Espa?a intenta que Marruecos acepte emitir en su televisi¨®n una campa?a contra las pateras
Una patera naufraga en el Estrecho. Sus pasajeros, 20 o 30 africanos que quisieron emigrar, se hunde sin m¨¢s testigos que su propio miedo. Algunos cad¨¢veres, r¨ªgidos e hinchados, aparecen d¨ªas despu¨¦s en la orilla de Tarifa o en la de T¨¢nger. No llevan documentaci¨®n. Son enterrados en cualquier cementerio, sin l¨¢pida y sin l¨¢grimas. No se conoce una tragedia m¨¢s silenciosa. No hay datos -ni oficiales ni oficiosos- de cu¨¢ntos inmigrantes africanos pierden la vida intentando ganarla en Europa. Marruecos guarda silencio. El Gobierno espa?ol est¨¢ presionando al de Rabat para que autorice la emisi¨®n de una campa?a publicitaria en televisi¨®n sobre los peligros de la emigraci¨®n en pateras. A¨²n no hay acuerdo.
A cualquier pa¨ªs le averg¨¹enza reconocer que sus ciudadanos son capaces de arriesgar la vida y perderla por tal de huir de su tierra. Los espaldas mojadas en M¨¦xico, los balseros en Cuba, los hombres y las mujeres de las pateras en Marruecos. Un informe presentado la pasada semana en Almer¨ªa por Atime, la asociaci¨®n de trabajadores marroqu¨ªes en Espa?a, expone la situaci¨®n con toda su crudeza: "Uno de los puntos m¨¢s dolorosos de esta tragedia es el silencio por parte del Gobierno marroqu¨ª ante un hecho que est¨¢ minando a su poblaci¨®n m¨¢s joven. Las estad¨ªsticas desde Marruecos no llegan. Ni por parte de las autoridades ni de los medios de comunicaci¨®n; tanto unos como otros ocultan las estad¨ªsticas, y cada d¨ªa llegan m¨¢s cad¨¢veres a las playas". "Lo cierto es", contin¨²a el informe, "que tras meses de espera sin ninguna informaci¨®n, las madres y esposas marroqu¨ªes recurren a las asociaciones de defensa de los derechos humanos en busca de pistas de los desaparecidos. La contrapartida adversa en Espa?a es que muchas veces los muertos son enterrados con pocas posibilidades de que se haga ning¨²n esfuerzo para localizar a sus familiares. En muchos casos, porque se han visto obligados a entregar toda su documentaci¨®n al patr¨®n del barco para que, en caso de que fueran interceptados, no queden pistas para poder destapar la red mafiosa. Son muertos dif¨ªcilmente identificables".
El Gobierno espa?ol, aunque no p¨²blicamente, comparte la preocupaci¨®n de la organizaci¨®n no gubernamental. De ah¨ª que desde el Ministerio del Interior se est¨¦ intentando convencer a las autoridades marroqu¨ªes para que emitan los anuncios en televisi¨®n. "S¨®lo se trata", explic¨® a este peri¨®dico un alto cargo de Interior, "de informar; de hacer ver a los j¨®venes marroqu¨ªes que los datos que les facilitan las mafias que se dedican al tr¨¢fico de hombres son falsos: ni es tan f¨¢cil llegar a Espa?a en una barca peque?a a trav¨¦s del Estrecho ni tampoco tienen garantizado un trabajo a su llegada".
El informe de Atime asegura que Tetu¨¢n, Larache, Kenitra, T¨¢nger, Alhucemas, Ceuta y Melilla son los lugares desde donde m¨¢s viajes en patera se realizan hacia las costas espa?olas. Aunque a veces -para contrarrestar la vigilancia de la Gendarmer¨ªa Real en las playas del norte- tambi¨¦n se parte de playas del Atl¨¢ntico situadas a 150 kil¨®metros al sur del Estrecho. "Conseguir un visado a Espa?a o a cualquier otro pa¨ªs de Europa", se?ala el estudio, "es un proceso demasiado lento. La mayor parte de las veces no se consigue nada y por eso la gente se somete a las mafias, que tienen todo un variado men¨² de pasajes".
?stos son los datos ofrecidos por Atime, que este peri¨®dico pudo confirmar entre varios j¨®venes marroqu¨ªes que consiguieron llegar a Espa?a en patera y un marinero experto en este tipo de viajes: Las mujeres y los m¨¢s j¨®venes -casi ni?os- pagan lo mismo, no hay descuentos. La opci¨®n m¨¢s barata -unas 250.000 pesetas- s¨®lo incluye el viaje sin m¨¢s compromiso que el desembarco. La m¨¢s cara -hasta medio mill¨®n de pesetas- incluye la promesa del traslado hasta el norte de Espa?a o alg¨²n pa¨ªs europeo.
A veces, una y otra opci¨®n incluyen el mismo enga?o: los patrones de la patera se limitan -amparados por la oscuridad de la noche y el despiste de los inmigrantes- a navegar un rato para luego dejarlos en otro punto de la costa marroqu¨ª, asegur¨¢ndoles que se trata de Espa?a. Otras veces los dejan a una milla de la costa espa?ola, oblig¨¢ndolos a nadar para alcanzar la orilla, sin reparar que muchos de ellos no saben mantenerse a flote, gente de interior que nunca ha visto el mar.
Si el mar es bueno, los patrones de la patera intentan volver a Marruecos. La recompensa es doble. Por un lado, reciben el salario por un encargo tan siniestro -de 200.000 a 500.000 pesetas- y adem¨¢s se pueden quedar con la patera y el motor fuera borda. Una se?al de la generosidad de "los nuevos negreros del siglo XX", en expresi¨®n de Amalia G¨®mez, secretaria de Asuntos Sociales, para con sus empleados m¨¢s fieles.
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