Paso a Alberto Ram¨ªrez

El castellonense Alberto Ram¨ªrez, que ha tomado la alternativa este mismo a?o en la feria de su tierra, pide paso en el toreo. As¨ª lo demostr¨® ayer en su presentaci¨®n como matador de toros en la Monumental. Y el triunfo pod¨ªa haber alcanzado niveles mayores si llega a acertar con el estoque en sus dos enemigos. Ese fallo le hizo perder una bien ganada puerta grande.Y todo lo hizo con ganado de gran presencia y no f¨¢cil, ante el que poso a prueba uno de los m¨¢s s¨®lidos valores que uno ha visto ¨²ltimamente en una plaza de toros. Se jug¨® la vida, muy de verdad, sin alardes efectistas, con torer¨ªa y con una entrega sin l¨ªmites.

El tercero lleg¨® a la muleta reserv¨®n y algo descompuesto. Ram¨ªrez lo hab¨ªa recibido, como el sexto, con una larga cambiada de rodillas.

Con la muleta fue imposible el temple absoluto, pero brill¨® su firmeza, su colocaci¨®n y su aguante. La res ten¨ªa peligro y el diestro no dud¨® ni un momento. Media defectuosa y seis descabellos hicieron que el trofeo se esfumase.

El muleteo al sexto cobr¨® altura muy zurda con torer¨ªa y sereno valor. Cuando el toro perdi¨® acometividad supo dar los muletazos uno a uno y siguieron destacando unos pases de pecho de gran hondura.

Tres pinchazos y una estocada y todav¨ªa hubo petici¨®n de oreja. La vuelta al ruedo fue triunfal y, como en los tiempos del viejo Bala?¨¢, se anunci¨® por megafon¨ªa que repet¨ªa el pr¨®ximo domingo.

Fernando Cepeda estuvo muy torero con su bonancible, aunque un tanto soso, primero, un precioso burraco. Tore¨® muy despacio y torero, pero en bastantes momentos molestado por el aire. Sus lances a la ver¨®nica al cuarto fueron de la mejor de la tarde. Muy mal lidiado en los dos primeros tercios, el astado, aunque mansurr¨®n y distra¨ªdo, permiti¨® alg¨²n muletazo de un muy decidido Cepeda.

Javier Conde estuvo precavido con su complicado y bien armado primero, muy bien banderilleado por Zamorano. El mansurr¨®n quinto se dej¨® con la muleta y Conde le dibuj¨® algunos muletazos de bella est¨¦tica, sin acabar de conectar con un p¨²blico que le recrimin¨® el exceso de castigo en varas.