Me acuerdo JOSEP M. MU?OZ
En 1978, el mismo a?o en que se edit¨® su excelente novela La vida. Instrucciones de uso (recientemente traducida al catal¨¢n, en una premiada versi¨®n), Georges Perec publicaba un libro at¨ªpico, de una calidad literaria que nada tiene que envidiar a su indudable inter¨¦s sociol¨®gico e hist¨®rico. Dada su peculiar estructura, el volumen no pod¨ªa titularse m¨¢s que Je me souviens: en efecto, el libro est¨¢ conformado por cerca de 500 recuerdos que empiezan todos con la misma frase, "me acuerdo". Recuerdos que Perec fecha entre sus 10 y sus 25 a?os de edad, es decir, entre 1946 y 1961, y que permiten reconstruir, a manera de atlas topogr¨¢fico, la educaci¨®n sentimental de toda una generaci¨®n de franceses crecidos en la posguerra mundial. Porque a pesar de que el libro contiene algunos, escasos, recuerdos personales ("me acuerdo de que mi abuelo ten¨ªa un 11 CV con la matr¨ªcula 7070 RL2", es uno de los primeros), se trata, sobre todo, de una recopilaci¨®n basada en el siguiente principio: "Tratar de encontrar un recuerdo casi olvidado, no esencial, banal, com¨²n si no a todos, al menos a muchos". Son, pues, recuerdos de "las cosas comunes", que se refieren a un mundo compartido, socializado por la escuela, la canci¨®n, el cine, el deporte (el f¨²tbol, el tenis, y, ?c¨®mo no!, el ciclismo), la literatura, la m¨²sica de jazz, el music-hall, la publicidad y la radio -sin olvidar, claro est¨¢, la pol¨ªtica-. En una misma p¨¢gina, conviven recuerdos como "me acuerdo de Malcolm X" y "me acuerdo de que a Stendhal le gustaban las espinacas", o "me acuerdo del incendio del drugstore de los Champs ?lys¨¦es" y "me acuerdo del saxofonista Barney Willem". En suma, toda una serie de vivencias, de recuerdos escolares, de retazos de memoria colectiva, de reminiscencias de la vida cotidiana que tienen valor precisamente por no ser individuales e intransferibles. As¨ª, el mapa que trazan los recuerdos de Perec -en ocasiones dif¨ªcil de recorrer para quien no est¨¢ familiarizado con la ¨¦poca- ilumina con bastante precisi¨®n la formaci¨®n de un ciudadano franc¨¦s, esa creaci¨®n de la Rep¨²blica ilustrada y jacobina que hace (?hac¨ªa?) que todos o, al menos, la inmensa mayor¨ªa se conviertan, por encima de sus distintos or¨ªgenes familiares y geogr¨¢ficos (polaco, creo recordar, el de Perec), en ciudadanos nacionalmente, culturalmente, franceses. Aunque se ha subrayado poco, pese a que el propio autor lo mencionaba expl¨ªcitamente en la introducci¨®n, la f¨®rmula repetitiva y sistem¨¢tica de Je me souviens se inspiraba directamente en un libro titulado I remember, obra de un artista norteamericano, Joe Brainard, hoy completamente olvidado. Brainard hab¨ªa nacido en 1941 en Arkansas y se cri¨® en Tulsa, Oklahoma, antes de partir hacia Nueva York, donde muri¨® en 1994. Pintor que no lleg¨® a triunfar a pesar de su ambici¨®n, fue conocido sobre todo como dibujante y autor de collages, al tiempo que se relacion¨® estrechamente con una serie de poetas de la escuela de Nueva York con los que particip¨® en diversas obras colectivas. Lector voraz, a principio de los setenta se puso a escribir sus recuerdos personales. Sus I remember -cerca de 1.500, recopilados en forma definitiva en un volumen aparecido en 1975 y que Perec conoci¨® a trav¨¦s de unos amigos comunes-, son, sin embargo, muy distintos a los del escritor franc¨¦s. En ellos se nos aparece por encima de todo, casi exclusivamente, el mundo interior del artista, centrado en una infancia mediocre y no particularmente feliz y, de forma reiterada e incluso obsesiva, en su homosexualidad de eterno adolescente. Una autobiograf¨ªa ¨ªntima, hecha como sus collages de retales distintos, franca y al tiempo algo ingenua, s¨®lo levemente nost¨¢lgica, escrita en un estilo repetitivo que Brainard atribu¨ªa a su ferviente lectura de Gertrude Stein. El libro de Brainard fue reeditado en 1995 por Penguin gracias al inter¨¦s de otro escritor, Paul Auster, quien no hab¨ªa conocido personalmente al artista pero
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