Expendedor de novedades

Un experimentado librero sosten¨ªa ayer, sin atisbo de nostalgia ni afectaci¨®n, que el oficio ya no es lo que era. Durante estos d¨ªas en la Fira del Llibre de Val¨¨ncia, ha comprobado una vez m¨¢s que la gente sabe perfectamente lo que quiere cuando se dirige a comprar un libro. Aunque, m¨¢s bien, la cuesti¨®n se podr¨ªa formular en sentido inverso: es el librero el que sabe con seguridad que vender¨¢ los libros que cuenten con las portadas m¨¢s atractivas, est¨¦n expuestos de manera m¨¢s atrayente en un sitio preferente en el mostrado, o acabe de ser recomendado por un suplemento literario. De la presentaci¨®n de los libros y de su ubicaci¨®n depende en gran medida la decisi¨®n del cliente -de no todos, claro-, como bien saben libreros y editores. El libro ha de entrar por los ojos, sobre todo en una feria. Pero lo que ven¨ªa a decir el citado profesional es que los lectores que solicitan la ayuda de un librero para encontrar obras sobre una materia en concreto est¨¢n en v¨ªas de extinci¨®n. "Antes te preguntaban y te daban juego para desarrollar tu oficio: recomendar, vender unas cosas y no otras...", a?adi¨®, al tiempo que responsabiliz¨® en parte a las grandes superficies de este fen¨®meno. El librero, cada d¨ªa m¨¢s, se est¨¢ convirtiendo en un mero expendedor de novedades con apenas incidencia sobre el lector.