En una c¨¢rcel de Lima
A fecha de diciembre de 1998, 1.323 espa?oles cumpl¨ªan condena en prisiones de 57 pa¨ªses, el 74% de los casos por asuntos relacionados con la droga, seg¨²n datos del Ministerio de Asuntos Exteriores. En el centro y sur de Am¨¦rica, el n¨²mero de espa?oles condenados por delitos de narcotr¨¢fico se dispara: 360 de los 391 retenidos en los penales suramericanos lo est¨¢n por esta causa. Salvador Alfonso, de 33 a?os y natural de Gandia (Valencia), cumple condena desde hace tres a?os en el penal de San Juan de Lurigancho, en Lima (Per¨²). Viaj¨® a este pa¨ªs un 5 de marzo de 1996, "movido por el ambiente del mundo que rodea a las drogas", comenta su hermana Mar¨ªa ?ngeles. Diecis¨¦is d¨ªas despu¨¦s de su llegada, la polic¨ªa peruana le arrest¨®. En su habitaci¨®n del hotel le hab¨ªan sido incautados 180 gramos de coca¨ªna. El joven ingres¨® el 21 de marzo en la prisi¨®n de Lurigancho, una de las c¨¢rceles peor consideradas de Per¨². Para Salvador y su familia comenz¨® as¨ª un "aut¨¦ntico calvario" que todav¨ªa no ha terminado. Las circunstancias que envuelven al joven a partir de ese momento no son nuevas para las autoridades peruanas, ni para los diplom¨¢ticos espa?oles o las organizaciones humanitarias que trabajan con los espa?oles encarcelados en penales americanos.Una mujer, que se identifica ante la familia como la abogada del joven, les promete que en tres meses Salvador estar¨¢ de nuevo en la calle. Resulta ser una estafa, una falsa abogada que tras conseguir de la familia m¨¢s de mil d¨®lares para "gastos del proceso" desaparece sin dejar rastro. Un a?o despu¨¦s, el 25 de marzo de 1997 se celebra el juicio, pero el abogado de oficio no comparece. A pesar de no disponer de defensa, el proceso sigue adelante y Salvador Alfonso Escriv¨¤ es condenado a 10 a?os por tr¨¢fico de drogas. Una pr¨¢ctica inconcebible en Espa?a pero habitual en estos pa¨ªses, comenta Jos¨¦ Alarc¨®n, coordinador del Programa Presos Espa?oles en el Exterior de la Fundaci¨®n Espa?oles en el Mundo. "El consulado espa?ol no est¨¢ obligado a proporcionar un abogado a los detenidos y muchas veces conoce la irregularidad del juicio un mes despu¨¦s de celebrarse", se?ala. El preso valenciano recibe la visita peri¨®dica de alg¨²n funcionario de la embajada en Lima y 150 d¨®lares al mes. La llegada de un periodista espa?ol al penal de Lurigancho cambia la suerte de Salvador. Infiltrado en la prisi¨®n para realizar un reportaje, conoce la historia de Salvador y le habla a su familia de Fraternidad Carcelaria, una organizaci¨®n que trabaja en Per¨² con presos extranjeros. A trav¨¦s de la asociaci¨®n contratan a un abogado peruano que apela la condena. Pero el 11 de septiembre de 1997 la sentencia es ratificada. La familia se derrumba. Asesorado por su abogado, Salvador solicita acogerse al tratado bilateral entre Per¨² y Espa?a para la transferencia de presos, su ¨²ltima oportunidad de salir de Lima. Salvador Alfonso espera, desde hace a?o y medio, a ser traslado a Espa?a. Vicenta Escriv¨¤, de 65 a?os, y Jos¨¦ Alfonso, de 72, padres del recluso, viajaron en enero a Lima junto a la mayor de sus cuatro hijos, Mar¨ªa ?ngeles. El abogado les hab¨ªa alertado por tel¨¦fono sobre la gravedad del estado de Salvador, en coma despu¨¦s de sufrir una neumon¨ªa. Super¨® el trance, pero Mar¨ªa ?ngeles, que era la segunda ocasi¨®n en la que visitaba a su hermano, se encontr¨® ante s¨ª una estampa desoladora: "Pesaba unos 50 kilos, le hab¨ªan roto los dientes, seguramente en alguna pelea, porque all¨ª los extranjeros, m¨¢s si est¨¢n presos por tr¨¢fico de drogas, no est¨¢n nada bien considerados". Salvador hab¨ªa padecido con anterioridad una tuberculosis. Para los padres el primer encuentro con su hijo tras tres a?os de cautiverio fue m¨¢s traum¨¢tico. "Cre¨ª que mi marido no lo superaba, tuvo una insuficiencia respiratoria y regres¨® enfermo. Bueno, creo que volvimos enfermos todos", relata su madre. La familia teme por la salud de Salvador. "Mi hermano ya ha pagado muy caro lo que hizo y va a acabar pag¨¢ndolo con su vida", reprocha Mar¨ªa ?ngeles. El 11 de junio de 1998 pidi¨® la intercesi¨®n del Ministerio de Justicia espa?ol para que se agilizasen los tr¨¢mites del traslado. Pero, seg¨²n la familia, el expediente contin¨²a paralizado.
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