El Rayo vuelve a respirar

Hab¨ªa perdido el Rayo todo su cr¨¦dito, hasta la ¨²ltima gota, tras encadenar una racha tan desoladora que le ech¨® a patadas de los puestos de honor. Pero ayer recuper¨® parte de ese cr¨¦dito. No todo, claro, porque quien estaba enfrente era el descendido Ourense y porque la labor del Rayo tampoco fue como celebrarlo. Pero gan¨®, algo que parec¨ªa prohibido en un equipo que malviv¨ªa de fracaso en fracaso. Volvi¨® el Rayo a respirar en un partido de sentido ¨²nico, en el que su mon¨®logo, aburrido a ratos, no encontr¨® respuesta alguna del colista, que no dijo ni p¨ªo. No se sabe si ser portero del Ourense ser¨¢ satisfactorio, pero s¨ª que resulta agotador. Porque la cr¨®nica del partido podr¨ªa escribirse con las m¨¢s de 20 veces que el Rayo lanz¨® a puerta, sus tres tiros al palo, la decena de c¨®rners que bot¨®, el gol que le fue anulado... Ocasiones y m¨¢s ocasiones. De todos los colores y para todos los gustos. Alguna, como la fallada por Jacques (m.66), en la que cabece¨® sin portero y la ech¨® fuera, tuvo una conclusi¨®n sonrojante. Otras, como la de Luis Cembranos (m.55), en la que tras dos regates magistrales empotr¨® el bal¨®n en la mism¨ªsima escuadra, fueron de dibujos animados. Pero no hubo m¨¢s que dos goles y la parroquia, aunque habr¨ªa que hablar de ella en diminutivo dado que cada d¨ªa es m¨¢s escasa, malvivi¨® al borde de un ataque de nervios hasta que Michel II marc¨® el segundo.Esa jugada naci¨® en los pies de Luis Cembranos, como no pod¨ªa ser de otra manera. Hizo Luis un partido antol¨®gico, hasta el punto de que todo lo bueno que ocurri¨® en Vallecas naci¨® de su imaginaci¨®n y sali¨® de sus botas. Sus compa?eros le ayudaron en la tarea, con menci¨®n especial para Hern¨¢ndez, Bolo, alg¨²n detalle de Pineda y la habitual parada de Lopetegui, que sac¨® una mano prodigiosa al borde del descanso con la que evit¨® el empate. ?sa fue la ¨²nica oportunidad del empeque?ecido Ourense, espectador de excepci¨®n del juego rayista, algo trabado, a menudo falto de fantas¨ªa, que sin embargo le llev¨® una y otra vez a los dominios de su rival y que le ha devuelto, y eso es lo que cuenta, a los aleda?os del para¨ªso, l¨¦ase la promoci¨®n.