La pasividad oficial en el marjal de Pego marca la gesti¨®n de los parques
Con 74.000 hect¨¢reas, la Comunidad Valenciana casi ha duplicado su superficie de espacios protegidos en esta legislatura. Cifra enga?osa si se tiene en cuenta que s¨®lo se ha sumado un parque natural, el de Serra d"Espada (con 30.000 hect¨¢reas), a la red de espacios oficiales. As¨ª las cosas, la Generalitat est¨¢ a la cola de las autonom¨ªas espa?olas respecto a su sensibilidad ambiental. Con un 3,1% de superficie protegida, s¨®lo seis regiones han preservado menos territorio. Lejos quedan Canarias, con un 40,4% en forma de parque, o Andalucia, Asturias y Madrid, que superan el 10%. En cuanto a las Zonas de Especial Protecci¨®n para las Aves (ZEPA), con s¨®lo nueve, la Comunidad tampoco ha mejorado. Pese a todo, los dos a?os transcurridos desde que arrib¨® a la consejer¨ªa Jos¨¦ Manuel Castell¨¢, de UV, han sido provechosos en patrimonio. Incluso se ha propuesto elevar al 18,1% la superficie protegida con su incorporaci¨®n a la europea Red Natura 2000. La gesti¨®n de su antecesora, Mar¨ªa ?ngeles Ram¨®n-Llin, ex regionalista y ahora en las listas del PP, apenas produjo r¨¦ditos. Castell¨¢ culmin¨® el de Serra d"Espad¨¤ y ha dejado a punto de caramelo los siguientes parques a sumar a la n¨®mina: Serra Calderona y Serra Mariola, que, casi tramitados sus planes de ordenaci¨®n, podr¨ªan estar oficialmente protegidos en un a?o. M¨¢s verdes est¨¢n la parte valenciana de las Hoces del Cabriel, la Serra d"Irta y la Sierra de Salinas. De momento quedan como asignaturas pendientes para el pr¨®ximo Consell. Pero no ha sido la creaci¨®n de nuevos parques naturales lo que ha marcado estos cuatro a?os. M¨¢s bien ha sido la falta de gesti¨®n de uno de ellos lo que desequilibra el balance. La destrucci¨®n del marjal de Pego-Oliva, practicada con fruici¨®n desde el Consistorio pegolino, ha elevado la desprotecci¨®n de la naturaleza a cotas delictivas. Ante la absoluta pasividad de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente y de la Delegaci¨®n del Gobierno, el pol¨¦mico marjal ha sufrido en los tres ¨²ltimos a?os una bater¨ªa de incendios intencionados, la desecaci¨®n permanente de su patrimonio palustre mediante bombas hidr¨¢ulicas pagadas con dinero municipal, la roturaci¨®n de los campos reservados para las aves, el desv¨ªo de los cauces de los r¨ªos y la plantaci¨®n il¨ªcita de arroz y de hortalizas en una zona de alt¨ªsimos valores ecol¨®gicos. No en vano, el de Pego es uno de los seis humedales valencianos incluidos en la lista Ramsar, el convenio internacional sobre zonas h¨²medas m¨¢s importante. Desaf¨ªo a la Justicia El parque se cre¨® en enero de 1995 y el Consell, ante la demora en la elaboraci¨®n de su Plan de Ordenaci¨®n de los Recursos Naturales (PORN), decret¨® un a?o m¨¢s tarde unas medidas de protecci¨®n cautelar que prohib¨ªan toda actividad hasta que se hiciera el plan. El desaf¨ªo del alcalde, el ex regionalista Carlos Pascual, y de varios concejales del Partido Popular (sin el m¨¢s m¨ªnimo tir¨®n de orejas de su presidente Eduardo Zaplana), con el edil de Agricultura Jos¨¦ Orihuel, tambi¨¦n presidente de la Comunidad de Regantes de Pego, a la cabeza, no s¨®lo afectaba a aquella protecci¨®n. Tambi¨¦n ha llegado al incumplimiento de la orden de paralizaci¨®n cautelar decretada por una juez de D¨¦nia. Ni caso. Desde agosto de 1996 las bombas han desangrado continuamente el agua del marjal hasta el Mediterr¨¢neo sin que ninguna autoridad las sellara en cumplimiento de las normas auton¨®micas y de la decisi¨®n de la autoridad judicial. Mientras, hasta cuatro d¨ªas antes de la extinci¨®n del plazo, el Consell no aprob¨® el PORN (terminado un a?o antes y respondidas sus alegaciones en oto?o pasado). Incluso despu¨¦s de su aprobaci¨®n, el pasado d¨ªa 4, las bombas siguen actuando y los tractores arrancan impunes los rizomas del ca?izal. Pero la escasa consideraci¨®n manifestada al de Pego s¨®lo es un ejemplo del respeto que merecen los humedales. Cuatro a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la ley de Espacios Naturales Protegidos (en diciembre de 1994) la Comunidad carece de una Cat¨¢logo de Zonas H¨²medas, que deber¨ªa haber estado listo al a?o siguiente. El consejero Jos¨¦ Manuel Castell¨¢ present¨® su pol¨¦mica lista oficial (preserva 32 humedales pero a juicio de la oposici¨®n y los ecologistas olvida otros h¨¢bitats valiosos) en enero de 1998. Cumplido el trienio de retraso, el Ejecutivo de Eduardo Zaplana ha pospuesto la aprobaci¨®n de la lista al 2000. Mientras, denuncian los conservacionistas, los humedales siguen desprotegidos y a merced de los especuladores. Los m¨¢s vulnerables: el marjal de Massamagrell, la albufera de Oropesa y Aguamarga (Alicante).
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