De Berl¨ªn a Andaluc¨ªa pasando por Moncloa
Citando a Jacques Delors, quienes consideramos que Europa es un proyecto com¨²n al que nos unen razones de coraz¨®n, tanto como de inter¨¦s y de necesidad, no hemos podido alegrarnos por el mantenimiento, que no el incremento, del esfuerzo de cohesi¨®n europea anunciado en Berl¨ªn el pasado mes de marzo, extra?amente coronado por un brindis del presidente del Gobierno y un mutis por el foro acerca de las cifras. Los presupuestos comunitarios constituyen un s¨®lido bar¨®metro del grado de compromiso europeo alcanzado por los gobiernos de los pa¨ªses miembros, al expresar en qu¨¦ medida est¨¢n dispuestos a ceder soberan¨ªa para contribuir al cumplimiento, a escala europea, de las funciones que son propias de todo presupuesto: estabilizadora, asignativa y distributiva. En ese sentido, toda disminuci¨®n del presupuesto puede y debe interpretarse como "menos Europa".Hasta el presente, la pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social europea ven¨ªa mostrando una evoluci¨®n creciente, como se desprende del hecho de que, en el sexenio 1993-1999, cuyo paquete financiero fue aprobado en la cumbre de Edimburgo, los gastos en acciones estructurales hayan ido incrementando su incidencia en el volumen general de los gastos presupuestarios. Para evaluar su eficacia, se han hecho an¨¢lisis de los datos sobre las aportaciones de cada pa¨ªs al presupuesto comunitario y los retornos recibidos, y se ha encontrado que las acciones estructurales est¨¢n contribuyendo cada vez en mayor medida al objetivo de cohesi¨®n econ¨®mica y social propuesto. A petici¨®n del Consejo Europeo de Madrid de 1995, y atenta a los resultados de este esfuerzo, la Comisi¨®n Europea procedi¨® a configurar el futuro marco financiero de la Uni¨®n en su comunicaci¨®n de 1997, Agenda 2000, texto al que el Consejo ha dado respuesta definitiva en Berl¨ªn, al definir cu¨¢les ser¨¢n los perfiles del presupuesto comunitario para los pr¨®ximos siete a?os.
Ya en la Agenda 2000 se hac¨ªan sentir las diferencias de criterio entre contribuyentes netos y receptores netos, y as¨ª, a pesar de que se propon¨ªan "reformas posteriores de las pol¨ªticas estructurales que reforzar¨ªan el compromiso de la Uni¨®n en favor de la uni¨®n econ¨®mica y social", no se anunciaba un esfuerzo creciente, sino un "mantenimiento" del esfuerzo. La realidad es que las perspectivas financieras abiertas por Berl¨ªn suponen un receso franco del volumen de recursos dedicados a cohesi¨®n, circunstancia que, en el viaje europeo, nos hace mirar con nostalgia la senda de Edimburgo e iniciar decepcionados la nueva senda. A mayor abundamiento, a diferencia de lo hecho en Edimburgo, en Berl¨ªn no se ha presentado a cada Estado miembro informe alguno acerca de los recursos a los que tendr¨¢ acceso en funci¨®n del plan financiero previsto y a la luz de los diferentes indicadores regionales. No disponiendo a¨²n de cifras oficiales, lo que el Gobierno ha presentado hasta hoy no son otra cosa, por lo tanto, que estimaciones a lo grande. Con respecto a ellas, cabe reservarse y esperar acontecimientos, lo que en todo caso hacemos, y cabe, entretanto, hacer valoraciones sobre las cifras por las que ha brindado el presidente del Gobierno.
Seg¨²n las cifras presentadas por el se?or Aznar, en Berl¨ªn se habr¨ªan conseguido para Espa?a algo m¨¢s de 57.000 millones de euros, lo que, en cualquier caso, supone una gran p¨¦rdida en t¨¦rminos de coste de oportunidad, ya que estamos hablando de 480.000 millones de pesetas menos en relaci¨®n con la propuesta de la Agenda 2000 y unos 960.000 menos con respecto al ¨²ltimo a?o de Edimburgo. Es decir, que la estrategia de brindar con champ¨¢n puede ofuscar moment¨¢neamente a los receptores medi¨¢ticos, pero no consigue que, a quienes estamos directamente implicados en las decisiones de Berl¨ªn, la situaci¨®n nos parezca una fiesta. Ante el sintom¨¢tico silencio del Gobierno central en torno a las repercusiones que esta bajada tendr¨¢ para las distintas comunidades aut¨®nomas, la Junta de Andaluc¨ªa ha solicitado que se convoque con urgencia al Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, a fin de evaluar las repercusiones de una negociaci¨®n que enaltece al otrora "pedig¨¹e?o" Felipe Gonz¨¢lez, a fuer de complaciente.
En relaci¨®n con la forma en que habr¨¢ de abordarse la distribuci¨®n interna de los Fondos Estructurales, nos parece de una justicia elemental que los criterios que el Gobierno central utiliza en sus vindicaciones en Europa (independientemente de los resultados alcanzados) tengan su exacto reflejo a la hora del reparto. Andaluc¨ªa ha sido v¨ªctima reiterada de la doblez de un Gobierno a quien le conviene esgrimirla como argumento y aparcarla luego, como si se tratara de un c¨®modo utilitario. Tiene, por lo tanto, un amargo derecho hist¨®rico a solicitar que el reparto de los Fondos Estructurales y el Fondo de Cohesi¨®n se haga en Espa?a como en Europa, sin argumentos de doble faz y servidumbres m¨¢s o menos sigilosas.
En relaci¨®n con los Fondos Estructurales, es de estricta justicia: primero, que se respete la aplicaci¨®n del principio de concentraci¨®n entre las regiones Objetivo 1 de Espa?a; y segundo, que, en el reparto interno de los Fondos Estructurales entre las distintas CC AA del Objetivo 1, se apliquen los mismos criterios que han servido en Europa para asignar esos fondos entre los distintos Estados miembros, criterios que incluyen como variables la poblaci¨®n regional, la prosperidad nacional/ regional relativa y el desempleo regional. En relaci¨®n con el Fondo de Cohesi¨®n, es de estricta justicia: primero, que se articule su distribuci¨®n territorial de forma an¨¢loga a la de los Fondos Estructurales, y segundo, que sea utilizado para apoyar a las regiones del Objetivo 1 y no, como ha venido sucediendo hasta el momento, al resto de las regiones, y de forma especial, no hace falta ser un lince para adivinarlo, a las comunidades de Madrid y Catalu?a.
Aun resign¨¢ndonos a que el coraz¨®n europeo tenga freno e incluso marcha atr¨¢s, como el de la vieja comedia de Arniches, s¨®lo as¨ª se podr¨¢ hacer una pol¨ªtica coherente y s¨®lidamente blindada contra el oportunismo, una pol¨ªtica igualitaria y, en definitiva, una pol¨ªtica justa.
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