Soler, Ben¨ªtez Reyes y Prada dan por enterrado el compromiso pol¨ªtico
El compromiso pol¨ªtico de los escritores es algo que pertenece a un pasado cada vez m¨¢s lejano. Los a?os sesenta registraron los ¨²ltimos episodios de esta pasi¨®n. Mario Vargas Llosa a¨²n consideraba a Sartre el gu¨ªa de sus pasos ¨¦ticos, mientras que Blas de Otero y Gabriel Celaya te?¨ªan sus versos con el color azul de los monos de los obreros. Los novelistas Antonio Soler, Felipe Ben¨ªtez Reyes y Juan Manuel de Prada certificaron ayer en Sevilla que el compromiso pol¨ªtico es algo enterrado y muerto desde hace a?os.
Los tres novelistas participaron ayer en una mesa redonda en las jornadas La cultura, un compromiso empresarial. Organizadas por la Confederaci¨®n de Empresarios de Andaluc¨ªa (CEA), las jornadas concluyeron ayer. El director del Centro Andaluz de las Letras, el poeta Pablo Garc¨ªa Baena, fue el encargado de moderar la mesa redonda. Cerca de 150 personas -en su mayor¨ªa estudiantes- se reunieron en el Centro de Servicios Empresariales de Andaluc¨ªa, en la Cartuja, para escuchar a los escritores. Prada no pudo evitar un cierto escepticismo a la hora de vincular la ¨¦tica y los buenos sentimientos con la literatura. Para ello, el autor de La tempestad recurri¨® a una cita cinematogr¨¢fica que deber¨ªa ense?arse en los colegios: la escena de la noria de Viena en la pel¨ªcula El tercer hombre. Orson Welles interpreta en el filme a Harry Lime, un tipo tan malvado como fascinante. Su encuentro en la noria del parque de Viena con Joseph Cotten es inolvidable. Cuando su amigo le reprocha haber destrozado la vida de cientos de ni?os al traficar con una medicina en mal estado, Orson Welles establece una zanja insalvable entre la ¨¦tica y la est¨¦tica. Prada evoc¨® las palabras de Orson Welles: "En Florencia, durante 50 a?os hubo guerras y corri¨® la sangre. El resultado fue el Renacimiento con todos sus grandes artistas. En Suiza disfrutaron de una paz entra?able durante 500 a?os. El resultado fue el reloj de cuco", se?al¨® Prada. El autor de El silencio del patinador recurri¨® a la brillante vida intelectual de la Espa?a de la II Rep¨²blica para apuntalar su argumento. Mientras florec¨ªan los libros de Ortega, Cernuda, Lorca o Aleixandre, Espa?a caminaba a pasos ciegos y acelerados hacia la guerra civil. "No creo en el compromiso. Cuando hoy nos asomamos a las literaturas comprometidas ¨¦stas nos huelen a rancio", indic¨® el novelista. "El escritor no debe subir al p¨²lpito y dar catequesis. Creo en el escritor implicado en la realidad que le toca vivir como un ciudadano m¨¢s", dijo Prada. "El dedo en la llaga" Soler matiz¨® la opini¨®n de Prada y record¨® que "el escritor a veces tiene un mayor eco" que un ciudadano cualquiera. El novelista malague?o puso como ejemplo a Mart¨ªn Santos, el autor de Tiempo de silencio, por "tener un compromiso est¨¦tico elevado, pero tambi¨¦n un compromiso de denuncia y de poner el dedo en la llaga". Soler hab¨ªa mostrado, minutos antes, su opini¨®n sobre este asunto: "Antes que un compromiso ¨¦tico o pol¨ªtico, el escritor tiene un compromiso est¨¦tico. Si este compromiso est¨¦tico se asume hasta las ¨²ltimas consecuencias, se convierte en un compromiso ¨¦tico". Ben¨ªtez Reyes incidi¨® en las complejas relaciones entre la literatura y el mercado. El escritor gaditano calific¨® de "parad¨®jico" que los tres novelistas reunidos all¨ª hubieran obtenido premios importantes con obras que obligan al lector a "hacer un esfuerzo est¨¦tico". "Cuando escribo no estoy pensando ni en el editor de mi libro ni en los lectores. S¨®lo pienso en si esa obra cumple unos requisitos est¨¦ticos que yo le exijo a un libro", explic¨® Ben¨ªtez Reyes. La mesa redonda de los tres novelistas cerr¨® ayer unas jornadas en las que tambi¨¦n intervinieron por la ma?ana el cantante Carlos Cano, el dibujante Mingote y el periodista Alfonso Uss¨ªa, entre otros.
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