Identidad y geograf¨ªa
Zona de Obras, esa prodigiosa revista hispano-argentina editada en Zaragoza, celebr¨® la publicaci¨®n de su n¨²mero 16 organizando el concierto de reaparici¨®n del rockero Moris, que actualmente reside en su Buenos Aires natal. Un personaje con lugar reservado en la cr¨®nica del rock espa?ol: su llegada a Madrid en 1976 fue de las primeras transfusiones de talento porte?o que tan beneficiosas han resultado para el rock made in Spain.
Moris apareci¨® cuando el rock mesetario estaba desprestigiado y se expresaba en un ingl¨¦s macarr¨®nico. En compa?¨ªa de los compatriotas que fundaron Tequila, Moris demostr¨® que se pod¨ªa cantar rock en castellano y llegar a un p¨²blico amplio, como hab¨ªa ocurrido en los sesenta.
Moris
Moris (voz, guitarra, arm¨®nica). Invitados: Antonio Birabent (voz, guitarra, arm¨®nica), Nacho Mastretta (saxo, guitarra, arm¨®nica), Andr¨¦s Calamaro (voz, percusi¨®n), Tito Fargo (guitarra), Ricardo Moreno (percusi¨®n). Sala Surist¨¢n. Madrid, 10 de junio.
Adem¨¢s, retrat¨® con cari?o a la ciudad que le acogi¨®, toda una ruptura en una ¨¦poca en que Madrid era ignorada o vituperada (Le?o gritando lo de "es una mierda ¨¦ste Madrid/ donde ni las ratas pueden vivir") por sus m¨²sicos.
Dado que el rock nacional es experto en ignorar su historia, la lecci¨®n de Moris y Tequila tiende a ser olvidada (en los noventa volvieron los grupos en ingl¨¦s y la mayor parte del rock se enterr¨® en el underground).
Afortunadamente, el p¨²blico que acudi¨® al Surist¨¢n ten¨ªa buena memoria, aunque para los m¨¢s j¨®venes era la primera vez que ve¨ªan a la leyenda en acci¨®n.
Y salt¨® el Moris de sus primeros tiempos, solo con su guitarra: voz rotunda, versos ripiosos esculpidos con energ¨ªa, asombrosa capacidad para seducir al auditorio. Fue cayendo la crema de su repertorio espa?ol y algunas de sus cl¨¢sicas argentinas (hizo El oso, pero ignor¨® las peticiones de Pato trabaja en una carnicer¨ªa).
Se le sumaron amigos y familia: su hijo, Antonio Birabent, ahora afincado en Madrid y con un primer disco en solitario publicado aqu¨ª, interpret¨® su hermosa Lib¨¦lula y un blues de Dylan.
Hacia el final, desarrollando un sublime Nocturno de Princesa, estaban representadas en el escenario tres generaciones del rock hispano-argentino: Moris, Birabent y Andr¨¦s Calamaro. Fue el momento ¨¢lgido de un concierto breve -estaba siendo transmitido en el horario del Diario pop, de Radio3- e instructivo: los protagonistas comparten un sentido de la tradici¨®n y son conscientes, a diferencia de tantos m¨²sicos espa?oles, de que para llegar a alg¨²n sitio hay que saber de d¨®nde se parte.
Babelia
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