El trueno de Sun Tzu
La carrera hacia la terminaci¨®n de la guerra, llamada paz, se ha acelerado reflejando una tremenda fatiga occidental. Ya Sun Tzu advert¨ªa, 25 siglos atr¨¢s, que "la guerra es un asunto muy serio" y que "hay que temer que los hombres se metan en ella sin la merecida reflexi¨®n". Lo que cabe preguntarse, ante c¨®mo puede acabar la de Kosovo, es si las democracias occidentales est¨¢n preparadas para la guerra, al menos para esta clase de guerra, cuando se observa la facilidad con la que su aguante se est¨¢ viniendo abajo.Los bombardeos no han dado los frutos esperados, al menos no los han dado en un plazo relativamente corto. Adem¨¢s, la OTAN se ha lanzado a esta aventura con unos objetivos poco claros. Hace tan s¨®lo unas semanas Clinton hablaba de que la campa?a a¨¦rea pod¨ªa durar varias semanas, y, seg¨²n los d¨ªas, dice una cosa u otra. ?l y otros dirigentes incapaces de marcar una estrategia coherente muestran prisas terribles por cerrar este cap¨ªtulo, mientras se abren grietas en la unidad de la OTAN. En tal situaci¨®n, el tiempo -con la perspectiva de un invierno que se puede abatir sobre los cientos de miles de refugiados albanokosovares- ha jugado en contra de la OTAN y a favor de un Milosevic que sigue llevando la iniciativa pol¨ªtica y que a¨²n tiene que dejar ver si la paz le conviene.
Pero otros factores que explican esta fatiga por acabar una guerra que los occidentales desde un primer momento no han querido que sea tambi¨¦n por tierra, por temor anticipado a los efectos de las bajas propias y ajenas, d¨¢ndole as¨ª una ventaja estrat¨¦gica a Milosevic. Los aliados occidentales, y en particular EE UU, partiendo de que "la OTAN no puede perder", se han dejado cegar por la ilusi¨®n de la superioridad tecnol¨®gica y de que es posible una guerra posmoderna, o "pol¨ªticamente correcta", como algunos la llaman. Quiz¨¢ sea ¨¦sta una decantaci¨®n positiva de nuestra terrible historia europea en este siglo. Pero hay que saber a lo que se juega.
Quedan tambi¨¦n de relieve los l¨ªmites que imponen unas sociedades medi¨¢ticas, cuando han -hemos- sido en buena parte los medios los que, en ¨¦sta y otras ocasiones, hemos empujado a la intervenci¨®n. Nuestras democracias se rigen no ya por la opini¨®n p¨²blica -que es algo muy serio, como se demostr¨® en EEUU con la guerra de Vietnam-, sino por su supuesta medici¨®n en forma de sondeos o, incluso, simplemente, por una anticipaci¨®n por los dirigentes de lo que puede ser esa opini¨®n o dar estos sondeos. En este sentido, uno de los principales pensadores pol¨ªticos contempor¨¢neos, Robert Dahl, consideraba recientemente en el C¨ªrculo de Debates en Madrid que la raz¨®n que llev¨® a no entrar contra Milosevic con tropas de tierra no fue tanto el estado de las opiniones p¨²blicas, sino "un temor a c¨®mo las opiniones p¨²blicas responder¨ªan". ?stos que se llaman l¨ªderes europeos o americanos navegan sobre estas olas, en vez de intentar formar opini¨®n, que eso es liderazgo pol¨ªtico en las democracias representativas. Sin ¨¦l, Helmut Kohl no habr¨ªa salvado el proyecto del euro porque la opini¨®n p¨²blica alemana estaba, entonces, en contra de la moneda ¨²nica europea.
Pasado ma?ana, cuando despertemos, si se descubren ?otras? fosas comunes de asesinatos en masa en Kosovo, podr¨ªamos caer en la cuenta de que esto era algo m¨¢s que una m¨¢s o menos lejana pesadilla para Occidente, y un horror para los refugiados o para los que les caen bombas encima. A¨²n habr¨¢ que afrontar la realidad, salvo que ocurra ese milagro que espera la OTAN de que Milosevic caiga como un fruto maduro. Mas, como escribiera el bardo ingl¨¦s, "un cielo tan sombr¨ªo no se aclara sin una tormenta". Claro que Sun Tzu, antes que ¨¦l, ya se?al¨® en El arte de la guerra que "cuando estalla el trueno es demasiado tarde para taparse los o¨ªdos". aortega@elpais.es
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