La zona en la que se desplegar¨¢ el contingente espa?ol est¨¢ envuelta en un estallido de violencia
Con el regreso a cuentagotas de los primeros refugiados, la ciudad de Pec empieza a recobrar la vida. Pero con ella vuelven tambi¨¦n los incidentes y su multiplicaci¨®n. Algo que las tropas de la OTAN parecen incapaces de atajar en un presagio de que a la paz de los cementerios puede seguir un nuevo estallido de violencia. Pec est¨¢ bajo control de las tropas italianas y es la zona a la que se incorporar¨¢n los 1.200 soldados espa?oles de la fuerza internacional de pacificaci¨®n (Kfor) y cuyo grueso parti¨® ayer de los puertos de Almer¨ªa y Valencia. Los incidentes se multiplican: quema de casas, tiroteos, secuestros, minas...
Ayer, a primera hora de la tarde, las llamas consum¨ªan una de las pocas casas de Pec que segu¨ªan en pie. Tras una fuerte explosi¨®n, quiz¨¢ una granada o un c¨®ctel m¨®lotov, se inici¨® un incendio que devor¨® en pocos minutos el inmueble. Los soldados italianos de la brigada multinacional en la que est¨¢n integrados los espa?oles acudieron con un carro de combate y dos blindados de transporte de tropas. Les faltaba, sin embargo, lo m¨¢s adecuado a las circunstancias: un coche de bomberos. As¨ª que se limitaron a cortar el tr¨¢fico y apartar a los curiosos. Eran, seg¨²n los soldados de la Kfor, cartuchos de munici¨®n que almacenaba un vecino serbio propietario del edificio. La casa incendiada se encontraba junto a una mezquita, a la salida de Pec hacia el monasterio ortodoxo, distante dos kil¨®metros. Tras sus muros, protegidos por las tropas aliadas, estaban refugiados 150 serbios, a los que ayer se sumaron otros tantos llegados desde Montenegro. El metropolitano ortodoxo de Pec, equivalente al obispo cat¨®lico, el pope Filoquio, que se ha convertido en el ¨²nico interlocutor de su comunidad, se queja de que "antes eran los paramilitares serbios los que quemaban las casas, ahora lo hace el ELK [Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo]".
El religioso, que no abandona nunca su transmisor de radio, recibe la noticia de que la aldea de Ciga est¨¢ ardiendo. "He avisado tres veces al mando de la Kfor de que esto iba a ocurrir, la ¨²ltima esta misma ma?ana, y no han mandado ni un solo soldado para evitarlo", afirma indignado. "Los italianos son muy lentos, demasiado lentos, he hablado con el coronel espa?ol y espero que la situaci¨®n mejore cuando lleguen los espa?oles", agrega.
De improviso, un sacerdote se presenta en la sala con dos mujeres de unos 40 a?os, visiblemente nerviosas. Una de ellas, con el rostro desencajado, asegura que su marido, Laliz Spasoje, fue secuestrado el viernes y que ella ha pasado estos d¨ªas encerrada en su casa, mientras los milicianos del ELK buscaban a otros seis serbios que se han ocultado en un edificio contiguo. La segunda es una vecina que cuenta que los albaneses han entrado en su apartamento e intentado violarla. El pope hace de traductor de su relato para el capit¨¢n y los siete soldados italianos que acuden finalmente al monasterio.
Presencia del "maligno"
La fiebre destructora que ha arrasado su ciudad es, para el pope, una manifestaci¨®n "del maligno, del esp¨ªritu del infierno, que siempre es el mismo", aunque a veces se encarne en los chetniks (radicales serbios) y otras en el ELK. En todo caso, no tiene ninguna duda de que el origen de la tragedia est¨¢ en la rebeli¨®n de los albaneses y de que Kosovo ser¨¢ siempre Serbia, porque es la cuna de su cultura y eso, a su juicio, no puede cambiar. La lista de incendios, secuestros y asesinatos que desgrana el metropolitano es tan prolija como dif¨ªcil de comprobar. Por eso, resulta dif¨ªcil entender su apoyo a la repatriaci¨®n de 70 serbios organizada el lunes por la brigada multinacional, cuyos beneficiarios segu¨ªan ayer recluidos en la f¨¢brica de la empresa Zastava, reconvertida en cuartel. "La situaci¨®n es muy peligrosa para los serbios y los mandos de Kfor no la conocen bien, por lo que quiz¨¢ sea una decisi¨®n precipitada, pero, si no vuelven, perder¨¢n su casa y estar¨¢ todo acabado", se justifica.
Desde ayer, estos 70 serbios tienen unos extra?os compa?eros de alojamiento: un centenar de ex combatientes del ELK. Italianos y espa?oles los condujeron all¨ª tras un incidente que se produjo el lunes por la noche a s¨®lo 50 metros del hotel donde se ha instalado el Estado Mayor de la brigada. La columna con los ex guerrilleros, que hab¨ªan sido desmovilizados en Albania y se dirig¨ªan a sus localidades de origen, fue interceptado por un control del ELK local, que pretend¨ªa realistarlos a la fuerza.
El general italiano Mauro del Vecchio y el coronel espa?ol Vicente D¨ªaz de Villegas, consiguieron finalmente convencer a los guerrilleros, con el apoyo persuasivo de dos secciones de blindados, de que dejaran en paz a sus antiguos compa?eros de armas. Como contrapartida, tuvieron que entregarles los 13 veh¨ªculos militares, con matr¨ªcula suiza, en que viajaban los desmovilizados y devolverles las armas que inicialmente les hab¨ªan sido requisadas. En esas circunstancias, los mandos de Kfor estimaron que la entrega de las armas no era prioritaria y ya se realizar¨ªa seg¨²n los dispuesto en el acuerdo firmado con el ELK.
No fue el ¨²nico incidente de la noche, ni el m¨¢s grave. Un convoy italiano, que hac¨ªa la ruta entre Pristina y Pec, fue tiroteado por unos desconocidos, que no causaron da?os personales ni materiales de importancia y se dieron a la fuga despu¨¦s de que los militares repelieran la agresi¨®n, abandonando un rifle autom¨¢tico y una pistola. El ataque se produjo cerca de Klina, una de las dos localidades que ayer inspeccionaron los militares espa?oles para buscar alojamiento al batall¨®n de la Legi¨®n. Dentro de la zona bajo responsabilidad de la brigada, pero m¨¢s al sur, en Yahoc, la explosi¨®n de una mina seg¨® la vida a un ni?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Mauro del Vecchio
- Vicente D¨ªaz de Villegas
- Legi¨®n espa?ola
- Declaraciones prensa
- Yugoslavia
- KFOR
- ELK
- Pol¨ªtica defensa
- OTAN
- Misiones internacionales
- Fuerzas especiales
- Guerra Kosovo
- Fuerzas internacionales
- Serbia
- Ej¨¦rcito espa?ol
- Kosovo
- Fuerzas armadas
- Refugiados
- V¨ªctimas guerra
- Seguridad privada
- Guerrillas
- Pol¨ªtica exterior
- Defensa
- Grupos terroristas
- Gente