?Regresa UV al pasado? J. J. P?REZ BENLLOCH
El dirigente de UV T¨¢rsilo Piles es probablemente uno de los tipos m¨¢s despiertos e imprevisibles del censo pol¨ªtico ind¨ªgena, una listeza que asume como cualidad gen¨¦rica de los vecinos de Tur¨ªs. No en balde ha sido este pol¨ªtico la pieza a batir mediante una reciente campa?a infame de descr¨¦dito, por lo aviesa e infundada. Alg¨²n d¨ªa, dicho sea de paso, debiera desvelar ¨¦l mismo las entretelas de la operaci¨®n de acoso y derribo a que se le someti¨® y que fue desactivada de manera tan ins¨®lita como rocambolesca. Ya no ha de servir de mucho, pero al menos ha de valer para que nadie se sienta impune cuando se arma de vilezas. Al margen de esta flor, la notabilidad de Piles acaba de acentuarse por la rareza de su dimisi¨®n como presidente provincial del partido y uno de sus hombres fuertes, si no el m¨¢s decisivo. Es ¨¦ste su modo de asumir la responsabilidad por el tantarant¨¢n electoral que ha padecido UV. No ha esperado a que le se?alen con el dedo como ya est¨¢n se?alados por los militantes de base otros mentores de ese colectivo que, sin embargo, no se sienten aludidos. ?A d¨®nde ir¨ªan si dejan este tajo o vicio que es la pol¨ªtica activa, la expectativa -en lo que les concierne- de reinstalarse en las poltronas? Nos hemos referido al citado dimisionario porque nos preguntamos qu¨¦ se soluciona o clarifica con su ejemplar y ejemplarizante partida. Y, por lo mismo, qu¨¦ ocurrir¨ªa si H¨¦ctor Villalba y Ferm¨ªn Artagoitia se sacudiesen las alpargatas. ?Acaso podemos creer que la cantera regionalista puede alumbrar nuevos valores pol¨ªticos capaces de reflotar el partido? Y, de supuestamente tenerlos, ?c¨®mo lo har¨ªan, mediante qu¨¦ brebaje ideol¨®gico recuperar¨ªan la feligres¨ªa que le ha vuelto la espalda? Sin duda, desempolvando el viejo discurso de la crispaci¨®n, del anticatalanismo como espantajo y, en suma, con el regreso al pasado, a las cavernas, de las que los l¨ªderes hoy cuestionados quisieron emanciparse, con la mala fortuna habida. Su funambulismo entre el ayer y el ma?ana merece un m¨ªnimo reconocimiento al coraje, a todas luces incomprendido por su clientela, tan bronca y primaria. La marcha de Piles es una suerte de penitencia personal por esta frustraci¨®n. En la derrota de UV han concurrido, obviamente, otros factores que los comentaristas han subrayado y que cualquier observador constatar¨¢. La liberaci¨®n traum¨¢tica de la impronta lizondista es uno de ellos; la labor de zapa del PP ha minado sin piedad la fr¨¢gil lealtad de las huestes y los cuatro a?os de coalici¨®n con los gobernantes, por abrupto que haya sido el idilio, se ha cobrado su peaje, ya que no se puede condenar sin pausa a los partidos estatales y, simult¨¢neamente, compartir mesa y mantel con el m¨¢s estatal de los partidos, excepci¨®n hecha del PSOE. Con tales desventuras y contradicciones, am¨¦n de la orfandad medi¨¢tica, no es raro que el votante anduviese m¨¢s mareado que un pato y optase por la opci¨®n m¨¢s segura, igualmente de derechas y, a la postre, no menos valenciana si hay que creer el valencianismo que los populares destilan, s¨®lo que en castellano. A pesar de la relevancia de esos factores rese?ados, tengo para m¨ª que el m¨¢s crucial de todos ellos ha sido el intento modernizador del mensaje regionalista, trufado de gui?os progresistas y elusivo en lo posible del conflicto ling¨¹¨ªstico. Ahora la tentaci¨®n que empieza a latir es la de exhumar aquella quincalla patri¨®tica que tantas vehemencias suscit¨® otrora y reconciliarse con la di¨¢spora de los adeptos. Una manera de autoinmolarse como otra. Pero ese espacio, adem¨¢s, ya no existe, o s¨®lo existe muy encogido y est¨¢ ocupado por los vocingleros de Sentandreu. ?Qu¨¦ hacer, pues? Lo tienen crudo, m¨¢s de lo que nadie pod¨ªa imaginar hace apenas unos d¨ªas. Deber¨ªa concluir anotando que me apena tal desenlace, pero se me pondr¨ªa cara de cocodrilo. UV ha sido una decantaci¨®n del involucionismo municipal de Valencia, y ya ni eso siquiera. Se propuso evolucionar y la operaci¨®n le ha salido rana a fuerza de querer ser y no ser a un tiempo. El PP le ha puesto la puntilla y no ser¨¦ yo quien se lo recrimine. Sospecho que Piles as¨ª lo ha entendido.
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