Halcones contra palomas en Barcelona
Pol¨¦mica por las iniciativas del Ayuntamiento para acabar con la sobrepoblaci¨®n de aves
Para muchos barceloneses, las palomas (Columba livia) no son el s¨ªmbolo de la paz, sino el del deterioro ambiental y la mugre. Se calcula que sobre la ciudad vuelan entre 150.000 y 180.000 de estas aves. Son una plaga. Sus ¨¢cidos excrementos revientan piedras y obturan los desag¨¹es, cuando no caen directamente sobre los ciudadanos. No siempre fue as¨ª. En realidad, hasta el a?o 1929 las palomas eran escasas en la ciudad. Hab¨ªa una colonia en el parque de la Ciudadela, donde ten¨ªa sus caballerizas la Guardia Urbana.Un oficial de este cuerpo se dio cuenta de que las palomas acud¨ªan cuando el guardia F¨¦lix Torrubia repart¨ªa el grano a los caballos, siempre que vistiera de uniforme. El oficial, que en sus viajes hab¨ªa quedado gratamente impresionado por el espect¨¢culo de estas aves en plazas como la de San Marcos, en Venecia, o San Pedro, en Roma, quiso introducirlas en su ciudad, donde aquel a?o ten¨ªa lugar la Exposici¨®n Universal. Pidi¨® al guardia Torrubia que, vestido de uniforme, fuera dejando un rastro de grano desde el parque de la Ciudadela hasta la plaza de Catalu?a, para que le siguieran las palomas. Una vez all¨ª, Torrubia se despoj¨® de su uniforme y desapareci¨®. Las palomas se quedaron en el centro de la ciudad y procrearon... mucho.
El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido tomar medidas dr¨¢sticas contra estas aves reintroduciendo en la ciudad a su peor enemigo, el halc¨®n (Falco peregrinus). Para ello se han colocado cuatro nidos en lo alto de edificios emblem¨¢ticos y de gran altura: el hotel Princesa Sof¨ªa, la Sagrada Familia, el Palacio Nacional de Montju?c y la iglesia del Pi, en el barrio G¨®tico. En cada uno se instalar¨¢n cuatro o cinco polluelos de halc¨®n y se les alimentar¨¢ con trocitos de codorniz hasta que puedan volar y cazar por su cuenta.
Los primeros en protestar han sido los colomb¨®filos, que aseguran que sus palomas mensajeras ser¨¢n las primeras v¨ªctimas de las rapaces, ya que ¨¦stas cazan en las alturas y no a ras de suelo. La segunda en protestar ha sido la diputada y concejal independentista del consistorio Pilar Rahola, que solicit¨® la retirada inmediata del proyecto hasta que no se elabore el Libro Blanco sobre la biodiversidad de la capital catalana.
En cuanto a los primeros, no es de extra?ar su actitud. La ¨²ltima pareja de halcones aut¨®ctonos de Barcelona fue abatida hace 20 a?os por unos colomb¨®filos y puede contemplarse hoy en d¨ªa, disecada, en el Museo de Zoolog¨ªa de la ciudad. En cuanto a la segunda, m¨¢s parece un problema por no haber sido consultada.
Manuel Cases, de la Asociaci¨®n para la Defensa de los Derechos de los Animales (ADDA), no se muestra en contra de la reintroducci¨®n de los halcones. "En absoluto, no tenemos nada en contra de aquello que no sea antinatural", dice. La reacci¨®n de Rahola, sugiere, debe haberse producido por "defectos de forma". Seg¨²n Cases, la ADDA fue una de las promotoras del Consejo Municipal de los Animales de Barcelona, y el tema de la introducci¨®n de los halcones no fue tratado, aunque s¨ª lo fue el de la sobreabundancia de palomas.
La ADDA est¨¢ contra el sistema actual de combatirlas: las batidas que se realizan dos veces al a?o con redes en las que se extermina a las palomas por asfixia. Las redadas, dice, adem¨¢s de crueles, son in¨²tiles. "S¨®lo sirven para que la empresa francesa que las captura haga su trabajo y cobre", ya que en dos meses el vac¨ªo que dejan las capturadas vuelve a ser rellenado. Cases sugiere otros m¨¦todos, como los piensos hormonados que reducen la fertilidad; los palomares ecol¨®gicos, en los que los huevos son sustituidos por huevos falsos, y tambi¨¦n la reintroducci¨®n de las cornejas. "Preferimos las cornejas a los halcones, porque las cornejas se comen los huevos, y comprendemos que puede herir la sensibilidad de los amantes de las palomas ver c¨®mo un halc¨®n se come a una paloma, aunque sea algo muy natural y demuestre un desconocimiento sobre los halcones". Pero las palomas no son el ¨²nico problema con plumas del consistorio barcelon¨¦s. Desde hace unos a?os, Barcelona est¨¢ siendo colonizada por cotorras argentinas, unos vistosos p¨¢jaros de color verde que emiten una especie de graznido sumamente agudo y desagradable. Ya son miles y compiten con las palomas. Han sido introducidas por los propios ciudadanos, bien escapando de sus jaulas o simplemente dejadas marchar por quienes no pod¨ªan soportar m¨¢s su cantinela.
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