El cementerio fractal de Saramago
La imagen de un cementerio la asociamos a una peque?a estructura cuadrada en la ladera pr¨®xima al pueblo, m¨¢s amplia en las ciudades, con l¨ªmites definidos, a veces tapiados, a veces abiertos como en los umbr¨ªos parques sajones, pero siempre una estructura fr¨ªa, poligonada. El lugar donde se guarda lo inanimado ha de tener, en nuestra sociedad, ese sereno encanto de lo exacto propio de la geometr¨ªa euclidiana. En un delicioso cap¨ªtulo de su novela Todos los nombres (Alfaguara, 1997), Jos¨¦ Saramago se inventa un cementerio que rompe ese canon de siglos: El Cementerio General. Contra lo establecido, el Cementerio General no es una estructura euclidiana sino fractal. Las estructuras fractales se caracterizan por no tener una medida definida. Un ejemplo es el de la frontera entre Espa?a y Portugal ?Cu¨¢nto mide? Pues depende de la escala que utilice. Si lo hace sobre su atlas obtendr¨¢ unos determinados kil¨®metros. Sobre su mapa de carretera, de escala algo mayor, la frontera ser¨¢ m¨¢s larga porque existen entrantes y salientes que habr¨¢ medido ahora y que no aparec¨ªan en su atlas. Y si, como el exc¨¦ntrico emperador chino que nos recre¨® Borges, utiliza un mapa de escala 1/1, es decir, si recorre paso a paso la frontera, no le quepa duda que la caminata ser¨¢ mucho m¨¢s larga de lo previsto. Las fronteras naturales tienen la geometr¨ªa propia de la naturaleza, la geometr¨ªa fractal. As¨ª tambi¨¦n el Cementerio General.
Seg¨²n Saramago, el Cementerio General comenz¨® con un n¨²cleo inicial, un recinto cuadradito donde el conservador ten¨ªa tiempo de organizar, con euclidiano esp¨ªritu, el lento ac¨²mulo de muertes del peque?o pueblo. Cuando se necesit¨® m¨¢s espacio, se trasladaron algunas de las primitivas tapias para seguir con el tedioso ordenamiento. Todo cambi¨® cuando el encargado, agobiado por el r¨¢pido incremento de decesos de la ciudad, sucumbe ante la imposibilidad de disponer las sepulturas seg¨²n el orden prescrito y opta por derribar las paredes dejando tan s¨®lo la fachada principal. Desbordada la lenta planificaci¨®n por el vertiginoso flujo de enterramientos, el cementerio comienza a crecer por diversos puntos, inicialmente protuberancias que se convierten m¨¢s tarde en dedos, en ramas que se extienden, sin que nadie las gu¨ªe, probablemente hacia los valles m¨¢s accesibles entre las colinas aleda?as. Algunas de esas ramas topan con las urbanizaciones que aparecieron en los alrededores. Sorteando esos obst¨¢culos, el cementerio avanza por las zonas de m¨ªnima presi¨®n urban¨ªstica, creando bifurcaciones de las primeras ramas de las que a su vez nuevas y nuevas bifurcaciones aparecer¨¢n, dando lugar, por un proceso de autoorganizaci¨®n a una estructura dendr¨ªtica con incontables entrantes y salientes, de dimensi¨®n fraccionaria. Un cementerio que "observado desde el aire, ... parece un ¨¢rbol tumbado, enorme, con un tronco corto y grueso, constituido por el n¨²cleo central de sepulturas, de donde arrancan cuatro poderosas ramas, contiguas en su nacimiento pero que despu¨¦s, en bifurcaciones sucesivas se extienden hasta perderse de vista, formando ... una frondosa copa en la que la vida y la muerte se confunden".
Condici¨®n imprescindible para generar esta estructura, como el propio Saramago genialmente intuye, es que la agregaci¨®n sea continua e irreversible, es decir, que en el Cementerio General est¨¦n todos los nombres, pues de otra manera, la fr¨ªa geometr¨ªa se hubiera perpetuado al reemplazar, como hacemos nosotros, los viejos por los nuevos difuntos.
El Cementerio General est¨¢ acorde con la entra?able historia de subversi¨®n que relata esa novela. Ciertamente, cuando el flujo de las ideas, de los avances sociales o t¨¦cnicos (o de las defunciones) es tan r¨¢pido que no puede ser asimilado por el orden establecido, la salida es revolucionaria. Algunos dir¨¢n, ca¨®tica. S¨®lo que ahora ese caos comenzamos a entenderlo y, como muestra el ejemplo de Saramago, un nuevo tipo de estructura resulta de la auto-organizaci¨®n, discutible en su eficacia, pero desde luego bella.
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