Viena rinde culto a Romy Schneider
Pel¨ªculas, fotos, cartas y testimonios se re¨²nen en una gran exposici¨®n
Viena celebra el mito de Romy Schneider con una gigantesca exposici¨®n en el Museo de Mobiliario Imperial, abierta desde el pasado d¨ªa 1 hasta el pr¨®ximo 31 de agosto, que luego iniciar¨¢ un itinerario por Francia y Alemania. Paralelamente, el cine Imperial ofrece una retrospectiva con 21 pel¨ªculas de la actriz oriunda de Viena, y el Volkstheater ofrece la obra de teatro Romy, yo..., de Jale Maria G?nenc y Nicole Ansari.
Romy Schneider podr¨ªa haber protagonizado Belle de jour. Luis Bu?uel le ofreci¨® el papel antes de d¨¢rselo a Catherine Deneuve, pero Magda Schneider, la madre de Romy, lo rechaz¨® en una carta que dec¨ªa: "Mi hija hace cine, no arte". ?sta es una de las muchas an¨¦cdotas que tiene a mano Robert Amos, el comisario de la exposici¨®n. Amos dise?¨® una extensa muestra que da para entretenerse en los pormenores biogr¨¢ficos de la estrella, siguiendo los pasos del nacimiento de un mito. Si bien se propone una mirada cr¨ªtica sobre el fen¨®meno de la idolatr¨ªa, esta exposici¨®n, que ocupa 1.000 metros cuadrados, contribuye a perpetuar el mito, que est¨¢ en pleno auge tras el 60? aniversario del nacimiento de la actriz. "El subt¨ªtulo de la exposici¨®n se lo rob¨¦ a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez", casi se disculp¨® Amos. El lema Me alquilo para so?ar no tiene nada que ver con el cuento corto del escritor colombiano, en el que relata un encuentro en Viena con una mujer que se gana la vida con sus sue?os premonitorios. Seg¨²n Amos, Romy Schneider, como todos los objetos de adoraci¨®n, tambi¨¦n se presta, pero para la proyecci¨®n de los sue?os de los dem¨¢s. "Es una pantalla ideal que refleja temas cl¨¢sicos: amor, pasi¨®n, ¨¦xito, tragedia".A la exposici¨®n se entra por un pasillo flanqueado de retratos y voces de personajes que conoc¨ªan de cerca a Romy Schneider, como su primer gran amor, Alain Delon, o Jean Cocteau, Orson Welles, Lucchino Visconti, Michel Piccoli, su madre o su abuela. Entre los comentarios se escucha a la abuela decir: "Quien, como Romy, vive con tanta intensidad tiene que ser consciente de que una vela se consume m¨¢s r¨¢pido si arde por los dos cabos". Luego, en un ambiente tenebroso con emblemas nazis, se menciona el entorno hist¨®rico del que surgi¨® Rosemarie Albach, Romy, nacida el 23 de septiembre de 1938 en Viena. Su madre, famosa actriz en aquellos tiempos, se paseaba en compa?¨ªa de Hitler, como demuestra una filmaci¨®n de aficionados.
Mientras tanto, su hija crec¨ªa en un internado. Se leen los primeros pensamientos escritos por la ni?a: "Quiero ser tan guapa como mam¨¢", "quiero ser actriz a toda costa". A sus 18 a?os, Romy Schneider ya hab¨ªa actuado en 19 pel¨ªculas. Alemania y Austria eran entonces el producto de un prop¨®sito nazi: una tierra cultural quemada, los artistas hab¨ªan sido aniquilados o se hab¨ªan refugiado en el extranjero, y s¨®lo quedaba lugar para el kitsch evasivo. En los a?os cincuenta, Romy se convierte en la emperatriz Sissi, y el amplio p¨²blico la sigue identificando hasta hoy con esa figura ingenua que ella aborreci¨®, intentando en vano borrar la imagen de sus primeros triunfos en la pantalla.
El otro extremo de Romy Schneider, el camino de emancipaci¨®n privada y art¨ªstica que emprendi¨® en Francia, queda simbolizado en El infierno, una pel¨ªcula inconclusa de Henri-George Clouzot. El director muri¨® de infarto durante el rodaje. Este filme de 20 minutos, casi desconocido, es una de las mayores atracciones de la muestra. En la pantalla se ven reflexiones er¨®ticas en blanco y negro asociadas a m¨²sica de Miles Davis. A ojos del amplio p¨²blico alem¨¢n, Romy hab¨ªa perdido en Francia su inocencia, convirti¨¦ndose en femme fatale.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.