Las confesiones de Paco Sanz
El hijo del presidente del Madrid se ve cerca de la retirada, a los 26 a?os, tras pasar por tres equipos de Primera sin jugar en ninguno
Tiene tan s¨®lo 26 a?os y ya se ve m¨¢s pr¨®ximo a la retirada que a la continuidad en el f¨²tbol. Paco Sanz, uno de los hijos del presidente del Madrid, est¨¢ a poco, un a?o todo lo m¨¢s, de arrojar la toalla. Sin traumatismos, con una visi¨®n muy pragm¨¢tica de la situaci¨®n. Lleva cuatro cursos sin jugar y cada vez se tiene personalmente menos fe: "Yo s¨¦ que soy muy malo; espera: malo no s¨¦, pero peor que los que juegan". Ya da por hecho que no aparecer¨¢n nuevas ofertas, de las que ciertamente hasta la fecha no se puede quejar -sin apenas curr¨ªculo, hall¨® hueco en tres equipos de Primera sucesivamente, Oviedo, Racing y Mallorca, donde milita ahora-, y tampoco est¨¢ dispuesto a rebajarse demasiado para seguir en el oficio. Ni siquiera se atreve a a asegurar que un Segunda le valdr¨ªa.Juzgado perversamente, su caso no tiene nombre. Gana unos 40 millones de pesetas al a?o por estar en la grada. S¨®lo jug¨® siete partidos con el Oviedo, y aun as¨ª el Racing le contrat¨®; no jug¨® en Santander, y pese a todo le fich¨® el Mallorca, donde su participaci¨®n en dos campa?as se reduce a un penalti cometido en 45 minutos de un partido de Copa ante el Soller. La tentaci¨®n es demasiado sugerente: como Lorenzo Sanz es su padre... "Los comentarios me entran por un o¨ªdo y me salen por el otro. Que me acusen de ser hijo de mi padre me encanta, estoy orgulloso de mi apellido". Y como Antonio Asensio, el due?o del Mallorca, es suegro de su hermano y amigo de su padre... "Tal vez esto facilitase mi entrada en el club. Pudo ayudar, no lo niego. Pero pasa en todas las empresas. Los contactos, las buenas relaciones, ayudan a entrar en un sitio u otro".
Mirado desde la perspectiva contraria, lo de Paco Sanz es duro, dif¨ªcil de soportar. Sabe que siempre estar¨¢ bajo sospecha, incluso si consiguiera jugar. Por otro lado, cualquiera se merece una oportunidad: "Y a m¨ª no me la han dado". Ni Marcos en el Racing, ni C¨²per en el Mallorca. Hasta se puede interpretar que su apellido le ha perjudicado -"yo en el Oviedo jugaba, al menos siempre iba convocado; desde que mi padre se convirti¨® en presidente, dej¨¦ de jugar en el Oviedo, nunca pude hacerlo en el Racing, nunca en el Mallorca... Puede ser casualidad, pero es un dato"-. Hay tambi¨¦n un punto de mala suerte en su destino: "Dejo el Racing porque creo que en el Mallorca, un reci¨¦n ascendido sin demasiadas aspiraciones, tengo m¨¢s posibilidades de jugar, y me encuentro al equipo revelaci¨®n, a unos fen¨®menos de jugadores".
?C¨®mo juega Paco Sanz? En realidad, pocos los saben. De joven, en el Castilla, le comparaban con Michel -"era un interior con mucho recorrido, llegada y centro", dice, "...pero ni a la suela de los zapatos"-, y ahora el propio Sanz, que ya duda de s¨ª mismo, se pone a Chendo como s¨ªmil -"la falta de ritmo competitivo me ha vuelto m¨¢s defensivo; soy de los que dan cera, bregan y no se complican".
Paco Sanz lleg¨® al f¨²tbol porque ¨¦sa era la pasi¨®n de su padre. Tambi¨¦n tal vez por crecer junto a un hermano un a?o mayor que ¨¦l, Lorenzo, y otro un a?o menor, Fernando: jugaban a todo, compet¨ªan, se picaban. Siempre so?aron con jugar en el Madrid. Lorenzo se hizo tres veces la prueba con la cantera blanca, y nunca le cogieron. Fernando y Paco lo consiguieron a la primera. "Fernando se dejaba la piel; yo era m¨¢s vaguete, pero ten¨ªa m¨¢s calidad. Y luego, mira, Fernando ha triunfado y yo me he quedado para los restos". Paco Sanz nunca mir¨® al f¨²tbol como un camino para escapar de una posici¨®n social. Madur¨® en espalda ajena, cuando de chaval, con 15 a?os, ¨¦l se gastaba las cinco mil pesetas de los primeros sueldos en chucher¨ªas y algunos de sus amigos las usaban para ayudar en casa. "Ver eso me ayud¨® a formarme como persona, a ser humilde. Pero no necesitar el dinero tal vez me perjudic¨®. Si hubiera tenido que saltar sin red lo mismo me la habr¨ªa jugado; me habr¨ªa pegado contra un poste si me lo dicen".
"No lo s¨¦", a?ade, "pero no debe de ser casualidad que los grandes futbolistas nazcan pobres. Por lo general, son de clase media-baja. Casos como el m¨ªo o el de mi hermano, con la vida resuelta gracias al esfuerzo de mi padre, son raros en el f¨²tbol. Si hay dinero y muchas opciones de diversi¨®n, no es normal irte a entrenarte despu¨¦s del colegio todos los d¨ªas durante diez a?os; tampoco quedarte los veranos en Madrid y renunciar al agosto en Marbella con la familia".
Tanto esfuerzo le vali¨® para recibir ofertas que no todos escuchan, pero tambi¨¦n para sufrir por comprobar que no juega, que no cuentan con ¨¦l. De puertas hacia afuera, Paco Sanz sonr¨ªe; hacia dentro, lo pasa mal. Sabe que no va a ser citado, pero sigue mirando "como un tonto" las convocatorias. Le queda un a?o de contrato con el Mallorca. Y despu¨¦s, seguramente dejar¨¢ el f¨²tbol: "Si de pronto juego y las cosas me salen bien, lo mismo me crezco. Pero soy realista; si no juego, pocas cosas me van a salir. S¨¦ que la vida no se acaba en el f¨²tbol. Si lo tengo que dejar, lo dejo. Tengo muchos amigos que lo tuvieron que dejar antes y no les veo deprimidos. Y cuando has jugado en Tercera, en Segunda B, en campos dif¨ªciles donde te tienes que pegar cabezazos con las piedras para sacar los partidos adelante... volver a vivirlo ser¨ªa demasiado duro. No s¨¦ si estar¨ªa dispuesto. No. Me veo m¨¢s cerca de la retirada".
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