Efectos dram¨¢ticos
DE PASADALas inmersiones teatrales en Sevilla tienen algo diferente. Muchas cosas diferentes. Abundan los espectadores aficionados a la ingesta masiva de caramelos, preferentemente de envoltorio ruidoso, que dan un punto de improvisaci¨®n ambiental a los efectos sonoros. Un caramelo m¨¢s o menos var¨ªa la intensidad dram¨¢tica hasta extremos inimaginables, de ah¨ª que sea fundamental la participaci¨®n activa del p¨²blico, capaz de prolongar la agon¨ªa del pr¨®jimo durante minutos y minutos. Un experto comedor de caramelos puede ayudar a sus compa?eros del patio de butacas a alcanzar el cl¨ªmax dram¨¢tico si, adem¨¢s de comer muchos en intervalos cortos, protagoniza duelos ¨¦picos con los envoltorios de cada golosina. Si tarda m¨¢s en deshacerse de la cubierta plastificada que en zamparse la chucher¨ªa puede casi aventurarse que se trata de un artista del estruendo ambiental. Hay seres intransigentes que se molestan por ello, pero la ligaz¨®n entre el arte y la comprensi¨®n ajena siempre ha sido un hilo quebradizo. M¨¢s diferencias: la interactividad. Dio gusto asistir a la representaci¨®n de ?Qui¨¦n teme a Virginia Woolf?, escrita por Edward Albee, y comprobar la participaci¨®n del p¨²blico, que apostilla, deduce y celebra como una contribuci¨®n al enriquecimiento de los di¨¢logos. Que Marta (interpretada por Nuria Espert) se sirve la cuarta copa, pues el espectador interactivo va y advierte a viva voz de la "taj¨¢" que se avecina. Que el matrimonio de alcoh¨®licos, protagonistas del drama, se destripan de forma inmisericorde con frases aceradas, pues se celebra a carcajadas. No todo el p¨²blico act¨²a as¨ª, de forma homog¨¦nea, pero basta que se cuelen unos cu¨¢ntos para que se conviertan en la estrella invitada. Un caramelo aqu¨ª, un m¨®vil por all¨¢ y una apostilla acull¨¢ y te cambia las sensaciones por completo. Una va predispuesta a dejarse sobrecoger por los di¨¢logos brutales de ?Qui¨¦n teme a Virginia Woolf? y sale encogida por la reacci¨®n del p¨²blico. En vez de hablar de los actores (Adolfo Marsillach, Pep Munn¨¦ y Marta Fern¨¢ndez-Muro, am¨¦n de Espert), sales del teatro y comentas lo bien que ha estado tu vecina de butaca, que se ha zampado cuatro caramelos en el primer acto y ha repartido otros tantos a sus amigas (y cada vez abr¨ªa y cerraba un bolsito de cremallera, que tambi¨¦n ayudaba a crear ambiente). TEREIXA CONSTENLA
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