Los alemanes muertos por un tigre de Bengala creyeron que estaban fuera del ¨¢rea de peligro
La polic¨ªa cree que las dos v¨ªctimas se "despistaron" al recorrer la reserva de Alicante
La investigaci¨®n policial considera que un "despiste" es la causa m¨¢s probable de la muerte, el martes, de dos ancianos alemanes, un hombre y una mujer, atacados por un tigre en la reserva de animales Safari Park de El Verger (Alicante). Fuentes de la Subdelegaci¨®n del Gobierno en Alicante se?alaron que las v¨ªctimas, por error, pudieron creer que estaban ya fuera del ¨¢rea de felinos y decidieron bajar del autom¨®vil, que cerraron con llave. De momento, la Guardia Civil ha prohibido el traslado de los tres tigres de Bengala que hab¨ªa en la zona del suceso.
Salieron de la zona de los leones y entraron en la de los tigres, pararon el coche, bajaron y cerraron las puertas. Poco despu¨¦s estaban muertos, como consecuencia del ataque de un tigre de Bengala, cerca de un estanque que hay al inicio del recorrido en esa zona del Safari Park de El Verger.El comportamiento de Wilhelm Schmidt y de Hannelore Christel Vinmans, de 77 y 76 a?os respectivamente, no tiene otra explicaci¨®n que la de una confusi¨®n. Probablemente creyeron que hab¨ªan entrado en un ¨¢rea del recinto donde se puede caminar libremente. As¨ª lo apuntaron ayer fuentes de la investigaci¨®n.
Por otra parte, la direcci¨®n del parque insisti¨® en que s¨®lo uno de los tres tigres de Bengala que forman el grupo del ¨¢rea de dominio donde ocurri¨® el suceso particip¨® en el ataque: "Si les hubieran atacado los tres, los cad¨¢veres hubieran quedado destrozados", argument¨® la gerente Rosario Montaner.
Wilhelm Schmidt resid¨ªa en Els Poblets, una localidad cercana a la reserva animal, y Hannelore Christel Vinmans era una amiga de la ciudad alemana de Steindazwege que pasaba una temporada en su casa. Los cad¨¢veres de los dos se encuentran en el tanatorio de D¨¦nia, a la espera de que sean reclamados por sus familiares. Por su parte, la titular del juzgado n¨²mero 5 de D¨¦nia, que instruye las diligencias, ha decretado el secreto del sumario, informa .
La direcci¨®n del parque, que ayer abri¨® las instalaciones con una afluencia normal de visitantes, insisti¨® en que el suceso se debi¨® a una imprudencia de las v¨ªctimas que, por motivos desconocidos, no respetaron las medidas de seguridad. "No sabemos por qu¨¦ raz¨®n, pero lo cierto es que las v¨ªctimas estacionaron el coche en un lugar prohibido, se apearon del autom¨®vil y se adentraron en la zona de dominio de los tigres", explic¨® Montaner.
Las entradas al recinto incluyen un folleto informativo en alem¨¢n, espa?ol e ingl¨¦s sobre las medidas de seguridad que han de respetar durante el recorrido por las ¨¢reas de los leones y tigres. Adem¨¢s, antes de entrar, tambi¨¦n hay paneles informativos en los tres idiomas.
Los fallecidos entraron en el recinto hacia las 15.40 del martes. En esos momentos eran los ¨²nicos visitantes. Tras recorrer el ¨¢rea de los leones, dejaron estacionado el coche, un Opel Corsa, PM-7568-BP, a la entrada de la zona de los tigres. Ambos recintos est¨¢n separados por vallas el¨¦ctricas y conectados por un paso con compuertas de apertura alternativa.
Los dos descendieron del coche, cerraron las puertas y, tras caminar unos 100 metros hacia una peque?a isleta en un estanque, fueron sorprendidos por el tigre, que atac¨® al hombre por la espalda, ya que su cad¨¢ver presenta las mordeduras m¨¢s intensas en la nuca. En el caso de la mujer, el animal la mordi¨® por todo el cuello, casi hasta el punto de decapitarla. El cad¨¢ver del hombre qued¨® sobre el puente de acceso a la isleta, y unos metros m¨¢s all¨¢, sobre el camino, el de la mujer. Nadie vio el ataque.
En esa zona del parque, de 60.000 metros cuadrados, conviven en semilibertad dos grupos de tigres, uno de cinco animales y otro de tres. Este segundo grupo est¨¢ integrado por dos machos y una hembra, de 11 y 12 a?os, que nacieron de tres partos distintos en las propias instalaciones del safari y son descendientes de los primeros tigres de Bengala que llegaron a la reserva hace ahora 22 a?os. En el parque hay en la actualidad 22 tigres de Bengala, entre ellos algunos cachorros. Estos animales se alimentan dos veces al d¨ªa.
La direcci¨®n del parque asegur¨® que los tigres que dominan el ¨¢rea en la que ocurri¨® el suceso no est¨¢n acostumbrados a ver gente caminando por el lugar. "Los cuidadores se mueven siempre en los camiones, incluso cuando van a echarles la comida a las cuadras de seguridad", coment¨® Montaner. De ah¨ª que la presencia, a pie, de los dos ancianos pudiera ser el "est¨ªmulo an¨®malo" que desencaden¨® el mortal ataque.
El Safari Park El Verger abri¨® sus puertas hace 22 a?os. Desde entonces no se hab¨ªa producido ning¨²n incidente, salvo el pasado d¨ªa 26 de abril, cuando un chimpanc¨¦ mordi¨® al veterinario. El sanitario entr¨® en la jaula del animal para vacunarlo. En un descuido, el mono salt¨® sobre el hombre y le arranc¨® un dedo de un mordisco. Despu¨¦s, huy¨® del recinto saltando de ¨¢rbol en ¨¢rbol. A las pocas horas fue abatido por la Guardia Civil.
Vigilantes sin armas
Los responsables del Safari Park El Verger recalcan, una y otra vez, que la muerte de los dos ciudadanos alemanes en el ataque de un tigre es ajena a su responsabilidad y argumentan que los fallecidos hicieron caso omiso a las normas de seguridad. No obstante, la gerente del centro asegura que la empresa que explota la reserva de animales cuenta con el correspondiente seguro para hacer frente a la responsabilidad civil derivada de cualquier accidente que sufran los visitantes durante el recorrido de las instalaciones.Por lo que se refiere a la cuesti¨®n judicial, el fiscal puede intervenir de oficio si lo considera adecuado. Por otra parte, los familiares de las v¨ªctimas pueden presentar una denuncia contra el parque.
La reserva de animales ocupa una extensi¨®n de 500.000 metros cuadrados, donde conviven gran variedad de especies, aparte de los felinos -leones y tigres-. El ¨¢rea de los tigres tiene una superficie de 60.000 metros cuadrados. El parque carece de un sistema de vigilancia de c¨¢maras de video. Los vigilantes se desplazan normalmente en veh¨ªculos todo terreno y camiones por las distintas ¨¢reas del safari. Estos vigilantes no portan ni armas de fuego ni tampoco de otras caracter¨ªsticas para poder repeler imprevistas reacciones agresivas de los animales. "Nunca hab¨ªa ocurrido algo as¨ª", dice la gerente.
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