Sin pistas sobre el "asesino del tren"
El FBI emprende una intensab¨²squeda para localizar al presunto autor de ocho cr¨ªmenes.
El FBI lo llama Operaci¨®n Parar el Tren, otorgando a la caza humana un tinte peliculero. Tratan de capturar a un tal Rafael Resendez Ram¨ªrez, alias Jos¨¦ ?ngel Mangele, o Antonio Mart¨ªnez, o 28 nombres m¨¢s con los que se ha paseado por Estados Unidos en un viaje sanguinario que los programas informativos siguen con devoci¨®n apasionada. "Cierren bien las puertas y ventanas", recomiendan los presentadores a los habitantes de los lugares en los que alguien cree haber visto a Ram¨ªrez. Al ¨²ltimo asesino en serie de la factor¨ªa americana se le conoce como el asesino del tren: durante 20 a?os ha recorrido el pa¨ªs de punta a punta agazapado en los vagones de mercanc¨ªas. Se ha movido siempre por los alrededores de las estaciones o de las ciudades atravesadas por las v¨ªas. Los ocho asesinatos que la polic¨ªa le atribuye fueron cometidos siempre a pocos metros de un carril de tren.
Ahora, Ram¨ªrez se codea con Usama Bin Laden en la lista de los fugitivos m¨¢s buscados por el FBI, en la que es el autor del mayor n¨²mero de cr¨ªmenes en suelo norteamericano.
En los carteles, el FBI informa: "Debe ser considerado armado y sumamente peligroso", y lo advierte as¨ª, en espa?ol, porque lo poco que saben es que naci¨® en Puebla (M¨¦xico), que no pasa de 1,70 metros de estatura y que se hace pasar por "jornalero y obrero migratorio". Trabajador ilegal, por decirlo sin eufemismos.
La polic¨ªa no tiene pistas y, lo que es peor, seg¨²n los expertos, no sabe por qu¨¦ mata: no hay motivos, no roba y no escoge a sus v¨ªctimas por edad o por condici¨®n. El doctor Ronald Weiner, experto en criminolog¨ªa de la American University, ha explicado a este peri¨®dico que los asesinos en serie se dividen entre "misionarios y depredadores: los primeros dejan su firma en el crimen, pero los otros matan sin normas y est¨¢n siempre a la caza", dice Weiner.
Asegura la polic¨ªa que Ram¨ªrez est¨¢ a punto de volver a matar, pero a esa conclusi¨®n han llegado m¨¢s por l¨®gica que por pericia: el asesino ha cometido sus ¨²ltimos cr¨ªmenes a raz¨®n de uno por mes, con una cadencia uniforme. Pagan 125.000 d¨®lares (20 millones de pesetas) a quien pueda dar una pista sobre su paradero.
De momento, s¨®lo hay un hilo del que tirar. Ram¨ªrez pudo haber cometido el error que la polic¨ªa espera en un caso como ¨¦ste: se comunic¨® con familiares que residen en Lexington (Kentucky), que luego dieron "informaci¨®n importante" a la polic¨ªa. "?Est¨¢ localizado?", pregunt¨® un periodista al portavoz del FBI. "Est¨¢ en alg¨²n lugar de EE UU, Canad¨¢ o M¨¦xico", respondi¨® el agente, sin ¨¢nimo de hacer un chiste.
De sus cr¨ªmenes se relatan los detalles m¨¢s insanos: a una profesora de Houston la mat¨® a golpes con una piedra junto a la v¨ªa del tren; otra v¨ªctima en ese Estado fue asesinada con un picador de hielo, y a una pareja que resid¨ªa junto a la estaci¨®n la mat¨® de disparos en la cabeza mientras dorm¨ªa en su habitaci¨®n. Uno de los casos es especialmente s¨¢dico: una mujer fue pateada, apu?alada y violada, felon¨ªas cometidas en ese orden. La polic¨ªa recuerda constantemente que hay otra v¨ªctima que tambi¨¦n fue violada despu¨¦s de haber sido asesinada.
Lo que m¨¢s irrita al FBI es que Ram¨ªrez deja huellas de elefante en los lugares del delito. Los investigadores m¨¢s reputados dicen que ah¨ª radica el error de la polic¨ªa: a un asesino en serie no se le captura por las pistas que deja, sino por la personalidad que muestra. Por eso, Clarice Starling / Jodie Foster tiene que pedir consejo a Hannibal Lecter/ Anthony Hopkins para capturar a su asesino en serie.
La televisi¨®n est¨¢ mostrando ahora el mismo entusiasmo que el p¨²blico apunt¨® por El silencio de los corderos o por Seven. La fascinaci¨®n que aqu¨ª se siente por relatos como el de Ram¨ªrez tiene su l¨®gica, seg¨²n el crimin¨®logo Ronald Weiner: "La cultura americana es fundamentalmente violenta. Este pa¨ªs se fund¨® con violencia y se form¨® con violencia, y por eso nos atrae". Seg¨²n Weiner, a los norteamericanos les fascinan los criminales y los cr¨ªmenes: "Los asesinos en serie son como el tibur¨®n blanco, porque te aterrorizan, pero al mismo tiempo te sientes atra¨ªdo por el incre¨ªble poder de la bestia".
El FBI dice que Ram¨ªrez les lleva "cuatro d¨ªas de ventaja", y reconocen que ahora mismo lo ¨²nico que pueden hacer es lo mismo que los presentadores de televisi¨®n: recomendar a la gente que cierre bien las puertas y ventanas.
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