El masivo contagio de la hepatitis C

Superado el susto inicial de la meningitis, que tras un incremento generalizado de casos se control¨® mediante una campa?a de vacunaci¨®n masiva entre los meses de septiembre y diciembre de 1997 -un mill¨®n y medio de ni?os y j¨®venes a los que se vacun¨®, seg¨²n su edad, contra el virus Heamophilus Influenzae y contra el meningococo A y C, el m¨¢s letal de todos-, el departamento de Salud P¨²blica todav¨ªa sufrir¨ªa un nuevo sobresalto. A principos de febrero de 1998, la cl¨ªnica privada Casa de Salud conminaba al anestesista Juan Maeso a abandonar el centro, tras detectar una importante aparici¨®n de casos de hepatitis C entre sus pacientes y comprobar que el facultativo (que compatibilizaba su trabajo en la cl¨ªnica con el del hospital La Fe) era portador del virus. Un mes despu¨¦s, el departamento que dirige Farn¨®s recib¨ªa la primera denuncia escrita e iniciaba un estudio epidemiol¨®gico que se prolong¨® durante meses, hasta que la comisi¨®n de expertos encargada de analizar el virus detectado a cientos de pacientes de ambos hospitales emit¨ªa un informe en octubre que se?alaba al facultativo como ¨²nica fuente de contagio. Tras la alarma social creada con la aparici¨®n del brote (incremento significativamente elevado de casos en relaci¨®n a los valores esperados), el extra?o y masivo contagio termin¨® en el juzgado, con el anestesista imputado por varios delitos de lesiones. Despu¨¦s de varios meses de interrogatorios, la consejer¨ªa abri¨® expediente a 13 facultativos, acusados de haber protagonizado una "conspiraci¨®n de silencio" y de no haber notificado los casos detectados. Todos los expedientes fueron finalmente archivados (tras sucesivas peticiones de sobreseimiento por parte de los inspectores) y s¨®lo un m¨¦dico fue multado como responsable de la cl¨ªnica. La oposici¨®n critic¨® de nuevo el plan de choque contra las listas de espera, la compatibilidad entre sanidad p¨²blica y privada y los escasos controles sobre las cl¨ªnicas a las que la consejer¨ªa deriva pacientes. La comisi¨®n parlamentaria, creada para esclarecer las responsabilidades pol¨ªticas derivables del brote, se disolvi¨® antes de lo previsto sin llegar a emitir un dictamen, debido, en parte, a las escasas aportaciones de los comparecientes, limitados por el secreto sumarial. Una de las conclusiones de los expertos es que el sistema de vigilancia epidemiol¨®gica para la hepatitis C (basado en la notificaci¨®n individualizada de casos), no es v¨¢lido, ya que se trata de una enfermedad asintom¨¢tica. El consejero Farn¨®s, a quien el juez que investiga el contagio denunci¨® por haber facilitado a la prensa informaci¨®n sujeta al secreto sumarial (desoyendo sus indicaciones), respir¨® tranquilo hace unos d¨ªas cuando el Tribunal Superior de Justicia di¨® por cerrado el caso, alegando que el consejero no actu¨® de mala fe. "Si de algo me siento orgulloso", dice el consejero, "es de c¨®mo afrontamos el tema de la hepatitis C".