Una obra inacabada
El PP espera alcanzar la mayor¨ªa absoluta en la Comunidad Valenciana para culminar, al menos, el proyecto personal de Zaplana
, La ciudad de Valencia no est¨¢ acabada. Provoca en el visitante una extra?a sensaci¨®n de provisionalidad. Ning¨²n acceso urbano tiene un p¨®rtico claramente identificado. El centro hist¨®rico todav¨ªa arrastra las secuelas de la ¨²ltima gran inundaci¨®n, ?la de 1957! La conexi¨®n de la ciudad con su barrio mar¨ªtimo no est¨¢ resuelta. El proyecto para enterrar las v¨ªas del tren que desembocan en la Estaci¨®n del Norte y convertir la playa ferroviaria en un gran Parque Central es, desde hace d¨¦cadas, un sue?o que despierta ante cada convocatoria electoral... Valencia no es m¨¢s que una met¨¢fora de la Comunidad Valenciana. La clase pol¨ªtica alude a un t¨¦rmino orteguiano para identificar el fen¨®meno y repite sin cesar: "Es necesario vertebrar la Comunidad" . Y es que los valencianos apenas se identifican como tales, carecen de un sentimiento patrio al estilo de los vascos y los catalanes y nunca han acabado de asumir que forman parte de un proyecto colectivo. Por esa raz¨®n, y en aras de la vertebraci¨®n, se han puesto de moda los proyectos denominados "emblem¨¢ticos". Crecen por doquier: una Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia; una Ciudad de la Luz, en Alicante; un parque tem¨¢tico, en Benidorm con el impresionante nombre de Terra M¨ªtica; un confuso Proyecto Cultural, en Castell¨®n... Todos, en ejecuci¨®n. Ninguno ha sido rematado hasta la fecha. Los valencianos ni siquiera han conseguido ponerse de acuerdo sobre la lengua que utilizan. A lo largo de la presente legislatura los dos grandes partidos de ¨¢mbito estatal con representaci¨®n en las Cortes Valencianas, el PP y el PSPV-PSOE, han impulsado la creaci¨®n de una instituci¨®n que debe establecer la normativa correcta del valenciano. El Consell Valenci¨¤ de Cultura, ¨®rgano consultivo de la Generalitat, emiti¨® un dictamen sobre el que se pact¨® de forma apresurada una ley de ¨¢mbito auton¨®mico. La cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica, alimentada durante la transici¨®n pol¨ªtica, parec¨ªa tocar a su fin. Las energ¨ªas consumidas en un debate que todos califican como est¨¦ril se disipaban sin m¨¢s. Pero la obra tampoco fue rematada. La Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua existe sobre el papel, pero carece de acad¨¦micos. Intereses partidistas impidieron que populares y socialistas lograran ponerse de acuerdo a la hora de nombrar a los primeros miembros de la nueva instituci¨®n. Una indefinici¨®n paralela atraviesa el ambiente pol¨ªtico. Eduardo Zaplana, el actual presidente de la Generalitat, desplaz¨® a los socialistas del Palau de la Generalitat en mayo de 1995. Joan Lerma, presidente socialista desde las primeras elecciones auton¨®micas, las de 1983, pag¨® pecados que nunca hab¨ªa cometido y fue identificado con una nebulosa de corruptelas que jam¨¢s hab¨ªan salpicado a los socialistas valencianos. El mismo d¨ªa en que Zaplana tomaba posesi¨®n como presidente de la Generalitat, en julio de 1995, Lerma era nombrado ministro de Administraciones P¨²blicas del ¨²ltimo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, hu¨ªa a Madrid y dejaba hu¨¦rfano al grupo parlamentario socialista para el resto de la legislatura. Pero Zaplana no culmin¨® el asalto al poder. Se qued¨® a tres esca?os de la mayor¨ªa absoluta. Cerr¨® un pacto de estabilidad parlamentaria con Uni¨®n Valenciana (UV) e incorpor¨® a los regionalistas al Consell de la Generalitat. La fidelidad de sus socios en el ¨¢mbito del Gobierno regional ha sido enturbiada por una dif¨ªcil relaci¨®n en las Cortes Valencianas, en las que UV ha hecho lo posible por ganar protagonismo forzando debates inc¨®modos para el PP y apoyando algunas iniciativas menores de la oposici¨®n. Zaplana ha asentado su liderazgo de manera indiscutible entre los populares valencianos, pero arrastra pecados de juventud. Lleg¨® a la alcald¨ªa de Benidorm, su primer trampol¨ªn pol¨ªtico, gracias al voto de una concejal socialista tr¨¢nsfuga y su voz era perfectamente identificable en las cintas que sustentaron el frustrado sumario del denominado caso Naseiro, uno de los primeros esc¨¢ndalos de financiaci¨®n irregular de partido que qued¨® en nada por cuestiones de procedimiento. El presidente de la Generalitat goza de toda la simpat¨ªa por parte de sus seguidores, pero todav¨ªa no ha logrado ganarse la confianza del resto del electorado. El primer presidente valenciano del PP ha hecho importantes esfuerzos por elevar la autoestima de los valencianos. En los primeros compases de la legislatura acu?¨® el t¨¦rmino poder valenciano para contrapesar la influencia de otros Gobiernos regionales y ha intentado implicar a todas las fuerzas vivas de la comunidad para ganar influencia ante el Estado. La apuesta tiene dos vertientes. Por un lado, trata de desacreditar el seguidismo de sus predecesores en la Generalitat hacia las exigencias de sus colegas socialistas en el Gobierno central. Por otro, responde a una estrategia de partido para convertir a Zaplana en el referente de la nueva pol¨ªtica auton¨®mica del PP. El presidente valenciano ha formulado una propuesta para revisar el modelo de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas que se?ala inequ¨ªvocamente en esa direcci¨®n. Finalmente, el poder valenciano pretende desplazar el discurso victimista que han defendido siempre los actuales socios regionalistas del PP. La Comunidad Valenciana ha sido tradicionalmente muy sensible a los vaivenes de la situaci¨®n econ¨®mica. Durante la reciente etapa de bonanza la mejor¨ªa ha sido sustancial. El paro ha descendido por encima de la media del Estado y las exportaciones y el turismo se han mantenido al alza. La deuda de la Generalitat y de sus organismos aut¨®nomos ha crecido sensiblemente, pero los actuales tipos de inter¨¦s permiten ciertas alegr¨ªas. La carrera ascendente de Zaplana en el seno del PP genera otro interrogante. El presidente de la Generalitat cuenta como posible heredero de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Zaplana niega que sus aspiraciones pol¨ªticas desborden las fronteras de la Comunidad Valenciana. Pero su trayectoria le contradice y sus rivales le acusan de estar de paso. La mayor¨ªa absoluta que el PP espera ganar el pr¨®ximo domingo en la Comunidad Valenciana ser¨ªa un gran paso hacia la culminaci¨®n, al menos, del proyecto personal de Zaplana.
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