Piratas contra 'La amenaza fantasma'
Ya circulan por Internet copias ilegales de la cinta de George Lucas, estrenada en EE UU la semana pasada
Son las diez de la noche y ya hay m¨¢s de diez amigos esperando. Las pizzas se reparten por todo el sal¨®n y el ordenador personal, conectado al televisor, tiene cuatro altavoces que salen desde la disquetera. Todos esperan impacientes a que llegue el invitado, que trae la copia que "un amigo del trabajo" ha descargado de Internet porque, seg¨²n dicen, su conexi¨®n es muy r¨¢pida, "lo suficiente" como para grabar los 1.000 disquetes completos que ocupa la pel¨ªcula. Cuando finalmente suena el telefonillo y se abre la puerta, trae en sus manos dos CD-ROM, en los que guarda una copia en formato multimedia de La amenaza fantasma, la ¨²ltima entrega de las producciones de George Lucas. Pero lo que sucede en esta casa de Madrid es algo que lleva ocurriendo toda la semana a lo largo y ancho del planeta. Son muchas las personas que podr¨ªan haberse bajado ya una de las copias ilegales y gratuitas de la pel¨ªcula, alojada desde el pasado fin de semana en un servidor de Internet ubicado en el centro de Europa. Algunos amigos del propietario de la casa argumentan que han esperado un poco para que la conexi¨®n estuviera en mejores condiciones.Tambi¨¦n se hacen eco de los rumores que estos d¨ªas circulan por Internet. En algunas p¨¢ginas dedicadas al episodio 1 de la nueva aventura de Lucas se habla de robos de rollos de pel¨ªcula en un cine de la peque?a localidad estadounidense de Menomonie, en Wisconsin. Se habla de venta de cintas pirateadas por dos d¨®lares (algo m¨¢s de 300 pesetas) en los mercados de Camboya, en Pnom Penh, aunque nadie lo confirma. Pero, falso o cierto, la verdad es que no hay que irse tan lejos para obtener una copia del preciado estreno. El camino m¨¢s r¨¢pido es a trav¨¦s de un servicio de interconexi¨®n de servidores de cable, donde la gente cede su servidor para alojar informaci¨®n de otros, donde los visitantes pueden descargarse una copia de la pel¨ªcula entre decenas de p¨¢ginas y fotograf¨ªas er¨®ticas. El mecanismo a veces solicita una clave, y para conseguirla hay que pulsar sobre una publicidad, "con lo que al autor se le embolsan cerca de 25 pesetas por persona". Y la grabaci¨®n no est¨¢ nada mal: la reproducci¨®n se ve a pantalla completa con una definici¨®n muy similar a la de una televisi¨®n convencional y lo ¨²nico que se requiere para disfrutar del nuevo estreno de Lucas es paciencia.
Porque para hacerse con esta grabaci¨®n se necesita descargar de Internet un gigabyte de informaci¨®n; de hacerlo desde una conexi¨®n a Infov¨ªa, la red de Telef¨®nica Espa?a, la llamada de tel¨¦fono se prolongar¨ªa durante unas diecis¨¦is horas en el mejor de los casos si la red estuviera en perfectas condiciones, lo que nunca sucede.
La pel¨ªcula ocupa dos CD-ROM y, aunque deber¨ªa ser mucho m¨¢s, ha sido comprimida con un proceso llamado MPEG, "muy utilizado para reducir el v¨ªdeo y conseguir as¨ª que sea menos".
Con esta compresi¨®n se elimina la informaci¨®n innecesaria o que el ojo no detecta. Sucede as¨ª si el protagonista se mueve y el fondo permanece est¨¢tico, porque no se necesitan en movimiento los 24 fotogramas completos, sino uno s¨®lo, fijo, para el fondo, y uno m¨¢s peque?o y ligero para el movimiento del actor.
Las copias est¨¢n corriendo como la p¨®lvora. Tanto en v¨ªdeo como en CD-ROM, la nueva pel¨ªcula de Lucas se multiplica a la misma velocidad que la venta de entradas en las salas norteamericanas.
La proyecci¨®n est¨¢ siendo muy bien acogida en esta casa, mucho mejor que en la cr¨ªtica que le dedic¨® el d¨ªa del estreno el columnista del New Yorker, quien afirm¨® que estaba "podrida de cinismo". Pero aqu¨ª, cuando los protagonistas de La amenaza fantasma se sumergen en la ciudad submarina, en la habitaci¨®n se escucha un rumor de fascinaci¨®n.
En la c¨¦ntrica casa de Madrid, todos han salido muy satisfechos y comentan lo bien que est¨¢ la pel¨ªcula y el ¨¦xito de tan secreta grabaci¨®n, aunque alguien asegura que "durante los 20 primeros minutos el sonido que se escuchaba a trav¨¦s de los altavoces era sonido ambiente", seguramente grabado en el propio cine, y parece que "despu¨¦s, el que la grab¨® debi¨® dejar la c¨¢mara en un tr¨ªpode y conectada a la salida de audio del proyector". Sin embargo, ya en la calle, todos ellos coinciden en que ir¨¢n a verla al cine.
Aunque all¨ª alguien sugiere la pregunta: ?y qu¨¦ suceder¨¢ con su salida en v¨ªdeo?
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