Los poetas, sorprendidos ante la normalidad con que el p¨²blico se toma los recitales

VIENE DE LA P?GINA 1 Al otro extremo, las siete de la tarde en el metro, con las prisas por volver a casa y olvidarse del trabajo, el frenes¨ª de los andenes y los vigilantes jurados, no parece el mejor escenario para un encuentro l¨ªrico. Y sin embargo, ese vest¨ªbulo se convirti¨® ayer durante una hora en una ¨¢gora. El metro de Barcelona cumple 75 a?os, y una de las formas de celebrarlo ha sido profundizando la relaci¨®n (bautizada como Tr¨¤nsit po¨¨tic), ya iniciada en 1997 con los Set Dies. Si entonces se llenaron las ventanillas de los vagones con poemas de algunos participantes en el evento, esta vez se ha cedido algunas instalaciones y se ha permitido el paso gratuitamente a los asistentes. "Seguro que eso ha tenido algo que ver con el ¨¦xito de p¨²blico", reflexionaba al t¨¦rmino de la sesi¨®n Gabriel Planella, responsable (junto con David Castillo) del montaje. "Quiz¨¢ no habr¨¢n venido por eso, pero es probable que muchos habr¨¢n aprovechado para volver a casa gratis. Yo, al menos, lo habr¨ªa hecho". Antes de volver, es seguro que pudieron disfrutar de una buena lecci¨®n de introducci¨®n al hecho diferencial l¨ªrico con un repertorio atractivo y a la vez pedag¨®gico, por breve (no m¨¢s de dos poemas por cabeza) y por ortodoxo (nada de gritos ni onomatopeyas, que asustan a los no iniciados y a veces incluso a los iniciados). Luisa Castro, Joan Casas y Feliu Formosa, Joan Margarit, Miquel Desclot, Mart¨ª i Pol (en la voz de Ester Formosa), Juan Luis Panero, ?lex Susanna, M¨¤rius Sampere, Carles Miralles, Joan Perucho y Gustavo Vega convirtieron el gal¨¢ctico ambiente suburbano de ne¨®n en algo parecido a un buen rato, pero sobre todo lograron un hecho ins¨®lito: que quienes se sintiesen bichos raros fueran los que pasaban sin pararse y no los que escuchaban. Faltaron por razones diversas Raimon, Carmen Alcalde y Margarita Ballester, y por razones obvias Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo (el gran invitado ausente de esta edici¨®n), aunque quiz¨¢ fue la presencia de su obra lo que atrajo un n¨²mero inusual de medios de comunicaci¨®n. Planella, tambi¨¦n poeta, no se lo acababa de creer, pero insinuaba que tanta c¨¢mara deb¨ªa de ser se?al de normalizaci¨®n de la cosa. "Supongo", a?ad¨ªa, sabedor de que normalizaci¨®n es t¨¦rmino con rima demasiado f¨¢cil. Como demasiado moderna result¨®, al cabo, la estaci¨®n misma de Pla?a Universitat, tan insonorizada que ni los chirridos de los convoyes ni los chillidos de los gamberretes lograron introducir un m¨ªnimo de distorsi¨®n proletaria en unos versos como los de Baixar al metro, de Joan Margarit: "formig¨® armat, / ll¨¤grimes, malaltia, frac¨¤s, pluges, / la duresa dels dies d"ungles brutes".