Raz¨®n / es

Me lo tem¨ªa. Las razones est¨¢n baratas. A peseta, si hacemos caso al portavoz del PP en el Congreso de los Diputados cuando habla de las "470 millones de razones", refiri¨¦ndose a la cantidad que han defraudado a Hacienda Aguiar y Huguet. O sea, poco m¨¢s de un c¨¦ntimo al cambio europeo.Y es de creer, viendo c¨®mo est¨¢ el mundo. El ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del planeta, que gasta en tecnolog¨ªa cifras mareantes -en d¨®lares-, arguye que se ha bombardeado la Embajada china en Belgrado debido al empleo de un plano pasado de fecha. Es una raz¨®n. Barata, desde luego. Se ve que en esto no se gastan mucho. Total, la opini¨®n p¨²blica est¨¢ ya acostumbrada a tragar m¨¢s que ruedas de molino, molinos completos.

Pero si las razones est¨¢n baratas, no ocurre lo mismo con la raz¨®n -o con el sentido com¨²n, si no queremos parecer pretenciosos- visto lo poco que se prodiga. Coexistimos a diario con extremas injusticias, desigualdades que erizan los cabellos, rotundos fracasos del sentido com¨²n (que ya alguien se percat¨® de que es el menos com¨²n de los sentidos). Porque asistiendo a todo ello en vivo y en directo -poco falta para que las modernas tecnolog¨ªas nos hagan oler el hedor de un campo de refugiados- lo vemos como ajeno y lo digerimos como el postre. ?Nadie entiende que velar por el inter¨¦s com¨²n es una forma inteligente de velar por los propios intereses? ?Nadie comprende que estamos acercando con insistencia suicida la llama a un polvor¨ªn, y que cuando haga explosi¨®n parecer¨¢n idiotas las "razones" que a diario nos mueven?-