Volar y fumar era un placer

La lucecita roja que anuncia en cada vuelo pista libre para fumar ya no se enciende. Siguiendo el ejemplo de las compa?¨ªas americanas, las grandes europeas, British Airways, Air France, SAS y Lufthansa han prohibido el tabaco en todos sus trayectos por largos que sean. Tampoco se puede fumar en las lineas a¨¦reas australianas, en las tailandesas y en la brasile?a Varig. La espa?ola Iberia resiste. En la mayor¨ªa de estos vuelos, el fumador aguanta a pelo el tir¨®n, ya sean 11 o 15 horas de abstinencia. Sin embargo, algunas compa?¨ªas est¨¢n mostrando cierta sensibilidad con la ansiedad del adicto. Quiz¨¢ s¨®lo prudencia. Hay que sopesar una posible reacci¨®n del fumador que, privado del cigarrillo, se da a la bebida, a¨²n no proscrita en los aviones, con el consiguiente riesgo para pasaje y tripulaci¨®n.Por ejemplo, en Air France, s¨®lo hay que esperar a que se anuncie por los altavoces el "rinc¨®n del fumador", unos minutos tras cada colaci¨®n, para salir matando al hueco donde seis adictos, como m¨¢ximo, se ahuman, mirando el rostro fiero de los que aguardan para hacerlo. El espacio reservado es el id¨®neo: al lado de las salidas de emergencia. En grandes aparatos se ha habilitado tambi¨¦n una especie de bar donde s¨ª es posible ir fumando todo el trayecto.

Otra posibilidad, m¨¢s as¨¦ptica, es la que ofrecen las L¨ªneas A¨¦reas Escandinavas (SAS), primera compa?¨ªa europea que despej¨® sus vuelos de humos. En sus trayectos de larga duraci¨®n ofrece gratis al cliente desesperado la posibilidad de relajarse con un chicle de nicotina y la de chutarse con un inhalador de idem. El asunto no es aparatoso. No es m¨¢s que una especie de cigarrillo de pl¨¢stico, comercializado por una multinacional, que aporta la misma cantidad de nicotina que uno normal y sin riesgos para los respiradores pasivos.

En estos momentos el vuelo donde m¨¢s se publicita este servicio es en el con destino a Tokio -11 horas ininterrumpidas a la espalda-, porque todo el mundo sabe que los japoneses fuman, aunque tengan la costumbre de no hacerlo en transportes e intenten que tampoco los dem¨¢s echen un pitillo copando los asientos reservados a fumadores.

"Hubo gran demanda de inhaladores al principio, pero ahora es muy baja", confirma Anders Westerholm, uno de los responsables de la compa?¨ªa en Estocolmo. "Aunque no se use, lo importante es que el pasajero sepa que est¨¢ a su disposici¨®n, lo que hace disminuir su ansiedad", asegura.

Un ejecutivo brit¨¢nico confirma que cada vez es m¨¢s frecuente que sean los propios viajeros los que se provean de chicles de nicotina antes de embarcar. Si las compa?¨ªas pioneras en esta medida tem¨ªan perder clientela, la extensi¨®n a otras limita las posibilidades de elecci¨®n: o volar o fumar. Y la consigna se mueve hacia todos los ¨¢mbitos. Mensajes sanitarios, como los que ma?ana se difundir¨¢n con motivo de la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial sin Tabaco, est¨¢n cercando al tabaquismo, responsable de buena parte de las enfermedades circulatorias y oncol¨®gicas.

Iberia no se est¨¢ planteando, por el momento, prohibir el tabaco en los trayectos de larga distancia. S¨®lo recuerda que en breve no se prodr¨¢ fumar en los destinos a Canarias, igual que en los dom¨¦sticos. Algunos fumadores ya est¨¢n resignados; est¨¢n pensando seriamente en buscarse otro tipo de perdici¨®n.