"La gente s¨®lo piensa ahora en hacer negocios"
An Ye Ping s¨ª que ha cambiado. Salvo que su primavera de 1989 fuese simplemente una travesura pueril, un capricho pasajero para el reto?o de una familia cargada de medallas del Ej¨¦rcito rojo. Su carrera hacia el activismo pol¨ªtico comenz¨® en un campo de f¨²tbol de la Universidad del Pueblo. El, un fan¨¢tico del bal¨®n, se encontraba solo en el terreno de juego. No ten¨ªa con quien regatear porque todos sus compa?eros se hab¨ªan largado a la plaza de Tiananmen. As¨ª que tambi¨¦n se march¨® all¨ª. La euforia de la revuelta se apoder¨® del
joven futbolista.
Contra la corrupci¨®n. Por la democracia. Tambi¨¦n core¨® los mismos lemas. La noche en la que se perdi¨® la esperanza se encontraba en las primeras filas de los estudiantes. Y cuando comenzaron a desfilar los camiones militares grit¨® a pleno pulm¨®n: "?bandidos!". Luego vinieron los tiros y cundi¨® el p¨¢nico. A su lado yac¨ªan tres cuerpos.
Hoy acepta relatar lo ocurrido en la madrugada del 4 de junio de 1989. Pero a desgana. Hubo que suplicarle que refrescara su memoria. Con el pelo cortado a cepillo, saborea una cerveza Tsingtao en un bar de moda de Pek¨ªn donde, de tanto en tanto, act¨²a un roquero local. An Ye Ping s¨®lo quiere hablar de f¨²tbol o de m¨²sica.
Cuando se le pregunta sobre Tiananmen amenaza incluso con marcharse. Al final se calma y acepta hablar, aunque sea para insistir en que se trata de un viejo asunto. "Eso est¨¢ muy alejado de las preocupaciones cotidianas de la China de 1999, donde la gente s¨®lo piensa en hacer negocios", aclara, "aqu¨ª estamos todos a favor de la libertad y la democracia, pero ustedes, los occidentales, deber¨ªan comprender que eso debe hacerse muy, muy lentamente. Ya estamos hartos de revoluciones en China. No se puede imponer la democracia de la noche a la ma?ana, porque podr¨ªamos caer en el caos. Mire lo que pasa en Rusia. Para nosotros es un modelo de lo que no se debe hacer".
Cabeza rapada, cuero negro
Por razones de trabajo, You Yong Fei no estaba en Pek¨ªn el 4 de junio de 1989, aunque hab¨ªa pasado todo el mes de mayo en la plaza de Tiananmen. Cuando regres¨® a la capital china, le sancionaron en su trabajo en el Ministerio del Carb¨®n. En protesta, se rap¨® la cabeza y se enfund¨® en una cazadora de cuero negro. Hoy es un esp¨ªritu libre. Puso en marcha una galer¨ªa de arte y luego cre¨® una agencia de comunicaci¨®n.
"En China no hace falta instaurar la democracia para caer en el caos", ironiza. "Ya lo ha habido con el Gran Salto Adelante, con la Revoluci¨®n Permanente", argumenta You Yong Fei, que sigue siendo fiel a la memoria de Tiananmen. "El movimiento [1989] ten¨ªa dos puntos d¨¦biles. El primero era la falta de madurez pol¨ªtica de los estudiantes. Hablaban de democracia, pero no ten¨ªan ninguna noci¨®n de lo que significaba. El segundo era la actitud de los l¨ªderes estudiantiles sobre los objetivos del movimiento, ya que se comportaban como los guardias rojos. No es de extra?ar, el ¨²nico modelo que ten¨ªan era el de comunismo ortodoxo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.