En el coraz¨®n de Lizarra
Acodado en la barandilla del puente sobre el r¨ªo Ega, con pantal¨®n corto, mochila, cayado de peregrino y concha jacobea, Jacques Sauverre, franc¨¦s de 56 a?os, cree haber o¨ªdo que en Estella "se ha firmado la paz con ETA". Ante la cara de sorpresa del periodista, lo consulta con un compa?ero de fatigas del Camino de Santiago y se reafirma: "Estella me suena a eso". La vieja ciudad medieval navarra, de apenas 15.000 almas, con vestigios jud¨ªos, ¨¢rabes y cristianos, tiene desde septiembre nombre de declaraci¨®n pol¨ªtica. La liturgia nacionalista ha recurrido a ella hist¨®ricamente. En junio de 1931 los nacionalistas obtuvieron el apoyo de m¨¢s de 400 municipios de Guip¨²zcoa, Vizcaya, ?lava y Navarra al proyecto de Estatuto Vasco. En 1936, su alcalde, el nacionalista Fortunato Aguirre, fue asesinado por defender el orden democr¨¢tico y oponerse a la sublevaci¨®n local que dirig¨ªa el general Emilio Mola. Septiembre de 1998. Una ¨¦poca muy distinta y un ayuntamiento con 17 concejales: siete de UPN, seis socialistas, dos de la Candidatura Unitaria de Estella (CUE) y s¨®lo dos ediles nacionalistas, uno de HB y otro de EA. El concejal de HB le pidi¨® al alcalde, el socialista Jos¨¦ Luis Castej¨®n, la cesi¨®n de la Casa de Cultura Fray Diego para un acto "muy importante". El alcalde cedi¨® el local y ese d¨ªa se fue a fiestas de Sang¨¹esa, declinando la sugerencia del edil abertzale: "Qu¨¦date, que va a ser una cosa importante". As¨ª fue. Castej¨®n, miembro de la ejecutiva del PSN, recibi¨® dur¨ªsimas cr¨ªticas de UPN por haber puesto el escenario a la Declaraci¨®n de Estella. Cuatro d¨ªas despu¨¦s ETA anunci¨® la tregua y las cr¨ªticas se acallaron. Estella pasaba a convertirse en un controvertido vocablo de uso diario con su denominaci¨®n vasca, Lizarra. "Ciertamente en los ¨²ltimos meses hay m¨¢s turistas. No s¨¦ si es por la fama que nos han puesto desde lo de la tregua, por el a?o santo compostelano o por qu¨¦", comenta Jos¨¦ Antonio, mientras sirve ca?as en un bar de la parte antigua de la ciudad. A los estelleses no les molesta demasiado que su nombre ande en boca de los pol¨ªticos. Eso da publicidad, piensan. A pesar de la estrecha vinculaci¨®n mental que Lizarra lleva aparejada con la apuesta nacionalista, en Estella el partido m¨¢s votado en 1995 fue UPN, pero es un socialismo con cintura el que ha gobernado con el apoyo de una candidatura local (CUE) mezcolanza de izquierdistas, verdes y nacionalistas refractarios a las pistolas, que ahora, tras la tregua, concurrir¨¢n junto a Euskal Herritarrok. Quienes conocen bien a Castej¨®n aseguran que, con ocho a?os de alcald¨ªa a sus espaldas, enorme capacidad de trabajo y fuertes convicciones, no se arrepiente de haber cedido la Casa de Cultura para que se presentara la Declaraci¨®n de Lizarra, con la que pol¨ªticamente no concuerda en absoluto. Puede que en Fray Diego se haya iniciado la cuenta atr¨¢s de la pacificaci¨®n. Castej¨®n asegur¨® que, si sirviera para acercar la paz, ceder¨ªa "la mism¨ªsima Plaza de los Fueros" si hiciera falta. Ahora que anda rumiando c¨®mo sacar adelante un museo de las guerras carlistas, de las que tanto supieron los estelleses, hay quien piensa que estar¨ªa bien colocar en una de sus vitrinas, quiz¨¢ junto a la espada de Zumalac¨¢rregui, la ¨²ltima pistola de ETA. "Ser¨ªa bonito poder decir dentro de unos a?os que aqu¨ª, se inici¨® la paz, pero eso, de momento, es una inc¨®gnita", reconoce Agurtzane Larrainzar, de 17 a?os, mientras se aleja pedaleando en su bicicleta. A su lado, un indicador de carretera con la inscripci¨®n "Estella-Lizarra" es el motivo escogido por dos j¨®venes caminantes para hacerse una foto. "Antes no se sacaban fotos ah¨ª", apunta un anciano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.