"Boas noites, Galicia"
Los nacionalistas estar¨¢n encantados. Mick Jagger no s¨®lo fue el ¨²nico stone que lleg¨® a Santiago con tiempo suficiente para conocer la ciudad y pegarse el consabido atrac¨®n de marisco. Jagger se pas¨® la noche del concierto haciendo alardes de su espa?ol, pero, adem¨¢s, no se olvid¨® del gallego. "Hola, Santiago; boas noites, Galicia. Se est¨¢ muy bien aqu¨ª", rugi¨® el cantante de los Stones entre el delirio de los 30.000 espectadores que abarrotaban el auditorio del Monte do Gozo. ?Qu¨¦ son los Rolling Stones? ?Un grupo de rock o una multinacional de la mercadotecnia? El faraonismo kitsch de su montaje escenogr¨¢fico y los tenderetes que vend¨ªan sudaderas de toscos tejidos a 5.000 pesetas la unidad invitaban a abonarse a la hip¨®tesis comercial. Pero, aunque los Stones se hayan convertido en una m¨¢quina de hacer dinero y hasta los se?ores encorbatados acudan a sus conciertos, algo deben de tener para reunir a un p¨²blico como el que ayer se congreg¨® en Santiago.
Entre el gent¨ªo que desde primeras horas de la tarde se concentr¨® pacientemente en las plazas de la ciudad para tomar los autobuses al lugar del concierto hab¨ªa quien cantaba La Macarena o se tambaleaba bajo sombreros mexicanos. Pero los j¨®venes eran mayor¨ªa, chicos que muy bien pod¨ªan ser los nietos de Jagger y que, sin embargo, acud¨ªan al mismo reclamo que movilizaba a dos generaciones anteriores.
Tampoco faltaron algunos famosos, como el actor Javier Bardem, enfundado en una camiseta del grupo, o media plantilla de los futbolistas del Celta de Vigo.
Diab¨®lico Richards
Si algo simboliza el viejo esp¨ªritu de los Stones es la figura de Keith Richards. En su caso, los a?os hasta le han venido bien, porque han acrecentado su diab¨®lico aspecto. Su desali?o contrastaba con el desfile de modelitos de Jagger: levita azul celeste, blanca o de terciopelo brillante, camisetas, camisas... Jagger siempre tuvo pinta de ser el m¨¢s presumido de los Stones, pero tambi¨¦n su alma m¨¢s sensible. Mientras Richards, Wood y Watts se presentaron en Santiago s¨®lo tres horas antes del concierto, el cantante comi¨® marisco, admir¨® la catedral y se desplaz¨® a los alrededores de la ciudad para ver el mar junto a uno de sus hijos, de 11 a?os. El montaje de los Stones, con su enorme pantalla que parece un ojo gigantesco o con las figuras babil¨®nicas que escoltan el escenario, puede resultar un tanto artificioso. Las dimensiones del recinto les impidieron ayer desplegar su famosa plataforma sobre las cabezas del p¨²blico, pero lo arreglaron meti¨¦ndola al pie del escenario, en medio del p¨²blico.
En cualquier caso, nadie les puede negar a estos tipos, que han rebasado ampliamente la cincuentena, su capacidad para reunir a un grupo tan heterog¨¦neo como el p¨²blico que les vio ayer en el Monte do Gozo. Hab¨ªa 30.000 dentro del recinto, pero, como el auditorio est¨¢ situado en la parte baja de la ladera del monte, desde lo alto tambi¨¦n se puede ver y escuchar, y all¨ª, sin pagar ni una peseta, se juntaron muchos m¨¢s. Por lo que parece, nadie sali¨® defraudado.
Babelia
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