Manchester y Bayern, un cl¨¢sico in¨¦dito
Los dos equipos cambiar¨¢n sus papeles tradicionales al afrontar esta noche su cuenta pendiente con la Copa de Europa
Dos clubes prestigiosos, cargados de historia y de jugadores m¨ªticos, se enfrentan esta noche (20.45, TVE1) en una final in¨¦dita de la Copa de Europa, con el Camp Nou como colosal escenario. Tanto el Manchester United como el Bayern de M¨²nich tienen una cuenta pendiente con una competici¨®n que les esquiva desde hace demasiado tiempo. Los ingleses conquistaron su ¨²nica Copa de Europa en 1968, cuando en sus filas jugaba aquella fabulosa trinidad: Bobby Charlton, George Best y Dennis Law (ausente por lesi¨®n en la final). Desde entonces, el Manchester ha vivido malos y buenos tiempos. Pas¨® por la Segunda Divisi¨®n, acept¨® de mala gana la larga hegemon¨ªa del Liverpool y tard¨® un cuarto de siglo en volver a proclamarse campe¨®n de Inglaterra. Pero su regeso a la cumbre ha sido espectacular. El Manchester domina con pu?o de hierro el f¨²tbol de su pa¨ªs y s¨®lo espera el momento de alcanzar el objetivo de los clubes verdaderamente grandes: la Copa de Europa.El Bayern es un hijo de los a?os sesenta y de una generaci¨®n maravillosa de jugadores, encabezada por Franz Beckenbauer, un futbolista que hizo ¨¦poca junto a Maier, M¨¹ller y, posteriormente, Breitner y Uli H?ness. Desde entonces, el Bayern supone la gran referencia del f¨²tbol alem¨¢n. Pero, como el Manchester, tambi¨¦n persigue un largo sue?o. No gana la Copa de Europa desde 1976. Franz Beckenbauer, que oficia de presidente del club, asegura que el equipo actual supera a aquel que consigui¨® tres titulos europeos de forma consecutiva. Como afirmaci¨®n, resulta m¨¢s que dudosa. Este Bayern ha puesto una distancia sideral sobre el resto de los equipos alemanes, pero tambi¨¦n es cierto que el f¨²tbol de Alemania ha entrado en un periodo de decadencia. S¨®lo el Bayern aparece como una potencia indiscutible en el concierto continental. Ahora bien, resulta dif¨ªcil catalogar como mejores al actual Matth?us (38 a?os), a Effenberg, Bassler o al gigantesco Jancker con respecto a aquella generaci¨®n que siempre figurar¨¢ en la memoria de los aficionados.
Otra cosa es que el Bayern cuente con grandes oportunidades de imponerse al Manchester. Cualquier duelo angloalem¨¢n resulta impredecible por naturaleza. Y muy atractivo. Desde la final de la Copa del Mundo de 1966, ingleses y alemanes se toman sus enfrentamientos tan en serio como una cuesti¨®n de honor nacional. Hoy, en el Camp Nou, se miden dos equipos que han cambiado los papeles. El Bayern ha entrado en la din¨¢mica del f¨²tbol de su pa¨ªs: un estilo demasiado severo, fiado al poderos¨ªsimo f¨ªsico de sus jugadores, unos tallos considerables que pueden comprometer seriamente al Manchester en el juego a¨¦reo. Qui¨¦n lo dir¨ªa hasta hace poco: ingleses con problemas frente a los pelotazos. Pero as¨ª ocurre. Inglaterra ha sido permeable a la influencia de varias estrellas europeas, desde Zola hasta Bergkamp, desde Ginola hasta Cantona. El resultado ha sido el abandono del choque por el choque, la puesta en cuesti¨®n de los delanteros como tanques, la modificaci¨®n de unas maneras de juego que se han vuelto m¨¢s atractivas. Y el Manchester representa ese cambio.
El equipo ingl¨¦s cuenta con una desventaja de salida. Su columna central (Keane y el astuto Scholes) no podr¨¢ jugar por sanci¨®n. Ferguson tendr¨¢ que improvisar. No le resultar¨¢ f¨¢cil. Jugar¨¢ Nicky Butt, el joven aprendiz de Keane, pero su compa?ero en la media dictar¨¢ en buena medida el corte del partido. Tanto si es Johnsen o es Phil Neville, un comod¨ªn sin nada relevante, se interpretar¨¢ como una medida defensiva. El elegido se ocupar¨ªa probablemente del marcaje personal de Effenberg, uno de esos jugadores que casi nunca han querido estar a la altura de su talento. Pero en este Bayern avasallador, Effenberg cumple un papel decisivo: piensa y pone pausa al juego. Si no juega ninguno, quiz¨¢ Beckham se desplace de la banda al medio. As¨ª ocurri¨® en la final de la Copa inglesa, y con buenos resultados. Pero el traslado anula una de las armas m¨¢s letales del f¨²tbol actual, los fant¨¢sticos centros de Beckham, interpretados de memoria por Cole y Yorke.
El Bayern contestar¨¢ con un 5-3-2 al 4-4-2 de los ingleses. Para Cole y Yorke puede representar un problema. Cuando se han enfrentado a equipos con defensa libre, han pasado dificultades. En cualquier caso, se trata de un duelo apasionante, el tercero que disputan estos equipos en la actual temporada. Los dos anteriores terminaron en empate. Esta vez saldr¨¢ un vencedor de una final a la altura de la leyenda de la competici¨®n.
El campe¨®n ser¨¢ un subcampe¨®n
Por primera vez en la historia de la Copa de Europa, el ganador no estar¨¢ avalado por un t¨ªtulo de campe¨®n. El Manchester y el Bayern alcanzaron la pasada temporada el segundo puesto en las Ligas inglesa y alemana. Los dos equipos se han beneficiado de la nueva f¨®rmula de la UEFA, que abri¨® pas¨® a la Liga de Campeones a varios equipos subcampeones para satisfacer las exigencias de los grandes equipos y para procurarse una mayor cantidad de dinero a trav¨¦s de los contratos de televisi¨®n. La medida s¨®lo ha durado dos a?os. La presi¨®n del denominado G-14, grupo que representa los intereses de varios de los clubes m¨¢s poderosos de Europa, ha desembocado en una nueva competici¨®n que tambi¨¦n se denominar¨¢ Liga de Campeones, pero que ser¨¢ lo m¨¢s parecido a la antigua Copa de la UEFA. Por ejemplo, Espa?a, Italia y Alemania estar¨¢n representadas en la pr¨®xima edici¨®n por cuatro equipos. Se termin¨® la obligatoriedad de la excelencia, o sea, de la presencia ¨²nica de campeones, en beneficio de los intereses del mercado.La final del Camp Nou ofrece otra particularidad, la ausencia de equipos latinos por primera vez desde hace 17 a?os. Desde 1982, a?o en el que se enfrentaron el Aston Villa y el Bayern (victoria del equipo ingl¨¦s), todas las ediciones hab¨ªan contado con alg¨²n representante del f¨²tbol latino, especialmente equipos italianos. Ha sido un periodo espectacular para el Milan y el Juventus. Y para el Bar?a ha significado el fin de una pesadilla. En 1992 consigui¨® por fin la Copa de Europa. Su pretensi¨®n era reeditar el ¨¦xito en el a?o del Centenario y en su campo, pero fue a caer en el grupo del Manchester y el Bayern, precisamente los dos finalistas que llegan al Camp Nou.
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