Anorexia econ¨®mica ANT?N COSTAS
?Qu¨¦ opinar¨ªa usted de un m¨¦dico que recomendase a un enfermo de anorexia que siga adelgazando y haciendo gimnasia para de esa forma tener un cuerpo m¨¢s flexible? Seguramente que es un inconsciente al que habr¨ªa que pedir responsabilidades por su incompetencia profesional. Algo de esto les est¨¢ empezando a ocurrir a la econom¨ªa y a las autoridades monetarias y econ¨®micas europeas. Existe en Europa el peligro de imitar la anorexia econ¨®mica que padece Jap¨®n. Los datos de crecimiento europeo en su conjunto, y de Alemania e Italia en particular, comienzan a ser m¨¢s que preocupantes. El crecimiento de Alemania, motor econ¨®mico europeo, est¨¢ siendo negativo y lo mismo le sucede a Italia. La econom¨ªa espa?ola parece, de momento estar al margen. Pero se han encendido algunas se?ales de alerta, como la ca¨ªda de la tasa de crecimiento de la formaci¨®n de capital y de la producci¨®n industrial. El ¨²ltimo informe del FMI, con el lenguaje acolchonado que le caracteriza, llama la atenci¨®n sobre el peligro de fuerte recesi¨®n en Europa. Y ese miedo parece haber entrado tambi¨¦n en el cuerpo de las autoridades monetarias europeas, que una vez han matado al mensajero (Oskar Lafontaine) han decidido un fuerte recorte de tipos de inter¨¦s. Y, probablemente, no ser¨¢ el ¨²ltimo. Lo malo de la recesi¨®n europea que viene es que no tiene causa conocida, al contrario de lo que ocurri¨® con las recesiones de 1973, 1979, 1982 y 1997, que s¨ª las ten¨ªan. Podr¨ªamos decir, recurriendo de nuevo a un s¨ªmil m¨¦dico, que se trataba de depresiones ex¨®genas, originadas por una causa exterior conocida. Ahora no. Ahora estamos ante una depresi¨®n end¨®gena que, como saben los buenos profesionales, son las peores de superar. Surge en un momento en que todos los datos macroecon¨®micos son excelentes y cuando la mayor¨ªa de los responsables pol¨ªticos y econ¨®micos profetizaban un horizonte de crecimiento y bienestar sin l¨ªmites. Frente a esa situaci¨®n, ?cu¨¢l es el diagn¨®stico y la terapia que nos recomiendan? Seguir haciendo reformas estructurales para ser m¨¢s flexibles y, a la vez, seguir siendo virtuosos en cuanto al consumo. Tengo la impresi¨®n de que la mayor parte de la gente que recomienda reformas estructurales no sabe de lo que habla ni tampoco de sus efectos. Reformas hay que hacer, pero de lo que se trata ahora es de que el paciente no pierda el gusto por la comida. Y para eso hay que llevar a cabo una pol¨ªtica macroecon¨®mica -monetaria y fiscal- m¨¢s adecuada, a la vez que se entra a fondo en la liberalizaci¨®n e introducci¨®n de competencia en todos los mercados de bienes y servicios. Tanto hablar de la econom¨ªa estadounidense y de su fant¨¢stica capacidad para generar crecimiento y empleo y no hemos ca¨ªdo en la cuenta de que en ese ¨¦xito tuvo mucho que ver una buena gesti¨®n macroecon¨®mica de la Reserva Federal y la sensatez (es decir, escaso dogmatismo econ¨®mico) de su presidente, Alan Greenspan. ?Por qu¨¦ nos cuesta tanto cambiar el discurso y las recomendaciones de pol¨ªtica econ¨®mica en Europa? Posiblemente porque nos coge con el pie cambiado. Cuando digo nos me refiero a los economistas, a las autoridades, a los empresarios, a los editorialistas y, en un sentido amplio, a la opini¨®n p¨²blica informada. Todav¨ªa consideramos que el enemigo que batir sigue siendo la inflaci¨®n. Y para ello nos hemos encerrado en los castillos inexpugnables de las nuevas instituciones monetarias europeas y nos hemos atado de pies y manos (con los criterios de Maastricht) y los
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