Rusia, imprevisible y necesaria
?Mucho ruido y pocas nueces? En Mosc¨², el presidente ha cesado al Gobierno y nombrado un nuevo primer ministro. (...) Nada fuera de lo corriente en la pol¨ªtica occidental. Si Rusia tuviera algunas d¨¦cadas de experiencia democr¨¢tica, la brutal destituci¨®n de Primakov por Boris Yeltsin contar¨ªa entre las peripecias al uso de la vida p¨²blica. Sin embargo, no parece que la decisi¨®n se relacione con el "funcionamiento normal de los poderes del Estado". Resulta m¨¢s bien la pat¨¦tica tentativa de un d¨¦spota para salvar su autoridad. Las luchas del Kremlin no tratan sobre la pol¨ªtica conveniente para atajar una crisis econ¨®mica que se prolonga desde la etapa comunista, ni sobre los medios para atajar la corrupci¨®n que enriquece a los nuevos plut¨®cratas y a sus c¨®mplices pol¨ªticos. (. . .) Tampoco concierne a la pol¨ªtica exterior, (. . .) que no cambiar¨¢ con la salida de Primakov. Las intrigas afectan ¨²nicamente a las relaciones de poder, a la posibilidad para Yeltsin de finalizar su mandato (...) y quiz¨¢ poder influir en la elecci¨®n de un sucesor. La decisi¨®n provoca el riesgo de enfrentamiento con la Duma, (. . .) hunde en la incertidumbre a los acreedores; (. . .) despierta dudas en los dirigentes occidentales, que act¨²an como si el futuro de Europa y Kosovo pasara por Mosc¨². (?) No es deseable marginar a Rusia (. . .) debido a su potencial econ¨®mico, nuclear y humano, pero es peligroso confiarle un papel de "agente neutral". Su asumida rivalidad con Occidente, los cambios de humor de Yeltsin y el triste espect¨¢culo que ha montado estos d¨ªas el Kremlin son un llamamiento a la prudencia.
Par¨ªs, 14 de mayo
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