La jeringuilla y el beso

Tras el ¨¦xito y acierto de sus versiones personal¨ªsimas de cl¨¢sicos como Gisell o El lago de los cisnes, Mats Ek ha probado fortuna con la gran pieza coral del academicismo ruso: La bella durmiente. Sutilmente, el core¨®grafo evoca secuencias del original (Hada de las lilas, Adagio de las rosas, Gran pas de deux) y as¨ª entramos en el relato, tenso y dram¨¢tico, francamente terrible de una princesita absolutamente corriente, cotidiana, cuyo propio fantasma se convierte en aciago destino.En esta obra hay una enorme carga de verdades nunca dichas a medias, de ah¨ª que conmueva, de ah¨ª su autenticidad y belleza, donde vemos redondearse hasta un tr¨¢gico final los hechos de unas vidas que rondan entre la pobreza moral y un compendio de desgracias. Pero todo ello lo hace Mats Ek con un humor y un tono que roza lo infantil a trav¨¦s del candor, el deseo de que entendamos que a pesar de tanta oscuridad siempre hay luz, y que aun con el peso damocliano de la jeringuilla, a nuestra antihero¨ªna le llega la hora del beso, que aunque no sea la hora del regreso a la felicidad es simplemente una respuesta m¨¢s de la vida.