Un refugio donde vivir de espaldas a Guip¨²zcoa
Ir¨²n ha querido siempre preservar su apariencia adinerada y aburguesada. Por eso da la sensaci¨®n de que vive en una huida permanente y de espaldas a la provincia. La segunda poblaci¨®n m¨¢s importante de Guip¨²zcoa nunca ha reivindicado los honores del escalaf¨®n provincial; muy al contrario, se ha dejado llevar por una sensaci¨®n centr¨ªfuga que le acerca a Francia y le aleja de su vecindario natural. Hace mucho tiempo que Ir¨²n seccion¨® ese cord¨®n umbilical y apost¨® por la autogesti¨®n. As¨ª ha regido su destino en la prosperidad y en la adversidad. La villa fronteriza es un cruce de identidades, mezcla de las sucesivas inmigraciones, y no por ello ha perdido su car¨¢cter divertido y original, el tinte liberal que trajo una pl¨¦tora ilustrada de escritores, pintores y m¨²sicos a comienzos de siglo. Ir¨²n alarde¨® de su talante tolerante hasta que muy recientemente han aflorado resabios de intransigencia con ocasi¨®n del Alarde de Armas de San Marcial. En este escenario, los iruneses de nacimiento y los de adopci¨®n han convivido en feliz comuni¨®n, sin fricciones aparentes, fruto del efecto armonizador que ha ejercido la bonanza econ¨®mica. Ahora que la ciudad se recupera del castigo que recibi¨® tras la desaparici¨®n del negocio aduanero, Ir¨²n prepara su tercera gran transformaci¨®n. La primera coincidi¨® con la creaci¨®n de la aduana francoespa?ola, en 1840, y la construcci¨®n del ferrocarril una d¨¦cada despu¨¦s aproximadamente, que colocaron a la localidad en una posici¨®n privilegiada sobre el resto de Guip¨²zcoa. La segunda ocurri¨® a mediados de este siglo, cuando se afloj¨® el cors¨¦ de la autarqu¨ªa franquista. El giro que Ir¨²n pretende dar a la urbe se ha gestado fundamentalmente en esta legislatura. Durante los ¨²ltimos cuatro a?os se han colocado las bases para la ampliaci¨®n del pol¨ªgono de transportes Zaisa, la creaci¨®n del recinto ferial del Bidasoa, la urbanizaci¨®n del centro de la ciudad, la apertura del Museo de la Romanizaci¨®n o la recuperaci¨®n del parque ecol¨®gico de Plaiaundi. Estos proyectos se solapar¨¢n con una pol¨ªtica agresiva de generaci¨®n de empleo para paliar las consecuencias del desarme arancelario en 1983. La crisis aduanera sorprendi¨® al sector privado en actitud adormecida, incr¨¦dula ante el final inminente de la gallina de los huevos de oro. La amenaza del desempleo puso en situaci¨®n de grave riesgo a cerca de 1.500 familias, lo que provoc¨® una intervenci¨®n urgente de las administraciones para encontrar un colch¨®n que amortiguara la ca¨ªda. As¨ª se ide¨® la constituci¨®n de Zaisa, una sociedad que gestiona la actividad del pol¨ªgono del transporte en Ir¨²n. Esta aspirina, la actitud beligerante del Ayuntamiento en contra del paro y una pol¨ªtica urban¨ªstica al servicio del empleo y de la industrializaci¨®n han permitido que los ¨ªndices de desocupaci¨®n laboral se hayan reducido en cuatro a?os desde un 20,44% al 12,58% (a la par que la media de Guip¨²zcoa). La reconversi¨®n econ¨®mica se ha enfocado hacia la explotaci¨®n del sector servicios, sin descuidar la lenta recuperaci¨®n industrial, lo que coloca a Ir¨²n en una posici¨®n desahogada para afrontar varios proyectos que lindan con lo cultural, urban¨ªstico y medioambiental. Uno de ellos es el recinto ferial del Bidasoa, que lo ser¨¢, por extensi¨®n, de toda Guip¨²zcoa. Sobre la antigua explanada de las aduanas, en una superficie ¨²til de 11.000 metros cuadrados bajo techo y un aparcamiento con aforo para 1.400 plazas, se construir¨¢ un pabell¨®n en forma modular con una inversi¨®n total de 1.400 millones de pesetas, financiados al 50% por el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n con la ayuda de una dotaci¨®n de 400 millones de pesetas procedentes de la Uni¨®n Europea. La agenda del a?o 2000 incluye la creaci¨®n del futuro Museo de la Romanizaci¨®n del Golfo de Vizcaya, que pretende cobijar la estructura de un puerto romano, del siglo I, descubierto en 1992 en la localidad. El futuro museo, que costar¨¢ 200 millones de pesetas, contendr¨¢ asimismo otros restos hist¨®ricos -cer¨¢micas, huesos de frutas, aparejos relacionados con la pesca- de destacado valor arqueol¨®gico hallados en este yacimiento y que los expertos de Arkeolan est¨¢n estudiando. Tambi¨¦n est¨¢ en marcha, como proyecto para el embellecimiento externo del casco urbano, la peatonalizaci¨®n de las calles c¨¦ntricas y el adecentamiento de la fachada del pueblo: la plazoleta que se domina desde el balc¨®n consistorial. Ir¨²n ha arrastrado como una r¨¦mora la deficiente previsi¨®n urban¨ªstica que se plane¨® hace tres d¨¦cadas. Por culpa de un Plan General que proyect¨® en 1965 una ciudad con techo para 300.000 personas (casi seis veces m¨¢s que la poblaci¨®n actual) y que preve¨ªa una cesi¨®n desmedida de los aprovechamientos urban¨ªsticos para los promotores privados de vivienda, la localidad ha tenido que ralentizar su desarrollo y acomodarlo parcialmente a su dimensi¨®n real. Esta labor de ordenaci¨®n ha sido tan laboriosa como acertada, pues se ha logrado reducir la oferta de pisos y contener los precios. No obstante, la vivienda sigue siendo, a juicio del alcalde, Alberto Buen, la asignatura pendiente y una prioridad para la pr¨®xima legislatura. En la actualidad est¨¢n en construcci¨®n 300 viviendas sociales y se han planificado 1.000 m¨¢s antes de 2003. La aprobaci¨®n definitiva del dibujo metropolitano (Plan General), que ha fijado con rigor las futuras intervenciones residenciales, deja la puerta abierta a una remodelaci¨®n del vac¨ªo existente en la explanada de la plaza San Juan, frente al Ayuntamiento. Ya existe el compromiso de esta corporaci¨®n de constituir un jurado popular, a trav¨¦s de la f¨®rmula de los N¨²cleos de Intervenci¨®n Participativa (NIP), que asumir¨¢ la responsabilidad de convocar un refer¨¦ndum para decidir el mejor proyecto presentado a un concurso internacional de ideas. El atrevimiento institucional en Ir¨²n se ha concretado en la creaci¨®n de un consorcio transfronterizo que agrupa tambi¨¦n a los municipios de Hondarribia y Hendaya. Esta forma de inventar una nueva ciudad europea, al margen de las fronteras nacionales, posibilitar¨¢ mancomunar servicios como la recogida de basuras y planificar conjuntamente el urbanismo, la programaci¨®n cultural o la promoci¨®n tur¨ªstica. Con esta audacia interinstitucional, a ra¨ªz de la firma del Tratado de Bayona en 1995, se ha logrado abrir un espacio de entendimiento supramunicipal que ha exigido la superaci¨®n de numerosos obst¨¢culos pol¨ªticos y legales para perfeccionar un marco de cooperaci¨®n a tres bandas. Esta iniciativa pone de relieve, de nuevo, que Ir¨²n contin¨²a de espaldas a Guip¨²zcoa y ahora fija su mirada al r¨ªo Bidasoa, donde est¨¢ la frontera.
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