¨ªfica posibilidad de reinsertarse socialmente entre 1995 y 1997, cuando le fue concedida la libertad condicional". Pero volvi¨® a delinquir. En C¨®rdoba asalt¨® una joyer¨ªa y retuvo a su propietario a punta de pistola. En M¨¢laga cometi¨® otro robo. Por el primer delito le cayeron 12 a?os y por el segundo otros cuatro. En este caso, la Audiencia de M¨¢laga si acept¨® la acumulaci¨®n de las penas y lo sentenci¨® a pasar otros 12 a?os entre rejas. Fue en los dos a?os que disfrut¨® de libertad cuando Miguel conoci¨® a su actual compa?era, Mari ?ngeles S¨¢nchez, que le hizo recapacitar y mejorar su conducta.