Benedetti
JOSEP TORRENT La torpeza de un paniaguado responsable de la obra social de la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo (CAM) ha puesto en evidencia a la entidad financiera y a los responsables pol¨ªticos (lo quieran ellos o no) que la controlan: la Generalitat, en este caso, y, por elevaci¨®n, el propio presidente Eduardo Zaplana. No es extra?o, pues, que los asistentes a la conferencia del escritor uruguayo realizada ayer en Alicante acogieran la presencia del consejero de Presidencia, Joaqu¨ªn Ripoll, a los gritos de "censor, censor". La historia es conocida. La Universidad de Alicante programa un acto para presentar el volumen Mario Benedetti, inventario c¨®mplice en el aula de cultura de la CAM sin que, inicialmente, exista ning¨²n tipo de impedimento y con una subvenci¨®n por parte de la Caja de 500.000 pesetas. Sin embargo, pocos d¨ªas antes de la conferencia, la entidad financiera niega los locales a la Universidad con excusas incre¨ªbles e inaceptables. Alguien con el poder suficiente decide meterle un dedo en el ojo al rector Andr¨¦s Pedre?o sin caer en la cuenta de que en su intentona puede quedarse ciego. Vuelven los viejos fantasmas, el enfrentamiento Zaplana-Pedre?o recobra protagonismo y Mario Benedetti, sin comerlo ni beberlo, se convierte en ariete contra el PP por la estupidez sectaria de un empleado (tonto ¨²til al servicio del poder) que a estas horas ya deber¨ªa haber sido destituido, aunque s¨®lo fuera para evitar que la marea, como as¨ª ha sido, acabara por salpicar al Consell y a su presidente. En este desgraciado incidente no cabe mayor concatenaci¨®n de errores y torpezas por parte de la CAM, cuyos responsables, insisto, deber¨ªan de haber tomado medidas para que el buen nombre de la entidad y su tradicional tolerancia no quede en entredicho. Ser¨ªa conveniente que tomaran nota de este grave error para no volver a cometerlo en el futuro. Cuesti¨®n distinta es que, al socaire de esta torpeza sin paliativos, hay quien, enarbolando una supuesta bandera de la libertad de expresi¨®n, ha arrimado descaradamente el ascua a su sardina en defensa de sus intereses empresariales.
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