El let¨®n que se equivoc¨® de carretera

Romans Vainsteins, el corredor que dej¨® ayer en evidencia a todos los sprinters, era el a?o pasado un corredor s¨®lo conocido por cuatro especialistas y amigos de las clasificaciones exhaustivas que intentaba ganarse la vida en un equipo de tercera italo-colombiano, un bicho raro, nacido en 1973, llevado al profesionalismo por Gianni Savio, un h¨¢bil hombre de negocios y de empresas ciclistas de variada fortuna.En octubre, sin embargo, ya se fijaron en ¨¦l algunos m¨¢s. Vainsteins era otro bicho raro con una camiseta que al principio nadie identificaba participando en el Mundial de Valkenburgo con la selecci¨®n de Letonia, pero que en las ¨²ltimas vueltas estaba en el grupo de selectos, de Bartoli, Camenzind y Boogerd. Pero lo que le hizo ser popularmente conocido, al menos en Italia, ocurri¨® este a?o, ya con el maillot azul celeste del Vini Caldirola, un equipo italiano que lucha por ser de primera fila, y no fue un ¨¦xito deportivo el detonante, sino una desgracia. Marchaba l¨ªder de la prestigiosa Tirreno-Adri¨¢tico, all¨¢ por marzo, despu¨¦s de haberse lucido ante gente del calibre de Bartoli y Jalabert, cuando en una de las etapas, en un cruce extra?amente indicado, se equivoc¨® de carretera y se march¨® por una direcci¨®n errada, llevando consigo a unos cuantos. Perdi¨® la Tirreno-Adri¨¢tico, pero enrabiado mostr¨® su clase poco despu¨¦s, ganando otra etapa. Despu¨¦s, se mostr¨® buen clasic¨®mano con una victoria espectacular y sobresaliente en el GP de Gippingen. Hasta ayer, en que logr¨® su primer triunfo de etapa en una gran vuelta.