El Papa se despide de Polonia con la sugerencia de que tal vez regrese
El Papa Juan Pablo II se despidi¨® de Polonia, su tierra natal, tras una jornada apretad¨ªsima de actos: alarg¨® su visita cuatro horas. Visit¨® la ciudad de Gliwice, adonde ten¨ªa previsto ir el martes pero no pudo a causa de la gripe. Y se dirigi¨® a sus habitantes: "A un Papa tan pesado, que no viene cuando se le espera y se presenta cuando no est¨¢ previsto que lo haga, no se le puede aguantar". Y concluy¨®: "Me voy con la conciencia tranquila, pensando que me hab¨¦is perdonado, la pr¨®xima vez ya veremos".
La jornada del Papa incluy¨®, adem¨¢s de los actos programados como la misa en la catedral de Wawel (Cracovia) y la oraci¨®n ante la tumba de sus familiares, una visita a la ciudad de Gliwice y una escapada al santuario de Czestochowa. El Pont¨ªfice se disculp¨® ante los habitantes de Gliwice, a 130 kil¨®metros al noreste de Cracovia, por su ausencia del martes en el mismo tono coloquial con el que el d¨ªa anterior hab¨ªa dialogado con sus vecinos de Wadowice. Este s¨¦ptimo viaje del Papa a Polonia no ser¨¢ olvidado f¨¢cilmente ni por sus compatriotas ni por los cat¨®licos del mundo. Ha sido un periplo marcado por las alteraciones en el programa y por los accidentes sufridos por el Pont¨ªfice, que el s¨¢bado se hiri¨® en la cabeza al caerse en el ba?o de la Nunciatura de Varsovia y el martes hubo de guardar cama durante todo el d¨ªa por una fiebre gripal. Por si eso fuera poco, el Vaticano, obviamente a instancias del Papa, anunci¨® una visita rel¨¢mpago a Armenia antes del regreso a Roma, para cancelarla al d¨ªa siguiente a causa de la enfermedad de Juan Pablo II.
"Reg¨ªmenes totalitarios"
Tambi¨¦n en sus contenidos, este viaje ha sido absolutamente novedoso. Karol Wojtyla se ha revelado como un verdadero patriota polaco, recordando a todos los m¨¢rtires nacionales, desde las v¨ªctimas de los t¨¢rtaros y de los rusos blancos hasta las causadas por el nazismo y el comunismo, igualados ambos bajo la lapidaria definici¨®n de "reg¨ªmenes totalitarios". Pero ha mostrado tambi¨¦n el perfil personal de un Papa anciano decidido a romper los convencionalismos, que ha aligerado los discursos pastorales con largas improvisaciones.
Juan Pablo II se ha explayado con sus compatriotas, especialmente durante su visita del mi¨¦rcoles a su ciudad natal, Wadowice. Dejando a un lado el discurso oficial, record¨® en voz alta an¨¦cdotas de su adolescencia, desde su afici¨®n por los pasteles de crema que compraba en una pasteler¨ªa local, y que un d¨ªa le produjeron una indigesti¨®n, hasta sus actuaciones en el teatro local, sin olvidar la menci¨®n de nombres de amigos y vecinos. El tono no era el de un Pont¨ªfice convencional cuando pidi¨® a las masas, con una sonrisa: "No grit¨¦is tanto".
En su discurso de despedida en respuesta a las palabras del presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, Karol Wojtyla repiti¨® su veredicto favorable sobre la marcha de la Polonia democr¨¢tica y lament¨® no haber podido desplazarse a todos los rincones del pa¨ªs. "Os aseguro", dijo, "que en esp¨ªritu he estado en toda Polonia". "Al regresar al Vaticano no abandono mi tierra natal. Llevo conmigo la imagen de mi patria, desde el B¨¢ltico al Tatra", a?adi¨®. "Quiero aseguraros una vez m¨¢s que en mis pensamientos y en mis plegarias Polonia y los polacos ocupan un sitio especial. A vosotros, queridos hermanos y hermanas, os pido que me ayud¨¦is en el ministerio de Pedro hasta que la Divina Providencia me conceda completarlo".
El Papa polaco ha recibido una acogida entusiasta por parte de sus compatriotas. M¨¢s de ocho millones de personas (de una poblaci¨®n de unos 39 millones) han participado en las misas y diferentes actos religiosos del Pont¨ªfice en los 12 d¨ªas largos que ha durado este viaje.
En Lichen, donde se levanta un santuario gigantesco que estar¨¢ listo el a?o pr¨®ximo, Karol Wojtyla se ha encontrado con una monumental estatua de bronce que le dedican los polacos, enormemente orgullosos de que uno de sus compatriotas dirija hoy la Iglesia Cat¨®lica Romana.
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