Campa?a marcada

La campa?a de la declaraci¨®n de la renta de este a?o, ¨²ltima antes de que se aplique el IRPF dise?ado por el Gobierno de Aznar, se inici¨® a primeros de mayo con el esc¨¢ndalo Aguiar-Huguet y con una huelga de los cuerpos de gesti¨®n de Hacienda; ayer se cerr¨® el plazo para presentar las declaraciones positivas, que por t¨¦rmino medio afecta a unos cuatro millones de contribuyentes, con otra huelga de empleados de la Agencia Tributaria, convocada esta vez por tres sindicatos. Pues bien, ni el caso de los dos cargos de Hacienda de la ¨¦poca socialista que resultaron tener cuentas en Suiza alimentadas desde el despacho de abogados que trabajaba para el grupo Torras-KIO ni las huelgas convocadas para mayor molestia de los contribuyentes han merecido mayores explicaciones del secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa. Los responsables oficiales se han limitado a ver pasar los anuncios de paro como quien mira el tren, y sobre el esc¨¢ndalo de Aguiar y Huguet se han limitado a proclamar con solemnidad que "aqu¨ª y ahora no pasa nada". Una declaraci¨®n que, lejos de infundir credibilidad, inquieta m¨¢s si cabe a la ciudadan¨ªa, sobre todo despu¨¦s de conocer algunas ramificaciones del grupo Aguiar-Huguet activas hasta hace unos meses. La gesti¨®n tributaria en los dos ¨²ltimos a?os ha conseguido, pese a todo, ampliar y mejorar los servicios al contribuyente. La declaraci¨®n por tel¨¦fono, la informaci¨®n sobre los datos disponibles en Hacienda o la reducci¨®n del plazo de devoluciones -este a?o empez¨® en mayo- son logros incuestionables. Pero la gesti¨®n pol¨ªtica de Costa no ha logrado ordenar el caos de la Agencia, aliviar los enfrentamientos internos, reducir los costes de personal ni convencer a los contribuyentes de que existe una estrategia clara contra el fraude fiscal que garantice la equidad.

El error m¨¢s grave es que se ha transmitido a la opini¨®n p¨²blica la idea de que la Agencia es un instrumento pol¨ªtico al servicio del Gobierno. El desliz pol¨ªtico cometido por Costa y secundado por el presidente del Gobierno al acusar de amnist¨ªa fiscal encubierta al Ejecutivo anterior, sin pruebas ni argumentos, se volvi¨® en contra de los acusadores cuando el director de la Agencia, Jes¨²s Bermejo, fue sorprendido, con nocturnidad y sin motivo, rebuscando expedientes que no se hab¨ªan entregado a la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n. La diligencia nocturna de Bermejo (dirigida por el propio Costa, seg¨²n versiones no del todo aclaradas) nunca se ha explicado satisfactoriamente ni se ha sabido nada del expediente que anunci¨® el secretario de Estado. El Gobierno tampoco ha reconocido que su acusaci¨®n de amnist¨ªa fiscal fraudulenta era una insidia. ?stos son los detalles que se graban en la memoria ciudadana y socavan la credibilidad en las instituciones garantes de la justicia fiscal, y son los que la Hacienda de este Gobierno desprecia o es incapaz de controlar.