La Real y el Valencia se calcan
La falta de concentraci¨®n donostiarra permite a los visitantes empatar en el descuento
Perseguidos por una misma urgencia dictada desde la necesidad de colarse en cualquier competici¨®n europea, donostiarras y valencianos compartieron ayer tambi¨¦n un pudor futbol¨ªstico que anestesi¨® el encuentro. A decir verdad, lo compartieron todo, como dos calcos obligados a observarse de frente.De haber saltado sobre el c¨¦sped de Anoeta con las camisetas intercambiadas, nadie hubiera aprecido diferencia alguna teniendo en cuenta que sus respectivos entrenadores dibujaron las mismas premisas sobre sus respectivas pizarras. Y coincidieron, Krauss y Ranieri, en defender lo adquirido de salida (el empate) para improvisar sobre la marcha. Pero ni siquiera hubo marcha una vez que ambas defensas anularon por un lado al Piojo L¨®pez y por otro a Kovacevic. Garantizada la supervivencia, por lo menos a corto plazo, el encuentro deriv¨® en un amontonamiento de centrocampistas, un barullo de toques en corto, p¨¦rdidas de bal¨®n y recuperaciones atolondradas en espera de un fogonazo al contragolpe.
REAL SOCIEDAD 1
VALENCIA 1Real Sociedad: Alberto; Rekarte, Loren, Pikabea, Aranzabal; G¨®mez (De Paula, m. 65), Aranburu (Guerrero, m. 85), Idiakez, Sa Pinto, De Pedro (Mutiu, m. 83); Kovacevic. Valencia: Ca?izares; Angulo, Roche (Angloma, m. 76), Djukic, Bjorklund; Mendieta, Milla, Farin¨®s (Schwarz, m. 87), Juan Fran; Vlaovic (Ilie, m. 45) y Claudio L¨®pez. Goles: 1-0. M. 74. Kovacevic recibe el bal¨®n al borde del ¨¢rea, recorto por dos veces a Djukic y marca de tiro cruzado. 1-1. M. 90. Ilie recibe un pase de Djukic en la l¨ªnea de fondo y cruza a la red ante la salida de Alberto. ?rbitro: Brito Arceo (Tenerife). Amonest¨® a De Pedro, De Paula, Idi¨¢kez y expuls¨® por doble amarilla a Loren y al entrenador de la Real Sociedad, Bernd Krauss. El golfista Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal, ¨²ltimo vencedor del Masters de Augusta, efectu¨® el saque de honor. Unos 22.000 espectadores en Anoeta.
Todav¨ªa fresco, el Valencia trat¨® de sujetar de alguna forma el choque. La Real observaba y destru¨ªa sin apuros. A los donostiarras les conviene delegar y disfruta ante rivales como el Valencia, bien dotados para el contragolpe pero espesos a la hora de juntar neuronas y agobiar desde la creatividad al vecino. Mientras unos sudaban interpretando un papel desconocido, los otros se aplicaban en recordar c¨®mo se arma un contragolpe cuando el f¨ªsico no acompa?a y nadie acierta a proponer un pase con intenci¨®n venenosa. As¨ª se gastaron m¨¢s de 70 minutos, ¨²nicamente recuperables para recordar c¨®mo Mendieta recorr¨ªa el centro del campo rastreando resquicios donde colar algo de juego, o como la Real ha encontrado en el joven Aranburu una excusa para negar que su juego ha sido hasta hace bien poco exclusivamente zurdo, luego manco.
Definitivamente empantanado el encuentro y atascado en una pelea pegajosa, el asunto qued¨® confinado a una cuesti¨®n de concentraci¨®n. Djukic se despist¨® el primero; Kovacevic se?al¨® el error con dos recortes fulgurantes y un tiro cruzado que deshac¨ªa el impasse.
Europa se aleja
La tarde no daba para mucho m¨¢s. S¨®lo la habilidad de Kovacevic o de cualquier otro jugador con pedigr¨ª pod¨ªa alterar la rutina de la impotencia, la escasez de ideas y predisposici¨®n pulmonar. Enfrente, Claudio L¨®pez entendi¨® muy pronto por d¨®nde deb¨ªa aventurarse para mirar a puerta. Se hart¨® de correr buscando balones que unas veces le llegaban imposibles, otras in¨²tiles o, sencillamente, no acababan de encontrarle pese al empe?o de Mendieta. Pikabea tambi¨¦n contribuy¨® a su des¨¢nimo.
El gol donostiarra no alter¨® las ambiciones pero acord¨® una cierta paz a la cita. Nadie se reconoc¨ªa capaz de alterar el gui¨®n, ni tan siquiera de cambiar el paso. Volvi¨® a darse el mismo apelotonamiento, se retomaron los pases absurdos, y continuaron decayendo las pulsaciones. En ese dejarse llevar, la Real se qued¨® sin constantes vitales, un mal conocido de esta parte: ya no se cuentan las visitas al limbo en la franja de m¨¢xima atenci¨®n. La Real apaga y adelanta el viaje a la ducha. Como la semana pasada ante el Celta, despu¨¦s de adelanterse con dos goles. O como frente al Villareal, dej¨¢ndose enga?ar en el minuto 92. El Valencia, incr¨¦dulo, se apresur¨® a marcar mientras el rival se rascaba la cabeza reclamando una falta al borde del ¨¢rea. Una nueva deuda con la concentraci¨®n que ¨¦sta vez sirve, de paso, para que sus ambiciones europeas se conviertan en una utop¨ªa matem¨¢tico-federativa. La ambici¨®n por estrenarse en la disputa de la Liga de Campeones se ha convertido en un sue?o improbable para un Valencia ahogado.
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