"La Justicia no s¨®lo necesita m¨¢s medios, tambi¨¦n vocaci¨®n y esp¨ªritu de servicio"
Pregunta. ?Es la jubilaci¨®n el momento id¨®neo para hacer balance? Respuesta. El balance lo hice estando en la UVI, all¨ª repas¨¦ mi vida para ver si hab¨ªa valido la pena... P. ?Y...? R. S¨ª, hay cosas que recuerdo con satisfacci¨®n. De mi trabajo, la que m¨¢s, cuando en 1970, en pleno estado de excepci¨®n, logr¨¦ sacar de los calabozos de la polic¨ªa, aprovechando un error suyo, a un preso pol¨ªtico. Lo reclam¨¦ para enviarlo a la c¨¢rcel, y ponerlo a disposici¨®n del Tribunal de Orden P¨²blico cuando supe que no soportaba la presi¨®n psicol¨®gica. Cre¨ª que no me lo traer¨ªan, pero conozco bien la t¨¦cnica jur¨ªdica y la utilic¨¦ correctamente. Luego nadie se meti¨® conmigo. P. Deb¨ªa ser duro, para un dem¨®crata, ser juez cuando usted empez¨®, en 1956... R. Bueno, era una forma de ganarse la vida, porque mi familia no ten¨ªa bienes de fortuna. Al principio no ten¨ªa ni idea de lo que era la judicatura, ni mucho menos su significado en una sociedad democr¨¢tica. Lo aprend¨ª ejerci¨¦ndola, y con el ejemplo de algunos compa?eros. En cuanto al talante progresista, la verdad es que recib¨ª, como todo el mundo entonces, una educaci¨®n nacionalcat¨®lica pura. Si he salido as¨ª, debe ser cuesti¨®n gen¨¦tica: mi abuelo, Jos¨¦ Castell¨® T¨¢rrega, era un viejo liberal del siglo diecinueve, canalejista, fundador del Heraldo de Castell¨®n... P. ?Se vi¨® entonces en alguna contradicci¨®n al tener que aplicar leyes franquistas? R. Cuando as¨ª ocurri¨®, procur¨¦ salvarla por medio de la interpretaci¨®n, argumentando con la mejor t¨¦cnica jur¨ªdica posible. Tampoco me preocup¨® que un tribunal superior pudiera revocarme la sentencia. De todas formas, en la jurisdicci¨®n ordinaria oper¨¢bamos con unos textos legales basicamente constituidos por el C¨®digo Civil y las Leyes de Enjuiciamiento Civil y Criminal, muy anteriores al r¨¦gimen, y de las que en absoluto se puede afirmar que tuvieran un corte fascista. P. ?Cu¨¢ntos problemas ha tenido por su decantaci¨®n ideol¨®gica? ?Cu¨¢ntas presiones de tipo pol¨ªtico, usted que, por ejemplo, firm¨® la sentencia en el llamado caso Blasco? R. Presiones, ninguna, y quiero destacar la correcci¨®n absoluta que el anterior president de la Generalitat mantuvo tanto con el fiscal como con el tribunal. Y no me preocupa que me adjudiquen simpat¨ªas porque yo exijo que se me respete el derecho a creer en ciertas cosas, como yo respeto el de los otros. En cuanto a la ideolog¨ªa de los jueces, es una "contaminaci¨®n" l¨®gica. La norma jur¨ªdica que aplican, ?qu¨¦ es, en definitiva, sino una convenci¨®n nunca neutra, siempre con fondo ideol¨®gico? P. ?Y qu¨¦ pasa con los jueces que se meten en pol¨ªtica partidista? R. En cuanto a la actuaci¨®n profesional, y toda esa pol¨¦mica con las incompatibilidades, siempre hemos tenido un mecanismo, que es la abstenci¨®n, cuando uno piensa que puede no ser imparcial. P. ?Pero cuando bajan a la arena, y luego vuelven a vestir la toga? R. ?Vamos a negarles a los jueces un derecho que tiene cualquier otro funcionario? P. ?Y si es el propio ¨®rgano de gobierno el que sufre la falta de consenso entre los partidos, como ha ocurrido con el Consejo General del Poder Judicial? R. Aun as¨ª, creo que la actual es la mejor forma de elegirlo, a trav¨¦s del Parlamento, ya que la Justicia emana del pueblo. Eso no quiere decir que no pueda mejorar con una reforma reglamentaria. Porque si lo designaran las asociaciones judiciales, eso ser¨ªa corporativismo, que tuvo un nombre en el fascio italiano: el Estado corporativo. Y en la doctrina joseantoniana: democracia org¨¢nica. P. ?Qu¨¦ opina de los jueces estrella? R. A veces, es que ciertos casos muy vistosos siempre van a parar a los mismos, y a ellos acaba gust¨¢ndoles que aparezca su nombre. Recuerdo uno, ya jubilado, que cuando era perseguido por las c¨¢maras pon¨ªa la cartera frente a su cara, ?pero por el lado de la pared! P. ?Y qu¨¦ impresi¨®n le causa ver a un juez entrar el prisi¨®n? R. De mucha pena. No es que sea malo para el sistema, pero ha de resultar muy doloroso. P. ?Ayudar¨¢ ¨¦sto a perderle el miedo a los jueces, humanos al fin y al cabo? R. Lo cierto es que se ha visto a la Justicia como algo sacrosanto. Una an¨¦cdota: en mi ¨¦poca en La Laguna estaba yo sentado en el estrado cuando entraron dos se?oras mayores que al verme all¨ª, se arrodillaron y persignaron. Que verg¨¹enza pas¨¦... Otro d¨ªa, iba con la familia por aquellas calles tan estrechas, y al cruzarme con un se?or al que conoc¨ªa ¨¦l se baj¨® de la acera, se arrodill¨® y me bes¨® la mano. No crea que era un paleto, era un juez de paz. P. Claro, siempre se ha rodeado al hecho judicial de tanta ceremonia... R. Es que si el poder no se reviste de formalismos, ?qui¨¦n va a creer en la autoridad, c¨®mo va ¨¦sta a subsistir? En el fondo, son f¨®rmulas de dominaci¨®n, pero ?en qu¨¦ sociedad no exhiben signos externos aquellos que mandan? ?Existe la autoridad voluntariamente aceptada? Es el eterno problema entre libertad y autoridad . P. Bueno, tambi¨¦n ocurre que hay sentencias que no se sabe si son una broma... R. Es que hay quien no sabe trasladar su pensamiento al escrito. Guardo una en la que, aunque parezca dif¨ªcil de conseguir, no se entiende absolutamente nada de lo que dice. No est¨¢ tipificado como falta que un juez no sepa escribir, pero yo s¨ª creo que no deber¨ªan haber aprobado el bachillerato. P. Usted, que ha luchado tanto por las transferencias en materia de Justicia y por una mejor dotaci¨®n de medios... ?hasta qu¨¦ punto opina que es atribuible a la precariedad el mal funcionamiento de muchos juzgados? ?El traspaso de competencias a la autonom¨ªa, supone una mejor¨ªa autom¨¢tica? R. Contesto a lo segundo: no exactamente, porque si no hay presupuestos... qu¨¦ m¨¢s da tenerle que pedir al ministerio o a la consejer¨ªa... En cuanto a los atascos, en parte se debe a que los equipos directivos, jueces y secretarios no saben organizar, quiz¨¢ tambi¨¦n porque nadie se ha preocupado de ense?arles el m¨¦todo m¨¢s adecuado. Tenemos unas estructuras muy burocratizadas, poco ¨¢giles. A lo mejor en un sitio sobra personal, pero no se le lleva all¨¢ donde es necesario. En cuanto a lo segundo, hay que tener vocaci¨®n y deseos de hacer cosas, de superarse, una formaci¨®n no s¨®lo jur¨ªdica sino tambien human¨ªstica, y la conciencia de que por encima de las dificultades hay que prestar un servicio. P. Hab¨ªa tambi¨¦n un problema de incumplimiento de horarios por parte de los funcionarios. R. Eso es algo que nunca me preocup¨®. Yo exig¨ªa eficacia, revisi¨®n continua de los casos, que no se parasen, no que los funcionarios entraran o salieran a una hora fija. P. La Ciudad de la Justicia que se va a construir en Valencia, ?resolver¨¢ los problemas de espacio? R. Por lo menos no se podr¨¢n quejar por falta de sitio, pero ya se buscar¨¢n otra excusa los que no quieran trabajar. P. ?Qu¨¦ conclusiones sac¨® del caso Alc¨¤sser? R. Que no existe una investigaci¨®n cient¨ªfica, sino de tipo inquisitorial, primitivo, como con linterna. Con mejores pruebas de ADN, quiz¨¢ las cosas hubieran sido distintas. En cuanto a la vista oral, independientemente del circo que mont¨® un medio, no me arrepiento de nada. S¨¦ que hubo errores, mucha tensi¨®n, y que acabamos todos muy cansados, pero fue una gran experiencia. Hab¨ªa que facilitar el trabajo a la prensa, ya que se dec¨ªa que ocult¨¢bamos cosas, pero no dispon¨ªamos de estructuras adecuadas. F¨ªjese que ni siquiera guard¨¢bamos en caja fuerte los videos... Hab¨ªa que confiar en la buena voluntad. P. Se preguntaba usted en el visto para sentencia qu¨¦ habr¨ªa hecho un jurado...?Ya se contest¨®? R. No. En su d¨ªa no se atrevieron con el modelo anglosaj¨®n y ahora nuestros jurados tienen un problema: les piden que se pronuncien sobre cuestiones t¨¦cnicas, pero a veces no se les explican bien, y salen sentencias incongruentes. No obstante, ha valido la pena, porque cualquier ciudadano est¨¢ en posici¨®n de decidir c¨®mo han sucedido los hechos, y luego reconocen que es una experiencia positiva, que comprenden mejor las dificultades que tienen los jueces... La verdad, m¨¢s de una vez me habr¨ªa gustado que un jurado me evitara el problema del veredicto.
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