Andy el r¨¢pido
A galope tendido hizo Andy Cartagena el rejoneo mal llamado arte. Para qu¨¦ quer¨ªa m¨¢s el p¨²blico: verlo cabalgar despepitado, despu¨¦s el brioso piafar del caballo, girar r¨¢pido, volver grupas, emprender mete¨®rica carrera, y entraba en el paroxismo.El deliro fue la actuaci¨®n de Andy Cartagena, toda ella, sin pausa ni respiro. Y entre galopes reun¨ªa a la grupa clavando arriba, lo que constitu¨ªa una ex¨®tica novedad.
Ir al encuentro de frente, eso lo prodig¨® el joven rejoneador. Situado el toro en un extremo del di¨¢metro, se iba al otro y acud¨ªa al encuentro como si se tratara de asaltar Fort Apache. El toro deb¨ªa de quedar aterrado con aquel furioso caballo que se le ven¨ªa encima, apenas pod¨ªa reaccionar, y si del encuentro resultaba con una banderilla clavada en los lomos, s¨®lo cab¨ªa aguantarse: no haber nacido toro.
Cobaleda / Cuatro rejoneadores
Toros exageradamente desmochados para rejoneo de S¨¢nchez Cobaleda, terciados, encastados.Luis Domecq: metisaca traser¨ªsimo bajo y rueda de peones (saluda por su cuenta y oye algunas palmas y pitos). Antonio Domecq: pinchazo, rej¨®n trasero, pinchazo, rej¨®n trasero bajo y rueda de peones (saluda en los medios aprovechando que aplauden al caballo). Paco Ojeda: rej¨®n atravesado traser¨ªsimo, tres pinchazos, rueda de peones y, pie a tierra, descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Andy Cartagena: rej¨®n trasero bajo y rueda de peones (dos orejas). Por colleras.- Hermanos Domecq: rej¨®n trasero, vueltas al toro con los caballos y luego rueda de peones (vuelta). Ojeda-Cartagena: rej¨®n trasero, rueda de peones y Ojeda, pie a tierra, tres descabellos, dos de ellos barrenando (ovaci¨®n y saludos). Cartagena sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 29 de mayo. 21? corrida de feria. Lleno.
Es pura suposici¨®n, claro. Ni este toro ni ninguno hicieron declaraciones a la prensa una vez terminada la corrida. No es como los toreros, que s¨ª las hacen, normalmente para ponerlos verdes.
Si los toros hablaran...
Si los toros hablaran ya se habr¨ªan ido en manifestaci¨®n al Parlamento Europeo para protestar por las mal llamadas corridas de rejones. Pues una cosa es que a los toros los lidien, otra que los escabechen y ese sea el espect¨¢culo.
Se salva al r¨¢pido Andy, se salva al voluntarioso Ojeda, y el resto constituy¨® un aquelarre, un atentado a la dignidad. Con los hermanos Domecq de primeros responsables, que clavaban mal. Y clavar mal significaba no ya que las banderillas acabaran en el suelo sino que, tiradas a donde cayeran, quedaban colgadas por las paletillas y las ri?onadas.
Hubo, cuando las colleras, momentos de aut¨¦ntico bochorno. Se arrodillaba el toro malherido, despu¨¦s rematado mediante alevosas ruedas de peones, y ambos hermanos rejoneadores lo imitaban haciendo arrodillarse al tiempo a sus caballos, con lo cual montaban un cuadro que, lo llega a pintar Goya, y se convierte en el s¨ªmbolo de la Espa?a negra.
Claro que Goya jam¨¢s habr¨ªa pintado semejante esperpento. Goya pint¨® chulos que ten¨ªan lo que hay que tener, diestros en el bien llamado arte de C¨²chares. Despu¨¦s vino el llamado con propiedad arte de Marialva, mas se trataba de distinto rito.
Los que dec¨ªan caballeros en plaza a¨²n no hab¨ªan inventado este circo de los caballazos, de los acuchillamientos, de las colleras infames, que se perpetran con gran alborozo de un p¨²blico absolutamente desconocedor del toro, del toreo y seguro que del propio rejoneo. No hab¨ªan cifrado el arte en galopar, o en pasarse la tarde saludando sombrero en mano, o en ponerse a pegar giros. Que en esto de los giros -sin ir m¨¢s lejos- una cosa es darlos con bizarr¨ªa junto a las astas al salir de una reuni¨®n, otra pasarse as¨ª la actuaci¨®n entera como si el caballo se hubiese vuelto tarumba.
Paco Ojeda no incurri¨® en esto de los giros y procur¨® banderillear de frente, con varia fortuna. Andy Cartagena emple¨® las dos modalidades, porque en su desbocado af¨¢n cab¨ªan todas las peripecias. Finalmente ambos rejoneadores, formando collera, enhebraron al toro sus respectivos rejones de castigo y durante un buen rato estuvo el pobre animal por all¨ª, con dos largos palos prendidos a un costado. La verdad es que daba grima. Pero al p¨²blico del rejoneo mal llamado arte se le pas¨® la impresi¨®n en cuanto Andy Cartagena parti¨® raudo, jinete de fogoso corcel. Menudo ¨¦xito. Hasta lo sacaron a hombros por la puerta grande, que es la puerta de Madrid.
Babelia
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