La inc¨®gnita del Ej¨¦rcito
El Ej¨¦rcito es la gran esfinge indonesia. No dice nada, pero todos le miran de reojo para ver c¨®mo respira. En el proceso electoral ha guardado la neutralidad absoluta que hab¨ªa prometido su comandante jefe y ministro de Defensa, general Wiranto, y permitido el libre juego pol¨ªtico. Su actitud puede ser decisiva si las elecciones de ayer no dejan un claro panorama. Los analistas indonesios creen que el Ej¨¦rcito apoyar¨¢ decididamente al candidato que en mejor situaci¨®n se encuentre para dar al pa¨ªs estabilidad y neutralidad, pero no descartan que, en caso de conflicto irresoluble, los propios civiles recurran al general para la jefatura del Estado. De momento, tanto el partido de Megawati Sukarnoputri como el del presidente Habibie han propuesto que Wiranto acompa?e a sus l¨ªderes en calidad de vicepresidente.Las Fuerzas Armadas indonesias est¨¢n profundamente imbricadas en la sociedad, como consecuencia de su decisiva actuaci¨®n en la lucha por la independencia que acab¨® con el dominio colonial holand¨¦s en 1945. De entonces procede la doble funci¨®n que a¨²n ejercen plenamente los uniformados de este pa¨ªs del Sureste Asi¨¢tico: defender la seguridad y la integridad nacionales al tiempo que se emplean a fondo en la pol¨ªtica y en la econom¨ªa, donde dominan numerosas empresas y explotan materias primas.
La desaparici¨®n de esta doble funci¨®n es una de las exigencias de los estudiantes y de la sociedad, y los militares parecen dispuestos a acatarla. De momento, en el Parlamento s¨®lo tienen reservados 38 esca?os, frente a los 100 con que contaban en la C¨¢mara de los tiempos de Suharto, y se espera que no tengan ninguno para el tiempo en que se celebren las pr¨®ximas elecciones, en el 2004. M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ hacerles olvidar su labor empresarial, que les permite allegar fondos para sus magros presupuestos y produce ping¨¹es beneficios en los estamentos m¨¢s altos.
Columna vertebral
Los militares eran la columna vertebral del r¨¦gimen de Suharto y contaban con gran aprecio popular, con excepci¨®n de zonas como la independentista Aceh, en la punta norte de la isla de Sumatra, y Timor Oriental, donde eran aut¨¦ntica fuerza de ocupaci¨®n. El favor popular se desvaneci¨® cuando el a?o pasado los soldados dispararon contra los estudiantes, despu¨¦s de permitirles ocupar el Parlamento durante varios d¨ªas hasta que cay¨® Suharto. Wiranto, hombre de confianza del expresidente, fue quien le hizo notar que la situaci¨®n era insostenible y deb¨ªa marcharse. Ante la naci¨®n prometi¨® luego que ¨¦l garantizaba la seguridad personal del presidente y su familia.Ahora, los militares guardan silencio y dejan la arena pol¨ªtica para los civiles. Los indonesios consideran que un Wiranto vicepresidente dar¨¢ la solvencia que el Gobierno necesita para hacer frente a los desaf¨ªos que se le van a plantear.
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