Las heridas del triunfo
Jos¨¦ Luis Bote vive su mejor momento tras pasar tres lustros castigado por la mala suerte
Habla de su cuerpo con una autoridad peculiar. Sus piernas, cuerpo y espalda est¨¢n surcados por partes m¨¦dicos: meticulosas descripciones de los m¨²sculos, nervios, ¨®rganos y venas que se cruzaron en el camino de un asta de toro. "Tantas veces me han dado por desahuciado...", dice Jos¨¦ Luis Bote como pre¨¢mbulo del asombro. ?ste lleg¨® el pasado domingo. Entonces, los m¨¢s de tres lustros pele¨¢ndose con "la mala suerte" adquirieron sentido. En Las Ventas, a las puertas de San Isidro, aquel novillero que en 1985 se vio cara a cara con la muerte se reflejaba en un matador con 12 a?os de alternativa, por fin, aupado a lo m¨¢s alto.Repasar la biograf¨ªa de este hombre de 31 a?os que hoy vuelve a los carteles madrile?os es pasear por un largo camino de cristales rotos. "A veces lo pienso y s¨®lo encuentro una expresi¨®n: mala suerte", repite. En 1985, no s¨®lo un novillo le colocar¨ªa en el abismo con la pierna abierta. Ese mismo a?o mor¨ªa su padre y un gran amigo, el Yiyo. "Me qued¨¦ completamente solo y en un agujero del que no sab¨ªa c¨®mo salir", recuerda. Pero lo hizo. Dos a?os despu¨¦s tomaba la alternativa. El sue?o, que como un dulce veneno le transmiti¨® su padre, se hac¨ªa realidad. "Pero sin ¨¦l".
Poco durar¨ªan las celebraciones. En 1989, con una funesta periodicidad bianual, un toro en la plaza de Benidorm le perfor¨® el abdomen. "Me pas¨¦ tres meses en el hospital. Pens¨¦ que no iba a salir". De nuevo, sali¨®. Su nombre adquiri¨® el tama?o de los matadores que lucen como pedernales, duros y atonantes, en la boca de la afici¨®n de Madrid. La parca, a estas alturas vieja conocida, aguardaba. Dio un respiro y en 1992, Las Ventas presenciaron una de las cogidas m¨¢s angustiosas de su historia. A merced del animal, Bote dej¨® todas sus esperanzas rotas en una lesi¨®n arrastrada durante m¨¢s de tres a?os. Su pierna se negaba a funcionar. "No s¨®lo ella. Las secuelas que me dej¨® fueron enormes. Lo m¨¢s grave es que la gente ya no confiaba en m¨ª".
?C¨®mo se llega a superar eso? "Es sencillo. Cuando desfallezco, pienso y me digo: no es justo. Y eso me rebela. No es justo". Hasta el domingo 9 de mayo, la injusticia adquiri¨® el aspecto de una cuesta arriba imposible. "Nada sal¨ªa bien". El a?o pasado entr¨® en los carteles de San Isidro y nada. Poco m¨¢s tarde, a inicios del mes de agosto, un golpe en la rodilla mientras toreaba en San Sebasti¨¢n de los Reyes cort¨® en seco la tibia ascenci¨®n. "Perd¨ª tanto la temporada aqu¨ª como en M¨¦xico. Aqu¨ª, porque f¨ªsicamente no pude, y en Am¨¦rica, porque dejaron de pensar en m¨ª".
Consecuencia de todo ello, la posibilidad de entrar en el San Isidro de la "nueva generaci¨®n", a decir de la empresa, se fue. Y en esto, triunf¨® como s¨®lo lo pueden hacer los que descartaron la voz desesperaci¨®n de su vocabulario: toreando despacio (la ¨²nica manera que hay de hacerlo). "Es curioso. El a?o que menos se cuenta con uno, es cuando se consigue lo que tanto se ha estado buscando. Si una cosa tiene el toro", en referencia a lo de los nuevos valores, "es que nunca pide el carn¨¦ de identidad".
Hoy, en el puesto de Morante, Bote reaparece. No se hab¨ªa ido, pero reaparece. "S¨ª, la cosa parece que ha cogido color", dice. "Por cierto", y aqu¨ª vuelve a demostrar que es torero, "todo se lo dedica a mi madre. Es lo justo".
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