Un viaje del desayuno a la cena
CARMEN MOR?N, Sevilla Que la parte pr¨¢ctica fuera lo m¨¢s pr¨¢ctica posible. Ese ha sido el objetivo que ha llevado a varios alumnos de 5? curso de Antropolog¨ªa de viaje por la Sierra de Sevilla. Se trataba de hacer rutas que no fueran las cl¨¢sicas de los folletos tur¨ªsticos, sino m¨¢s bien buscar, desde la perspectiva antropol¨®gica, un ¨¢ngulo distinto para ofrecer al viajero. Los alumnos han sido los protagonistas de sus propios itinerarios, gracias a este proyecto de innovaci¨®n educativa financiado por el Instituto de Ciencias de la Educaci¨®n. Las gastronom¨ªa es un hecho cultural que identifica a una zona respecto a otras, una se?a de identidad. Y desde ese punto de vista han trazado sobre el mapa una ruta que comienza en El Pedroso y acaba en Constantina. Irene Pe?alver, Mar¨ªa Antonia Dom¨ªnguez y Rosa P¨¦rez han descubierto en su viaje que "lo que se come identifica al grupo como etnia, con la religi¨®n que profesan y se adivina si el medio es urbano o rural". El olivo, la caza y el cerdo son la base de la alimentaci¨®n de esta parte de la sierra. "Podr¨ªan comer otras cosas que llegan de fuera pero siguen comiendo eso porque les identifica con su forma de vivir", explica Rosa P¨¦rez. Los embutidos de jabal¨ª y de venado son una de las propuestas que estas alumnas le hacen al turista que como una de las originalidades de la zona para alegrar el paladar. La asignatura que les ha llevado por estas rutas antropol¨®gicas se llama Ordenaci¨®n del territorio en Andaluc¨ªa y el profesor que la imparte, Javier Navarro Luna, que explica que antes de viajar, los alumnos se han documentado a conciencia. La ruta elegida por Evaristo Barrera y Pedro Luis Ortega es un visita a la zona a trav¨¦s de las distintas formas de explotaci¨®n de la tierra. El principio de la ruta ser¨ªa el embalse de El Pintado, entre Cazalla y Real de la Jara. Hasta ah¨ª se llega en coche y lo dem¨¢s se hace a pie caminando por la carretera de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Guadalquivir, que corre paralela al r¨ªo Viar. El paseo termina en el contraembalse de El Pintado, una vez recorridos siete kil¨®metros. La primera parada es un cortijo de ganader¨ªa brava. Despu¨¦s el viajero encuentra un mirador desde el que se divisa el r¨ªo y una garganta enca?onada cuyo cauce discurre sobre granito. La dehesa es la primera forma de explotaci¨®n agroganadera que encontraron estos chicos: "Un sistema equilibrado que combina la cr¨ªa de ganado bravo con explotaciones ovinas, vacunas o caprinas". En su estudio cuentan c¨®mo la necesidad de las especies vegetales para el ganado ayudan al mantenimiento de estos parajes mediterr¨¢neos. "Hay una importante flora silvestre que crece bajo la sombra de las encinas y por supuesto, aves a tomaporrillo". Ruinas de cortijos, prados, caballos, buitres, campos de cereales. Y mucha agua, donde se cr¨ªan tortugas, ranas y culebras. Barrera recomienda hacer este viaje en primavera y prudencia a la hora de acercarse a las ganader¨ªas bravas. "Se pueden ver desde cerca, pero no deben saltarse las vallas aunque se piense que no hay toros". Inocencia Rivas, Carmen Berm¨²dez y Ana Corpas son parte del grupo que ha hecho la ruta arquitect¨®nica: monumentos, iglesias, conventos, santuarios y arquitectura civil. Recomiendan hablar con la gente, pararse en el camino para empaparse de las costumbres. "El que haga el itinerario debe ser un viajero, no un turista", dice Ana Corpas. Las alumnas destacan las portadas y balcones barrocos que a¨²n se conservan en los pueblos. De piedra "porque aunque ahora son pueblos blancos, eso es reciente". Inocencia Rivas ha disfrutado con esta parte pr¨¢ctica de la asignatura: "Se trabaja mucho pero se aprende m¨¢s". Aunque el esfuerzo se recompensar¨¢ con alg¨²n puntillo en la nota final.
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