Eugenio de Mora: "Cuando m¨¢s dif¨ªcil lo tienes es cuando te vienes arriba"
Pintaban bastos. Bastos con forma de hongos. M¨¢s sencillo, paraguas. Apenas unos minutos antes de que dieran las siete, la arena de Las Ventas era una amplia y panzuda piscina. La gente se agolpaba en los corredores de la plaza y, en taurina actitud, divid¨ªa sus opiniones: los que miraban al cielo y los que lo hac¨ªan al suelo. Por aquello de los charcos. Un feo presagio.Los malos augurios tambi¨¦n se concitaban en terrenos tradicionalmente menos h¨²medos. En los corrales, el de por s¨ª baile de divisas en que se ha convertido la corrida de la Prensa, viv¨ªa una versi¨®n corregida y aumentada. Hasta 13 toros (sintom¨¢tico el n¨²mero) nacidos, criados y mimados para saltar al ruedo y exhibir sus cornamentas en la primera plaza del mundo se hab¨ªan quedado sin ver cumplidas sus esperanzas. De los astados de Criado Holgado y de Domingo Hern¨¢ndez que sobre el papel ten¨ªa que lidiar El Litri, nada se supo. En su lugar aparecieron las divisas de Te¨®filo Segura y Javier P¨¦rez Tabernero. Lo dicho, la lluvia, los 13 animales rechazados y los tendidos plagados de periodistas. ?Se pueden imaginar peores signos?
De hecho, la tarde discurr¨ªa mortecina y gris. Los cuatro primeros toros... agua. En su sentido m¨¢s global. Las alegr¨ªas vendr¨ªan, por fin, con el caer de las reses. Ponce cercenaba la ansiada oreja ("de tener ocho muletazos m¨¢s le hubiese cortado las dos", declar¨® a Efe) a su segundo enemigo y Eugenio de Mora estiraba la intriga hasta el final. "Era mi ¨²ltimo toro de la feria. Por momentos, pens¨¦ que se me escapaba, pero..." y en los puntos deja un suspiro eterno. "Cuando m¨¢s dif¨ªcil lo tienes es cuando te vienes arriba", insiste el toledano. La dificultad a la que refiere apunta a Ponce.
La ¨²ltima oportunidad
"Cuando un compa?ero triunfa, te pica el orgullo", contin¨²a, "y no te queda otro remedio que apretar los dientes". El de Mora cerr¨® la mandibula y se dispuso a hacer en el ¨²ltimo minuto lo que los tres toros anteriores con los que se hab¨ªa visto en San Isidro no le dejaron hacer. "El d¨ªa de Jos¨¦ Tom¨¢s [el 26 de mayo] demostr¨¦ que estaba dispuesto y ven¨ªa a por todas. Me hac¨ªa falta algo m¨¢s". Y ese algo m¨¢s lleg¨® en la forma de un animal de nombre Ralea."Con la derecha me he encontrado muy a gusto. Por la izquierda no terminaba de meter la cabeza. Mi ¨²nico miedo es que con lo justo que andaba de fuerza me lo echaran para atr¨¢s. Al final, gracias a Dios, no ha sido as¨ª". De hecho, fue as¨ª: "Era un toro muy noble y con muy buen son. Lo he conseguido y creo que el balance de la feria ha sido muy positivo". En la ¨²ltima declaraci¨®n, Eugenio de Mora, exorciza una tarde que no anunciaba nada bueno. Llov¨ªan bastos (o chuzos de punta) y acabaron por llover orejas. "?Orejas para todos, oiga!" fue la frase con la que Ricardo, el vendedor de bebidas (hoy "muchos g¨¹isquis. ?Cu¨¢ntos g¨¹isquis beben los se?ores periodistas!") despidi¨® una tarde triunfal. ?Qui¨¦n lo hubiese imaginado?
Babelia
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