Un ministro y 17 generales de Colombia dimiten en protesta por el proceso de paz
La dimisi¨®n del ministro de Defensa colombiano, Rodrigo Lloreda, por no estar de acuerdo con los ¨²ltimos pasos dados por el presidente del Gobierno, Andr¨¦s Pastrana, en el proceso de negociaci¨®n con la guerrilla, gener¨® ayer mi¨¦rcoles una crisis pol¨¬tica y militar sin precedentes. Diecisiete de los 30 generales en activo -comandantes de brigada y divisi¨®n- y 14 coroneles solicitaron su paso a retiro. Pol¨ªticos, ministros y juristas se precipitaron a mostrar su apoyo a Pastrana. El ministro de Defensa interino, el general Fernando Tapias, neg¨® cualquier posibilidad de ruido de sables.
"No somos enemigos de la paz. Somos unas Fuerzas Armadas de profunda vocaci¨®n democr¨¢tica", dijo el general Fernando Tapias, comandante del Ej¨¦rcito, antes de viajar a Cartagena, junto al alto mando, para reunirse con el presidente, quien asiste a la cumbre de la comunidad andina. De hecho, el propio Pastrana, al finalizar el encuentro, dijo a la prensa que los militares le hab¨ªan manifestado su apoyo: "El Gobierno y las Fuerzas Militares est¨¢n profundamente unidas e identificadas en el prop¨®sito nacional de la b¨²squeda de la paz".La crisis que el presidente daba por cerrada, pero los analistas no, es la peor que ha sufrido el actual Gobierno desde su toma de posesi¨®n en agosto de 1998. Los grandes diarios colombianos sacaron a la calle ediciones extras. "Crisis", titulaba anoche a seis columnas El Espectador.
El general Tapias ley¨® al mediod¨ªa un breve comunicado para calmar los ¨¢nimos y evitar las especulaciones sobre un golpe de Estado: "El estamento militar no le ha fallado ni le fallar¨¢ al pa¨ªs". Pero, al mismo tiempo, el alto mando del Ej¨¦rcito ordenaba el "acuartelamiento de primer grado" en todas las guarniciones del pa¨ªs, "la m¨¢xima alerta en que se puede colocar a las Fuerzas Armadas".
Los desacuerdos de Lloreda con las decisiones del presidente forman una larga cadena. El ¨²ltimo enfrentamiento del ministro con el alto comisionado para la paz, V¨ªctor G. Ricardo, fue por la desmiliarizaci¨®n de 42.000 kil¨®metros cuadrados al sur del pa¨ªs que sirven de escenario a las negociaciones con la guerrilla. Ricardo anunci¨® hace pocos d¨ªas la intenci¨®n del Gobierno de mantenerla de manera indefinida.
Pol¨¦mica decisi¨®n
El ministro se opuso: "Si hay una pr¨®rroga indefinida se corre el riesgo de que las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] se puedan fortalecer". Para Lloreda, el no tener fecha l¨ªmite pod¨ªa "dilatar o diluir el proceso". "No se pueden negociar los principios", dijo en su carta de dimisi¨®n. Lloreda insisti¨® ayer en que, a pesar de los intentos por hablar con el presidente antes de redactar su renuncia, Pastrana "no tuvo tiempo" para atenderlo.
La respuesta militar se desencaden¨® casi de inmediato y fue creciendo a medida que pasaban las horas. Al mismo tiempo aparecieron las declaraciones de apoyo al presidente y a su pol¨ªtica de paz: el vicepresidente, los 14 ministros restantes, alcaldes, gobernadores, parlamentarios, el Consejo Superior de la Judicatura. "Podemos estar tranquilos, el proceso de paz va bien, ha avanzado m¨¢s all¨¢ de lo que los colombianos creemos", dijo el presidente del Congreso, Fabio Valencia Cossio.
Algunos parlamentarios opositores hablaron de una paz "herida de muerte" y pidieron al Gobierno un replanteamiento en sus pol¨ªticas de reconciliaci¨®n nacional. Las FARC tambi¨¦n opinaron y lo hicieron con un mensaje electr¨®nico en el que califican la postura de Lloreda de "rebeld¨ªa abierta y provocadora", y piden a Pastrana que amplie el consenso alrededor de la paz.
La desmilitarizaci¨®n o despeje fue el primer paso que se dio en esta negociaci¨®n. Tres meses, desde el pasado 7 de noviembre, sin un s¨®lo militar en la zona, que luego se ampli¨® cuatro meses m¨¢s. La decisi¨®n de no ponerle plazo se plante¨® para hacer viable la nueva etapa de di¨¢logo pactada el 2 de mayo por el presidente Pastrana y Tirofijo, el principal comandante de la guerrilla.
Al atardecer y despu¨¦s de varias horas de la reuni¨®n entre Pastrana y los mandos militares en Cartagena de Indias se especulaba con una f¨®rmula para conjurar la crisis que consistir¨ªa en pedir la cabeza del actual comisionado para la paz. Pastrana, en una carta al ministro saliente, le se?al¨® que la pol¨ªtica de paz del Gobierno "se ha venido cumpliendo en el marco de la Constituci¨®n y de la ley y est¨¢ inspirada en el marco de la Constituci¨®n". Ante los rumores de una posible intentona golpista, el presidente dijo: "Mantendr¨¦ hasta el final de mi mandato la voluntad de continuar la pol¨ªtica de paz con el apoyo de las Fuerzas Armadas".
Lloreda cont¨® siempre con el apoyo del alto mando militar, que ayer lo calificaba como el "mejor ministro". Hasta el ¨²ltimo minuto, Lloreda defendi¨® la voluntad de paz de los militares y asegur¨® que ¨¦sta los ha llevado incluso a situaciones "humillantes". El malestar militar se ha sentido en varios momentos de este nuevo intento para lograr la paz tras m¨¢s de tres d¨¦cadas de violencia: en noviembre del a?o pasado, cuando se retiraron los 3.000 soldados del batall¨®n Cazadores, el m¨¢s grande de la zona despejada; o dos meses despu¨¦s, cuando se conoci¨® una lista de militares investigados por v¨ªnculos con los paramilitares que supuestamente Ricardo entreg¨® a las FARC.
El 'despeje' en el pa¨ªs de las FARC
El p¨¢rroco de San Vicente del Cagu¨¢n, el padre Miguel ?ngel Serna, se ha convertido en el m¨¢s duro cr¨ªtico de la forma en que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han manejado la zona del despeje. Por San Vicente -una poblaci¨®n ganadera y coquera (donde se cultiva coca) de unos 15.000 habitantes y coraz¨®n de la zona desmilitarizada- andan como Pedro por su casa los guerrilleros.Ellos cobran peaje en las carreteras de salida, ellos resuelven los conflictos de acuerdo con sus leyes, pavimentan las calles con trabajo "voluntario" de la poblaci¨®n y de los due?os de camiones, y establecen los horarios para entrar o salir de la poblaci¨®n.
El padre Serna acusa a la guerrilla de reclutar a menores de edad y detener a los que considera sospechosos de tener v¨ªnculos con los paramilitares. La nueva queja es que la guerrilla utiliza la extensa zona de distensi¨®n para mantener a los secuestrados que retiene en todo el pa¨ªs. Los ganaderos -unos de los m¨¢s radicales adversarios de los guerrilleros- aseguran que en los otros cuatro municipios despejados los comandantes han prohibido vacunar el ganado.
Pero hay muchos que aseguran que la zona de distensi¨®n no ha cambiado en gran medida las cosas: desde hace a?os las FARC controlan este territorio de las provincias del Caquet¨¢ y el Meta.
Desde las grandes ciudades se ve el despeje como la entrega de una porci¨®n del pa¨ªs a la guerrilla, all¨¢ las cosas se ven de manera distinta. "Nosotros estamos acostumbrados a obedecer a distintas leyes", dijo a este peri¨®dico un campesino. El tertuliano de un caf¨¦ de la plaza central dice: "Es un sacrificio que estamos haciendo prestando nuestro territorio para que todo el pa¨ªs tenga por fin la paz; es un mal necesario, en alg¨²n sitio se tiene que hablar".
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