El Parma se corona sin rival
El Marsella se rinde al primer contratiempo y acaba goleado en la final de la Copa de la UEFA
No es el Parma un equipo voraz, de esos que siempre quieren m¨¢s y m¨¢s. Por eso la final de Mosc¨² concluy¨® en 3-0. Simplemente en 3-0. La superioridad italiana fue mucho m¨¢s grande que el resultado. Pero se sinti¨® tan seguro, tan due?o de la situaci¨®n, tan propietario del t¨ªtulo y el partido, tan c¨®modo ante un rival que se derrumb¨® al primer contratiempo, que el Parma se conform¨®, no quiso emplearse a fondo. El Marsella alz¨® la bandera blanca tras el primer gol y el Parma acept¨® su rendici¨®n. El f¨²tbol de Ver¨®n, amo absoluto de la reuni¨®n, daba para mucho m¨¢s, tambi¨¦n la pegada de Crespo, Chiesa y, luego, Balbo, todo el entramado de Malesani... pero no era cuesti¨®n de ensa?arse. Dos Copas en una semana (el mi¨¦rcoles pasado tambi¨¦n se llev¨® la de Italia) le parecieron suficiente al Parma. El Marsella se consumi¨® pronto, a los 25 minutos. Le fall¨® el jefe, precisamente el jefe, Laurent Blanc. El seguro de vida del equipo, los nervios de acero, el oficio, la habilidad para interpretar siempre con acierto... el personaje m¨¢s inesperado. Blanc cometi¨® un error descomunal -una cesi¨®n de cabeza hacia su portero que fue en realidad una pu?alada, un regalo de gol para Hern¨¢n Crespo- y arruin¨® para siempre a su equipo.Porque el Marsella se desplom¨® desde ese primer gol de Crespo. Se sinti¨® herido de muerte, como convencido de que toda su suerte en esta final depend¨ªa de no padecer nunca un marcador en contra. Desde el 0-1 ya no se tuvo m¨¢s fe el conjunto franc¨¦s, que dio por imposible la remontada y se puso en manos del Parma. Fue a partir entonces cuando empez¨® a acusar los efectos de su poblado paquete de bajas -los sancionados Dugarry, Jambay, Luccin, Gallas y Ravanelli, y el lesionado Roy-, a sentir hasta qu¨¦ punto la violenta semifinal de Bolonia hab¨ªa descosido su potencial. El Parma es un equipo intratable con el viento a favor, un consumado especialista del f¨²tbol al contragolpe. Pero m¨¢s a¨²n si de da de bruces con un adversario mermado, capaz de discutirle la propiedad de la pelota pero nunca de hacerle un rasgu?o dentro del ¨¢rea.
Y eso que al Marsella, de alguna manera, s¨ª le funcion¨® el plan inicial. La presi¨®n francesa incomod¨® al Parma de salida, le oblig¨® a elaborar con el tr¨ªo de atr¨¢s y le cerr¨® todos los caminos de enganche con Ver¨®n, esposado hasta entonces por Bravo. Y sin Ver¨®n, un jugador definitivamente extraordinario, el Parma es menos Parma. Hasta el 0-1 eran Pires y Gourvennec, con su fino juego por la zona de entrel¨ªneas, los que gobernaban el duelo.
Pero en cuanto Hern¨¢n Crespo adivin¨® ese cabezazo en falso de Blanc, en cuanto mand¨® la pelota a la red por encima de Porato, el partido, que corr¨ªa entonces por el minuto 25, ya no tuvo m¨¢s due?o que Ver¨®n. El Marsella se vio obligado a suavizar la vigilancia sobre el argentino, a desarmar su entramado defensivo, ese 5-4-1 conservador con el que salt¨® al campo, a asumir riesgos... A firmar, en suma, su sentencia de muerte.
Ver¨®n entr¨® en contacto con la pelota y el Parma se agrand¨®. A Porato, el discreto guardameta del Marsella, se le acumul¨® el trabajo. El conjunto italiano no tard¨® ni diez minutos en conseguir el 0-2, esta vez por m¨¢s m¨¦ritos propios que ajenos: Ver¨®n construy¨® una bonita jugada por la izquierda, Fuser dibuj¨® un centro preciso desde la derecha y Vanoli ajust¨® un cabezazo espl¨¦ndido a un rinc¨®n.
Si el Marsella se dio por vencido desde el 0-1, el Parma cerr¨® la tienda con el 0-2. Se acomod¨®. Repleg¨® posiciones y le concedi¨® la pelota al Ol¨ªmpico. Le dej¨® elaborar, sentirse que hac¨ªa todo lo que estaba en su mano por la remontada, pero le prohibi¨® toda aproximaci¨®n al ¨¢rea. Y cada cierto tiempo, le asestaba una contra directa, vertiginosa y letal.
Courbis rescat¨® a Maurice de su soledad tras el descanso, le puso a Camara de acompa?ante, pero no arregl¨® nada. Su equipo sigui¨® con la pelota, pero sin asomarse a los dominios de Buffon, sin ara?ar un uy siquiera. A merced del Parma.
Los de Malesani tambi¨¦n conservaron su talante piadoso. Derramaron su superioridad a cuentagotas, de cuando en cuando. Y eso s¨ª, se pegaron un gustazo de 0-3: una rosca venenosa de Ver¨®n desde la derecha, una maniobra deliciosa de Crespo, que dej¨® pasar la pelota sin rozarla, y una violenta volea de Chiesa. Un golazo que, pese a que a¨²n hab¨ªa 25 minutos por delante, puso punto final al partido. Una hermosa manera, aunque antes de tiempo, de cerrar el campeonato. El Parma es el nuevo rey de la UEFA.
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