Una l¨®gica falsa
En el momento de escribir estas l¨ªneas se cumple un mes desde que la OTAN inici¨® su campa?a, sin que ninguno de los objetivos anunciados de la Alianza est¨¦ siquiera cerca de conseguirse. El r¨¦gimen tir¨¢nico y xen¨®fobo de Slobodan Milosevic permanece en el poder y congrega a m¨¢s partidarios, incluso entre sus antiguos enemigos en el pa¨ªs. Disidentes, personajes de la oposici¨®n democr¨¢tica, emisoras de radio y peri¨®dicos contrarios al Gobierno o bien han sido silenciados o ahora le dan su apoyo frente a la OTAN, lo cual no es de extra?ar teniendo en cuenta que la cada vez m¨¢s funesta campa?a a¨¦rea se percibe correctamente como una guerra contra toda Serbia. Las atrocidades en Kosovo tambi¨¦n se han multiplicado, con m¨¢s refugiados, m¨¢s pueblos destruidos y m¨¢s (en vez de menos) militares serbios haciendo estragos en un sitio al que supuestamente se est¨¢ protegiendo de una devastaci¨®n todav¨ªa mayor. ?ste es, con diferencia, el error de c¨¢lculo m¨¢s grave de la OTAN, y la prueba m¨¢s contundente de ello es la clara falta de preparaci¨®n de los pa¨ªses atacantes para hacer frente a la crisis de los refugiados. La fuerte probabilidad de que muy pocos de los refugiados sean repatriados, sus hogares y pueblos sean restaurados y de que consigan realmente reanudar su vida supone una complicaci¨®n a?adida. Espero que me equivoque. Para los palestinos de mi generaci¨®n, la expropiaci¨®n de todo el pueblo palestino y la creaci¨®n de Israel en 1948 fueron algo parecido, pero sin la CNN y sin el triunfalismo de Clinton, Blair y Solana parloteando acerca de los valores occidentales y las misiones humanitarias. Vale la pena recordar que desde 1948 la Asamblea General de la ONU ha ratificado a?o tras a?o la Resoluci¨®n 194, que otorga a los refugiados palestinos el derecho a regresar y/o la indemnizaci¨®n por sus p¨¦rdidas. Despu¨¦s de 51 a?os de resoluciones como ¨¦stas, no menos bienintencionadas que lo que los portavoces de la OTAN reiteran a diario, los palestinos permanecen en el exilio, siguen expropiados, e Israel, que desempe?¨® el papel de Milosevic en 1948, sigue expropi¨¢ndolos a diario. Y el colmo de la iron¨ªa es que el deseo de Israel de aparecer en el bando de la OTAN ha llegado hasta el extremo de ofrecer a unos 120 refugiados kosovares asilo en Israel, en un kibutz situado en tierra palestina capturada en 1948; donde anta?o existi¨® un pueblo no sobrevive nada de sus antiguos propietarios, ni sus nombres, ni sus posesiones, ni sus recuerdos. ?sa es la l¨®gica de la historia, y todo hay que decirlo, la l¨®gica del conquistador.Un tercer desastre es que no se puede predecir adecuadamente el fin de la campa?a ni el de la resistencia serbia. Si el destino de Irak nos sirve de lecci¨®n o de indicativo, lo m¨¢s probable es que dentro de unos meses Milosevic est¨¦ todav¨ªa en el poder, Serbia est¨¦ devastada y la poblaci¨®n civil serbia sea la que pague el precio m¨¢s alto. Cada d¨ªa hay m¨¢s pruebas de que Bill Clinton, impulsor de la guerra a¨¦rea, ha aportado su propia patolog¨ªa a la crisis, en lugar de sentido com¨²n, conocimientos o humanismo. Un reciente libro sobre Clinton escrito por el periodista brit¨¢nico Christopher Hitchens, ciertamente el mejor libro que se ha publicado sobre el Gobierno de Clinton desde que el hombre de Arkansas lleg¨® al poder, se titula No one left to lie to (No queda nadie a quien mentir), casi un eufemismo en lo que respecta a lo que Clinton ha hecho como presidente: desde traicionar sus promesas electorales y vender los ideales del partido que hab¨ªa proclamado, a sus amigos y a su familia, as¨ª como a numerosas mujeres, hasta utilizar al Gobierno federal como veh¨ªculo particular para sus s¨®rdidos planes. Uno de los argumentos de Hitchens es que Clinton deber¨ªa haber sido destituido no por mentir sobre su aventura con Monica Lewinsky, sino por el bombardeo de Sud¨¢n, Afganist¨¢n e Irak, todos ellos atacados ilegalmente y sin una provocaci¨®n clara. Hay bastantes pruebas de que Clinton ha utilizado la crisis de Kosovo como forma de reparar el da?o que se hizo a s¨ª mismo con el asunto Lewinsky (algo tambi¨¦n cierto en los dem¨¢s ataques) sin apenas pararse a pensar en el coste econ¨®mico y en vidas humanas, en los da?os materiales o en la conclusi¨®n de la guerra. Porque no s¨®lo se ha llevado a cabo la intervenci¨®n de la OTAN sin una declaraci¨®n de guerra formal por parte del Congreso de Estados Unidos, sino que tampoco se ha pensado en serio de qu¨¦ manera se supone que una guerra as¨ª vaya a alcanzar unos fines tan nebulosos y mal definidos como ¨¦stos. ?Cu¨¢l va a ser el estatuto de Kosovo? ?Qu¨¦ hay de los serbiokosovares? ?Sobre qu¨¦ base se les va a ofrecer a los albanokosovares, como la prensa insiste en llamarlos, un nuevo futuro, d¨®nde y en qu¨¦ relaci¨®n con Serbia, que todav¨ªa tiene una soberan¨ªa indiscutible en la provincia? ?stos son algunos de los interrogantes b¨¢sicos sobre los que Clinton y sus aliados preferidos, Tony Blair y el ministro brit¨¢nico de Asuntos Exteriores, Robin Cook, todav¨ªa no se han parado a reflexionar.
En esta conspiraci¨®n de silencio a la que se ha sometido al p¨²blico estadounidense, los medios de comunicaci¨®n han representado el m¨¢s extraordinario papel de propaganda y aliento, algo que parece empeorar d¨ªa a d¨ªa. Obviamente, la propaganda serbia ha estado desempe?ando su propia funci¨®n, y no pretendo justificarla ni quitarle importancia. En Yugoslavia impera una pol¨ªtica de identidad ¨¦tnica intensificada tanto por los medios de comunicaci¨®n como por los contendientes. Pero la CNN y sus c¨®mplices en la conspiraci¨®n, incluida la BBC, han representado el papel de animadores del equipo partidario. La semana pasada aparec¨ª en la BBC, y en un momento dado tuve que recordar al presentador que me estaba entrevistando que deber¨ªa bajar la voz y dejarme hablar sin m¨¢s interrupciones. Cuando llam¨¦ la atenci¨®n sobre los fallos de la postura de la OTAN comenz¨® a gritarme que por qu¨¦ justificaba la limpieza ¨¦tnica de Milosevic y c¨®mo, siendo palestino, pod¨ªa yo apoyar la limpieza ¨¦tnica que estaban sufriendo mis "compa?eros musulmanes". La mayor¨ªa de los presentadores de televisi¨®n se refieren a las tropas de la OTAN como "nuestras tropas", y frecuentemente preguntan a los asesores militares sobre la locura de no enviar tropas terrestres y no atacar m¨¢s objetivos serbios, incluida la televisi¨®n. Ning¨²n periodista se ha atrevido a preguntar por qu¨¦ ha aumentado el n¨²mero de refugiados desde que comenz¨® el bombardeo (es decir, el bombardeo que supuestamente iba a salvarlos), y apenas se da cabida a cualquier sugerencia de que es posible que la OTAN haya empeorado la situaci¨®n, especialmente teniendo en cuenta que la guerra se ha extendido ahora a Montenegro, Albania y ha tenido graves repercusiones internas en Grecia, un pa¨ªs miembro de la OTAN. La cooperaci¨®n entre los portavoces de los Gobiernos de la OTAN y los periodistas ha eliminado el verdadero periodismo de investigaci¨®n (apenas sabemos nada sobre lo que ha sucedido en el interior de Kosovo, excepto que, lejos de poner fin a las atrocidades serbias, la OTAN se las ha apa?ado para permitir que el n¨²mero de soldados aumente tanto que es impo-
Pasa a la p¨¢gina siguiente
Viene de la p¨¢gina anterior
sible saber por la CNN y los dem¨¢s qu¨¦ est¨¢ sucediendo all¨ª realmente, d¨®nde y con qu¨¦ efecto). En un reciente art¨ªculo, un cr¨ªtico de los medios de comunicaci¨®n se?alaba la forma en que las afirmaciones del portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Jamie Rubin, eran repetidas por la periodista estrella de la CNN, Christiane Amanpour, que casualmente es la mujer de Rubin.
Otra iron¨ªa es que las constantes referencias a los albanokosovares ocultan, si es que no eliminan por completo, el hecho de que la mayor¨ªa de los refugiados son musulmanes. F¨ªjense en que siempre que los medios de comunicaci¨®n hablan de Ham¨¢s o Hezbol¨¢, o de los iran¨ªes, o de los palestinos -en especial cuando aluden al "terrorismo"-, la palabra "musulm¨¢n" nunca deja de aparecer. En Yugoslavia, la t¨¢ctica empleada es sugerir que, despu¨¦s de todo, ¨¦stos son refugiados europeos y, por tanto, merecen m¨¢s la atenci¨®n de la OTAN. As¨ª que la palabra "musulm¨¢n" nunca se utiliza. Todav¨ªa no he visto ning¨²n programa sobre las familias de los 46.000 kurdos v¨ªctimas del genocidio turco, y ni siquiera una menci¨®n al hecho de que este genocidio, al igual que el hambre que se est¨¢ haciendo pasar a los civiles iraqu¨ªes (tambi¨¦n en su mayor¨ªa musulmanes), se est¨¢ produciendo en este mismo momento, con la participaci¨®n activa de EE UU (que suministra a Turqu¨ªa, pa¨ªs miembro de la OTAN, helic¨®pteros Apache y aviones F-16). Lo que no consigo entender es por qu¨¦ eso no se considera tan malo como lo que est¨¢ haciendo Milosevic, pero uno supone que hay tras ello una l¨®gica m¨¢s profunda que los seres humanos de a pie no podemos comprender f¨¢cilmente. Lo peor de la cobertura de la campa?a de la OTAN que est¨¢n haciendo los medios de comunicaci¨®n -hoy en d¨ªa las noticias est¨¢n controladas por cinco grandes multinacionales, todas ellas ¨ªntimamente relacionadas con la industria armament¨ªstica, que tiene un inter¨¦s directo en la continuaci¨®n de la guerra- no es s¨®lo que simplifique las enormemente complicadas historias, sociedades y pueblos que existen en los Balcanes, sino que, al centrarse incondicionalmente en lo que dice la OTAN y en las im¨¢genes que reparte la Alianza Atl¨¢ntica, los medios de comunicaci¨®n son de hecho parte de la campa?a de la OTAN, al borrar con propaganda la historia y la realidad. Como dijo acertadamente el parlamentario brit¨¢nico Anthony Benn, la consecuencia es que la democracia se ve amenazada, por no hablar ya de un futuro decente para una parte considerable de la humanidad.
Quiz¨¢ el efecto secundario m¨¢s peligroso de la nueva guerra en los Balcanes es que puede que haya hecho un da?o permanente a las Naciones Unidas. Lo que da a entender la potencia estadounidense es que ella y s¨®lo ella puede decidir c¨®mo ser¨¢n las cosas, interviniendo unilateralmente all¨ª donde sus l¨ªderes gusten, destruyendo, manipulando, construyendo y reconstruyendo a placer, sin m¨¢s raz¨®n, al fin y al cabo, que porque puede. Aunque mi deseo no es hacerle un cumplido, parece que los pol¨ªticos estadounidenses han asumido la teor¨ªa del choque de civilizaciones de Samuel Huntington. (E incluso unos cuantos periodistas: hace dos semanas, una de las lumbreras habituales de The New York Times escrib¨ªa un largo art¨ªculo de portada que daba a entender que la actual guerra en los Balcanes demostraba la validez de las tesis de Huntington). Por tanto, da la impresi¨®n de que la pol¨ªtica que se lleva a cabo da por sentado que el mundo es un mundo peligroso para "Occidente" (es decir, para Estados Unidos) y, por consiguiente, como dice Huntington, siempre es mejor actuar a la ofensiva, yendo al campamento enemigo a hacer lo que uno quiera en ¨¦l. S¨®lo de este modo podr¨¢ Estados Unidos "fomentar y ampliar" su poder¨ªo econ¨®mico para introducirse en la econom¨ªa de todos los pa¨ªses y beneficiarse de ella. El triunfo de esta idea no es s¨®lo el triunfo de una visi¨®n absurdamente agresiva de nuestro mundo, puesto que da por hecho que las civilizaciones est¨¢n necesariamente en conflicto y que la ¨²nica base para la pol¨ªtica es la identidad ¨¦tnica, sino que, adem¨¢s, ofrece al mundo una dicotom¨ªa falsa y una l¨®gica falsa, cuya esencia es: o est¨¢s con nosotros o est¨¢s contra nosotros. As¨ª que, hoy en d¨ªa, la f¨®rmula es que o bien se est¨¢ a favor de la OTAN, con lo que se est¨¢ a favor de los valores "occidentales" de "humanismo, democracia y decencia", o se est¨¢ a favor de la inhumana y atroz tiran¨ªa de la civilizaci¨®n eslava y ortodoxa, representada por Slobodan Milosevic. Formulada de este modo, se puede ver f¨¢cilmente que es una caricatura de la realidad: ninguna decisi¨®n moral es tan simple, ni deber¨ªan hacerse as¨ª de simples si queremos que el mundo sobreviva como algo m¨¢s que una jungla en la que todos est¨¦n contra todos, regulada por un mercado "libre" que est¨¢ controlado por EE UU.
Adem¨¢s, aqu¨ª funciona una l¨®gica profundamente antidemocr¨¢tica, como si se nos dijera daos prisa, decid¨ªos y un¨ªos a nosotros, o de lo contrario ser¨¦is satanizados y puede que hasta destruidos. Actualmente, EE UU es el ¨²nico pa¨ªs del mundo que ha intervenido militarmente por todo el globo en los ¨²ltimos doce meses, y ha utilizado su poder de sanci¨®n econ¨®mica m¨¢s de 60 veces durante la ¨²ltima d¨¦cada. Con sus aviones haciendo m¨¢s de 600 misiones al d¨ªa, con el general Wesley Clark pidiendo m¨¢s aviones, bombas y tropas, y con al menos seis potencias en posesi¨®n de armas nucleares, biol¨®gicas y qu¨ªmicas a gran escala (por no hablar de los que est¨¢n intentando adquirirlas), la humanidad se juega mucho en el futuro inmediato. Desgraciadamente, no existen las soluciones r¨¢pidas, ni las t¨¢cticas prefabricadas para sustituir la l¨®gica predominante de las falsas dicotom¨ªas, ni un sentido exacerbado de la identidad en peligro. Pero al despertar nuestra cohibida conciencia respecto a lo que est¨¢n manipulando y escondiendo los medios de comunicaci¨®n, por lo menos podemos empezar a ofrecer resistencia al rumbo y al liderazgo que nos ofrecen hombres como Milosevic, o como Clinton, que nunca ha tenido la experiencia de lo que es la guerra y sus devastadores efectos, y que est¨¢ embriagado con los milagros de las contiendas electr¨®nicas de alta tecnolog¨ªa, en las que uno no ve ni se acerca al sufrimiento de las v¨ªctimas. La ¨²nica respuesta es negarse a ver las interminables im¨¢genes de los refugiados, pero desarrollar la resistencia que proviene de una verdadera educaci¨®n en filosof¨ªa y humanidades, en la cr¨ªtica paciente y reiterada, y en el valor intelectual. No se puede uno enfrentar de otra manera a la pol¨ªtica basada en la identidad, a las pasiones y los cr¨ªmenes nacionalistas, a los sentimientos recrudecidos de victimismo o al complejo de salvador; son problemas universales que requieren soluciones universalistas, no una guerra espont¨¢nea ni parches irreflexivos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Yugoslavia
- Bill Clinton
- Asamblea General ONU
- PIE
- Censura
- Diplomacia
- Opini¨®n
- Bombardeos
- Guerra Kosovo
- Conferencias internacionales
- Libertad expresi¨®n
- Serbia
- OTAN
- Kosovo
- Ataques militares
- Israel
- Territorios palestinos
- Geopol¨ªtica
- Relaciones internacionales
- Acci¨®n militar
- Estados Unidos
- Pol¨ªtica exterior
- Oriente pr¨®ximo
- ONU
- Literatura